Los antibióticos alteran el balance normal de los microorganismos en tu cuerpo, lo que facilita (si se toman de forma repetida) que sufras nuevas infecciones tras tomarlos.
Muchas personas lo saben: después de sufrir una infección bacteriana se han visto sorprendidas por una nueva infección. No es mala pata ni casualidad: el origen de la segunda suele ser el haber tomado antibióticos de amplio espectro para tratar la primera.
Y es que, aunque se recetan para acabar con bacterias que están causando una infección, los antibióticos pueden terminar también con los microoganismos buenos que ayudan a tu sistema inmune a mantener a raya a los patógenos invasores.
EL POR QUÉ DE UNA INFECCIÓN OPORTUNISTA
Las bacterias “malas” presentes en el organismo pueden causar una infección que requiera un tratamiento con antibióticos. Al tomarlos, los fármacos “matan” esas bacterias causantes de la infección, pero también acaban con bacterias beneficiosas que forman parte de nuestras floras (la de la boca, de la vagina, del estómago...). Estas, entre otras cosas, actúan impidiendo que otros patógenos invadan esos tejidos.
Los antibióticos acaban también con nuestro ejército de bacterias "buenas"
Una vez el antibiótico ha “barrido” las bacterias –tanto malas como buenas– de la flora, queda un “hueco” que los patógenos oportunistas pueden aprovechar para infectar la zona.
TU ZONA ÍNTIMA ES LA MÁS VULNERABLE
Uno de los microorganismos que más aprovecha la circunstancia tras un tratamiento con antibióticos es el hongo cándida. Como el fármaco altera la flora vaginal y la deja "desprotegida" (mata también los lactobacilos que mantienen el pH vaginal), estos invaden la zona provocando candidiasis.
La candidiasis es una infección común tras tomar antibióticos
Según un estudio publicado en la revista Farmacéuticos Comunitarios, la toma de probióticos lactobacilos durante el tratamiento con antibióticos disminuye el riesgo de sufrir candidiasis tras él.
Si tras haber recibido antibióticos padeces picor vaginal, dolor al orinar o en las relaciones sexuales u observas enrojecimiento, consulta cuanto antes con tu ginecólogo.
TU ESTÓMAGO: EL SEGUNDO PUNTO DÉBIL
Vómitos, diarrea o dolor abdominal. Son precisamente estos los efectos secundarios más habituales de la toma de antibióticos. Según un estudio publicado en la Revista Española de Enfermedades Digestivas, hasta un 20% de las personas tratadas con antibióticos sufren procesos diarréicos tras tomarlos. Y eso también es consecuencia de nuevas infecciones propiciadas por esta situación de vulnerabilidad tras su ingesta.
Hasta un 20% de quienes toman antibióticos después sufren diarrea
Por ejemplo la E. coli, una bacteria que suele vivir en el intestino sin causar daños, es considerada "oportunista" porque algunas de sus cepas son capaces de provocar gastroenteritis.
Estas pueden llegar al organismo a través de alimentos contaminados, pero usualmente las bacterias buenas del estómago evitan su invasión. Aprovechan que el antibiótico ha dejado "tocado" el sistema inmune para parasitar el estómago.
La alteración de la flora intestinal tras tomar estos fármacos también reduce la población de otras bacterias “buenas” que están implicadas en el metabolismo de los azúcares, lo que permite que se multipliquen otras, como las Clostridium difficile, que provocan diarrea.
Y lo mismo ocurre con la Salmonella, que "ataca" del mismo modo en los momentos que el sistema inmune está especialmente debilitado.
Así previenes las infecciones estomacales
Los patógenos invasores pueden llegar al organismo a través de alimentos contaminados, pero usualmente las bacterias buenas del estómago evitan su invasión. Si acabas de realizar un tratamiento con antibióticos, no gozas de esta protección. Procura cocer bien los alimentos y ser especialmente cuidadosa con su limpieza al cocinarlos.
OTRAS INFECCIONES HABITUALES
No solo tu zona íntima o tu estómago pueden sufrir tras un tratamiento con antibióticos. Como tu sistema inmune está con la guardia baja, es fácil sufrir todo tipo de infecciones. Otras de las más habituales tras la ingesta de estos fármacos son las otitis, las conjuntivitis, las faringitis y las gingivitis.
Cómo evitar las recaídas
Debe ser el médico quien evalúe si la infección está causada por bacterias y si conviene tratarla. Y, en caso de que finalmente te los receten, puedes echar mano de los probióticos para mantener tu sistema inmune.
Tomar probióticos ayuda a tu sistema de defensas
- Lo lograrás tomando probióticos, que son bacterias capaces de repoblar las floras bacterianas del organismo. Dispones de suplementos específicos, pero algunos alimentos también pueden ayudarte.
- Toma kéfir: son bacterias probióticas y levaduras útiles para restaurar la flora bacteriana, aunque los niños no deben tomarlo.
Los derivados lácteos también son probióticos, así como el chucrut (col fermentada) y los derivados de la soja (tofu, miso, tempeh...). El ajoy el ginseng refuerzan tu sistema inmunitario.