Que en el año que Javier Milei lleva en la Casa Rosada haya comenzado a mejorar el cuadro macroeconómico y financiero argentino no es ninguna sorpresa, dados los recortes del gasto público que el nuevo presidente había prometido aplicar y ciertamente ha aplicado (estaba claro que la motosierra no iba a ser solo un emblema de la campaña electoral). Lo sorprendente es que en este año no haya habido conflictividad callejera: algunos sectores han protestado, como las universidades, pero ni los sindicatos ni el kirchnerismo , que en cierta medida vienen a ser lo mismo, han protagonizado ninguna gran movilización. Además, aun estando su partido en minoría absoluta en el Congreso Nacional, Milei ha mostrado habilidad política para sacar adelante una considerable parte de su programa de choque. Con una aprobación hoy superior al 50%, su objetivo es mantener esta situación hasta las elecciones legislativas de octubre de 2025, en las que espera recabar mayores apoyos y con ello quizás ahondar aún más en su aversión al estado.En diciembre de 2023, cuando Milei llegó a la presidencia de Argentina , la inflación mensual era del 25%, elevando la cifra anual al 211,4%; este diciembre de 2024 podría cerrar con una inflación del 2,5%. El menor incremento de los precios es algo que los ciudadanos indudablemente notan, y aunque la actividad económica a lo largo de este año ha caído por el adelgazamiento de la propia Administración (el FMI estima un descenso del PIB en un 3,5%), la perspectiva hacia delante mejora (el FMI prevé que la economía crezca el próximo año un 5%). La sensación de avanzar en un cambio a mejor parece haber calado entre la población, desarmando posibles movilizaciones en contra. La pobreza siguió creciendo a comienzos de año, llegando al 54,9% de los argentinos, pero ahora estaría de nuevo en descenso, situándose en torno al 44,6% en el cuarto trimestre. Muchos argentinos aceptaron que el cambio iba a ser doloroso y todavía compran que la recuperación va a llegar. Que la calle siga tranquila dependerá del tiempo que esta se demore.Por de pronto, el kirchnerismo tiene problemas internos que le distraen de capitalizar cualquier descontento. La reactivación de causas judiciales contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner , inhabilitada para ejercer cargos públicos (caben apelaciones, pero acaba de haber una condena ya en segunda instancia), muestran el callejón en el que ese movimiento político ha entrado al no buscar la renovación e insistir en el liderazgo de la expresidenta. Ese inmovilismo ha propiciado algunos reajustes de sectores marginales del peronismo buscando un acomodo con el oficialismo de Milei. Su sostenida popularidad –en este año de mandato no ha bajado de una aprobación del 45% y en el último mes ha superado el 50%– invita más bien a ciertos operadores a colaborar con sus políticas.Noticia Relacionada estandar Si Milei asume la presidencia de Mercosur con fuertes críticas hacia el bloque: «Ha sido un escollo para el progreso de los argentinos» Guadalupe Piñeiro Michel «Este modelo está agotado. Busquemos una nueva fórmula sin anteojeras ideológicas», expresó MileiEl haber comprendido que era mejor sumar aliados, tras un arranque de choque frontal que encalló su programa de máximos, ha permitido a Milei ganar respetabilidad, de forma que esa moderación encontrada le ha ayudado a mantener la aceptación social. Es posible que siga en esa actitud a la espera de las legislativas de 2025, en las que se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Si su partido, La Libertad Avanza, se dispara en presencia parlamentaria, entonces Milei podría estar tentado a apretar el acelerador. Pero la situación económica que haya entonces tanto decidirá el voto ciudadano como condicionará la política del Gobierno. Queda un año y a Milei también se le pueden torcer las cosas, no solo en la economía, también la política: su ruptura con la vicepresidenta Victoria Villarruel ; sus reacciones desabridas en el entorno gubernamental (como el despido de la ministra de Exteriores Diana Mondino), y el poder que concentra su hermana y «número dos», Karina Milei , advierten que las crisis políticas también pueden sobrevenir.