Las medidas que, desde diciembre, implementará el gobierno de Javier Milei respecto de la facilidad con la que se podrán hacer las compras online al exterior, tienen su peligrosa contracara.
Entre los principales cambios se encuentra la posibilidad de ampliar el límite de pequeños envíos vía Courier que irán desde los 1.000 dólares actuales a 3.000 de la moneda norteamericana.
Según los cálculos, el ahorro que representará para el comprador puede estar, en promedio, alrededor del 4o %.
El anuncio marca que la ventaja se constituirá porque sobre los primeros 400 dólares de cada envío no se impondrán aranceles ni la tasa estadística, quedando únicamente sujeto al pago del 21 % que corresponde al IVA.
Estos movimientos pueden ser presentados como beneficiosos si se esquiva la mirada sobre la situación crítica en los que se dan: una economía en recesión, con una alta probabilidad de entrar en depresión.
La compra de productos en las grandes tiendas extranjeras, como por ejemplo Amazon, atentará directamente contra la posibilidad de crecimiento de la industria manufacturera argentina, sumada a las consecuencias que se darán sobre el comercio local, que reducirá dramáticamente sus ventas, pondrá al borde del despido a los asalariados, y reducirá la contratación de servicios: lo que se dice, una brutal caída en cascada de la economía en general.
En ese punto, de nada servirán los ahorros a los que algunos puedan acceder al comprar tecnología, indumentaria y el calzado entre otros productos.
La cuenta es clara, algunos pocos podrán adquirir bienes más económicos a costa de una economía general que irá descendiendo de manera inexorable dado que este tipo de medidas atentan directamente y de frente a la industria, al comercio, y a la gran mayoría de los trabajadores ocupados y desocupados de la Argentina.
Hace días, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, había cuestionado estas medidas en ciernes: “Si hay fenómenos de apertura irracional e indiscriminada, vamos a ir señalándolos. Nos preocupa la llegada de una ola importadora, y hay que atajar rápidamente el aspecto tributario”.
Además, durante la reunión de la junta directiva de la UIA, llevada adelante este lunes, las voces de sus miembros advirtieron por una “segunda ola” de cierre de fábricas y subrayaron que “si no se resuelven los problemas de competitividad como la cuestión impositiva, la infraestructura, la promoción de inversiones y la modernización de los regímenes laborales, la apertura va a tener consecuencias negativas, especialmente en las PyMEs y el empleo”.