Opinión del Lector

La trampa de la pobreza y la política de destrucción de ingresos

El gobierno argentino del presidente Javier Gerardo Milei ha llevado a cabo un programa puramente financiero que intenta sostener un superávit primario persistente que, junto con una política cambiaria muy rígida, opere como un ancla para bajar la inflación y reducir las expectativas inflacionarias en el futuro.



Una de las consecuencias directas de este programa financiero libertario, ha sido una brutal reducción de los ingresos salariales y previsionales de los argentinos. Básicamente, porque la inflación acumulada en los seis meses del presente año 2024, ha golpeado duramente a los ingresos que, por un lado, no han crecido en la misma tasa real que los precios de los bienes, y por otro lado, se ven afectados por la asimetría básica en la composición del gasto de los argentinos.



La cuestión es muy sencilla, a los pobres y los sectores de menores ingresos les es más caro vivir, porque los bienes que ellos tienen que comprar en forma obligatoria, es decir vinculados a la alimentación el transporte y el alojamiento básicos, crecen mucho más que otros bienes que jamás van a consumir, pero que son parte de las canastas de consumo de los sectores más privilegiados.



Para una familia pobre un aumento en los gastos energéticos o alimentarios supone directamente una desinversión en otro rubro básico. No tienen un excedente en sus ingresos que le permita planificar en un modo más o menos adecuado un gasto equilibrado. Para entender este fenómeno Esther Duflo y Abhijit V. Banerjee (ganadores del premio Nobel de economía del año 2019), analizaron el fenómeno que se denomina “trampa de la pobreza”, y señalaba esta autora:"...los pobres no son menos racionales que nadie —más bien ocurre al revés—. por tener tan poco con frecuencia encontramos que son mucho más cuidadosos en sus decisiones: tienen que actuar como sofisticados economistas simplemente para sobrevivir". Es decir, los que tienen menores ingresos deben asignar y reasignar partecitas de esos paupérrimos ingresos a fin de garantizar la subsistencia.



Por consiguiente, para estos sectores, los efectos de los aumentos en alimentos, transporte, y energía son devastadores, porque caen sobre zonas de sus consumos, en los cuales no se puede gastar menos, porque ya se está gastando el mínimo indispensable. Por eso no tiene ningún sentido para estos sectores sociales las campañas de racionalidad energética y de consumo responsable, ya están racionando sencillamente porque no tienen la capacidad de pagar más que los mínimos, y menos no pueden consumir. Esta situación puede llegar a ser calamitosa: "Las próximas facturas de luz que reciban los hogares de ingresos bajos del área metropolitana tendrán aumentos promedio de hasta 465% anual. En tanto, las de gas de los hogares con ingresos equivalentes a hasta una canasta básica familiar ($ 851.000) tendrán 745% de incremento contra junio de 2023, justo en el periodo de mayor consumo. Los hogares de ingresos medios pagarán 378% más por la electricidad y 544% más por el gas de red que consuman".



Por eso una política de ingresos para los sectores más desfavorecidos, debe atender precisamente a este rasgo y ese es el primer fundamento de una política de subsidios racional y planificada con otras políticas económicas que permitan superar justamente la trampa de la pobreza.



Una confianza ilimitada en las fuerzas de un mercado ciego, que rechace la existencia de políticas activas de los respectivos gobiernos que permitan la asignación de los flujos de inversiones, en modos que impacten más rápidamente en la superación de la trampa de la pobreza, no es sino un mantenimiento e incremento de las tasas de pobreza e indigencia, que es lo que los indicadores estadísticos están marcando en el presente.



La conclusión del análisis nos muestra cómo los gobiernos con políticas económicas de derecha, exprimen siempre a los más necesitados, siendo éstos los que terminan pagando los costos de los ensayos de las genialidades pensadas por economistas como Milei, y claramente se puede identificar cuál es la casta que paga.



Magíster en Comunicación, Cultura y Discursos Mediáticos. (UNLAM). Licenciado en Comunicación Social (UNLAM). Profesor en Historia. Escritor. Libro publicado "Fake News: Toda noticia es falsa hasta que se demuestre lo contrario"

Autor: Mauro Brissio|

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web