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La silenciosa huida de los padres de Asma al Assad: de su casa londinense a Moscú

La casa de fachada marrón con ventanas victorianas y un jardín meticulosamente cuidado en North Acton, al oeste de Londres, se encuentra ahora desierta. Hasta hace una semana, era el hogar de Fawaz Akhras y Sahar Otri, padres de Asma al Assad , la polémica primera dama de Siria y esposa del depuesto presidente Bashar alAssad. El vecindario, acostumbrado a la discreta presencia del doctor Akhras, notó su repentina desaparición justo cuando los rebeldes sirios avanzaban hacia Damasco . Desde entonces, la vivienda permanece cerrada, y su futuro es incierto, al igual de quienes fueran sus ocupantes durante años.El doctor Fawaz Akhras , un cardiólogo prestigioso y respetado en la exclusiva Harley Street de Londres, la calle de las clínicas más caras de la capital británica, había vivido en esa casa durante décadas con su mujer. Nacido en Siria, logró construir una carrera destacada en el Reino Unido, donde trabajó en el prestigioso Cromwell Hospital y ejerció como director de la Sociedad Sirio-Británica, una organización destinada a fortalecer las relaciones entre ambos países.Aunque sus actividades profesionales continuaban, su familia mantuvo un perfil bajo desde el inicio de la guerra civil siria hace más de una década. Su esposa, Sahar Otri, una diplomática siria retirada, había dejado de ser vista en el barrios hacía ya meses, y los vecinos, citados por la prensa local, aseguran que el doctor Akhras pasaba largas temporadas solo en la vivienda familiar.Noticia Relacionada estandar Si Refugiados de ida y vuelta tras la caída de Al Assad rOSALÍA sÁNCHEZ | cORRESPONSAL EN bERLÍNLos vecinos describen a la pareja como reservada y cautelosa . Desde el inicio del conflicto en Siria, se volvieron casi invisibles, evitando llamar la atención. Sin embargo, a medida que el régimen de su yerno colapsaba y se intensificaban los rumores de que Bashar al Assad y su familia habían huido a Rusia, los Akhras también desaparecieron de su residencia londinense. La puerta negra de su casa permanece cerrada, y ningún rastro de vida se percibe tras las cortinas cerradas.Entre dos mundosLa historia de Asma al Assad, su hija, es un reflejo de este contraste entre dos mundos: el Londres acomodado y liberal donde creció y el régimen represivo que llegó a representar como primera dama de Siria. Nacida en 1975 en Londres, Asma fue educada en el prestigioso Queen\'s College de Marylebone , donde sus padres invirtieron grandes sumas de dinero para garantizarle una formación de élite.Imagen de archivo de la entrada de la casa de los Akhras, suegros de Al Assad REUTERSDesde temprana edad mostró una inteligencia sobresaliente, que la llevó a obtener un título en Ciencias de la Computación y Literatura Francesa en el King\'s College de Londres en 1996. Su carrera en la banca de inversión la llevó a trabajar para gigantes como Deutsche Bank y JPMorgan , donde destacó como una brillante ejecutiva en el mundo financiero.Todo cambió cuando conoció a su futuro esposo a mediados de la década de 1990, cuando ambos vivían en la capital británica, donde ella se había criado y él estudiaba oftalmología en el Western Eye Hospital, antes de ser llamado de regreso a Siria tras la muerte de su hermano mayor, Bassel, quien era el heredero político designado por su padre, Hafez al-Assad.Bashar y Asma al Assad en Nueva Deli, en 2008 AFPSegún varias fuentes, el encuentro inicial entre ambos fue casual y se desarrolló a través de conocidos comunes dentro de la comunidad siria en Londres. Aunque mantuvieron contacto durante un tiempo, su relación se fortaleció cuando Bashar asumió su papel como heredero político y empezó a prepararse para liderar Siria. Asma dejó entonces su carrera en la banca para mudarse al país de origen de sus padres en el año 2000, cuando Bashar asumió la presidencia tras la muerte de su padre, Hafez al Assad. Se casaron ese mismo año en una ceremonia privada.Fue una unión inesperada. Ella, una mujer criada en un entorno liberal y cosmopolita; él, un heredero del poder absoluto de uno de los regímenes más autoritarios del mundo árabe. La pareja se trasladó a Damasco y rápidamente formaron una familia con dos hijos y una hija.Durante sus primeros años como primera dama, Asma cultivó una imagen de mujer moderna y sofisticada. Lucía ropa elegante, sin velo, muy europea, y se mostraba en público con una actitud segura y carismática. Su rostro se convirtió en un símbolo de progreso para un país que, al menos en la superficie, parecía buscar una apertura hacia Occidente. En 2010, la revista \'Vogue\' le dedicó un extenso artículo titulado \'Una rosa en el desierto\', en el que la describían como «la primera dama más magnética y fresca» de Oriente Medio. Su figura contrastaba con la imagen tradicional de las esposas de otros líderes árabes y reforzaba la narrativa de un régimen aparentemente reformista .Sin embargo, esa imagen cuidadosamente construida se derrumbó cuando en 2011 estalló la guerra civil en Siria. El régimen de Bashar al-Assad respondió con una brutal represión y sumió al país en un conflicto devastador. El mundo entero fue testigo de los horrores de una guerra interminable que dejó cientos de miles de muertos y millones de desplazados. Las acusaciones de crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos se acumularon contra el régimen.La transformaciónEn ese contexto, la figura de Asma se transformó. De ser una estrella en el firmamento político internacional pasó a convertirse en un símbolo del poder despiadado y la corrupción. Su papel cambió radicalmente cuando asumió el control de gran parte de la economía siria mediante una compleja red de comités y políticas que supervisaban desde la distribución de alimentos hasta el acceso a internet. Bajo su control también quedó la gestión de la ayuda humanitaria internacional, que repartía de manera selectiva, reforzando el poder del régimen incluso en medio de la guerra.Los medios internacionales comenzaron a llamarla \'Lady Macbeth\', una comparación que subrayaba su transformación de banquera prometedora a figura clave en un régimen brutal. En 2012, tras una oleada de críticas globales, \'Vogue\' retiró el artículo que alguna vez la había ensalzado. A pesar de ello, Asma continuó apareciendo en reuniones diplomáticas y eventos internacionales, intentando rehabilitar su imagen, aunque sin éxito. Ahora está exiliada en Rusia, mientras en Londres, la antigua casa de sus padres, en paradero desconocido, permanece en silencio.

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