Solucionar el déficit -ajuste, reordenamiento del gasto o ajuste heterodoxo- es solucionar parte de la restricción externa.
Una gran mayoría de especialistas creen que el problema económico a resolver son la restricción externa y el déficit fiscal (primario + financiero) y que una -posible- solución es “exportar más”. Hemos demostrado que la zoncera económica de la inflación por déficit fiscal es falsa. Abordaremos el tema de la restricción externa, bajo esta premisa: es la tecnología!
Como la restricción externa y el déficit fiscal son otra zoncera económica. Por ende, solucionar el déficit -ajuste, reordenamiento del gasto o ajuste heterodoxo- es solucionar parte de la restricción externa. Se entiende que el problema de dólares genera una restricción, esa falta de dólares genera presiones económicas para una devaluación -debate de como combinar mejor las políticas económicas para sortearlo- y eso generaría un ingreso de divisas.
Considerando la “fuga de capitales”, en promedio hasta 2020 era de un 1.500.000 de personas (humanas y jurídicas) las que compraban dólares, durante 2020 explotó a 4.000.000 y a partir de mediados de 2021 esa cifra llega a su promedio histórico, pero a partir de 2024 el promedio, en los últimos meses, cayó abruptamente a 181.000 personas. Cae la recaudación. Solo está motorizada por el impuesto PAIS, ganancia mínima presunta y comercio exterior. El dilema de la liquidez en la puerta.
Volviendo, este es el manual heterodoxo -rozando lo opuesto-, porque fundamenta su idea en el famoso “modelo exportador” -primo del militante del “atraso cambiario” y tío apostador del llamado “rezago”- como si fuera la solución a todos nuestros males económicos. El 70% de los que compran dólares son personas físicas y un 30% las jurídicas. Pregunta ¿Qué exportamos? Poroto de soja y carne fueron los principales productos de exportación e importamos productos con tecnología -a veces obsoleta en el primer mundo-.
Para avanzar con nuestra premisa utilizaremos tres informes, uno es el último informe del INDEC-ICA que en el primer semestre del corriente arrojó la siguiente información: se exportaron II-Productos del reino vegetal por 9.166 MDD; IV-Productos de las industrias alimentarias, bebidas y tabaco por 7.005 MDD; V-Productos minerales unos 4.263 MDD; XVII-Material de transporte por 3.491 MDD; III-Grasas y aceites animales o vegetales por 3.458 MDD; y I-Animales vivos y productos del reino animal por 3.301 MDD, estas son los principales secciones de exportación de la estructura productiva argentina. Muchos de estos productos están vinculados como insumos para la ganadería -bovina, ovina, porcina, aviar- o se exportan para alimentar otras ganaderías o como insumo para la industria de la harina o aceite.
No obstante, observemos lo que importamos, en este mismo periodo: XVI-Máquinas, aparatos y materiales eléctricos, sus partes y accesorios 6.970 MDD; VI-Productos de industrias químicas o de industrias conexas 5.255 MDD; XVII-Material de transporte unos 3.676 MDD; V-Productos minerales 2.405 MDD; II-Productos del reino vegetal 2.155 MDD; y VII-Plástico, caucho y sus manufacturas. Si comparamos este primer semestre con el de 2023, estas principales secciones de importación cayeron entre un -51,8% (V) y -7,6% (VI). Rasgo de la recesión económica que esta ocurriendo ¿Se transformara en depresión económica?
Y he aquí el dilema de interpretación de algunos especialistas que confunden Productos Primarios, Manufactura de origen Agropecuario, Manufactura de origen Industrial al considerar que exportar MOA o MOI, entonces somos una nación industrial. Otra zoncera económica.
Aunque lastimemos el ego de algunos, exportamos granos, aceites, harina y carne. Pero la confusión es mayor porque al analizar las importaciones, que tienen una mejor descripción de los productos, encontramos que se clasifican como: Bienes de capital, intermedios, Combustibles y lubricantes, Piezas y accesorios para bienes de capital, Bienes de consumo y Vehículos automotores de pasajeros.
Tal vez sea interesante tener un debate sobre nuestra registración para comenzar a identificar nuestros desafíos como economía periférica. Queda demostrado que exportamos agro y financiamos a los complejos productivos que demandan importaciones.
¿Por qué en este siglo XXI tenemos los mismos desafíos que los del siglo XX? ¿Qué pasa con la oferta que no termina de innovar, desarrollar e invertir en mejorar el proceso productivo y sus productos? ¿Qué pasa con nuestro empresariado? ¿Por qué no ha identificado los productos que serían plausibles de sustitución, lenta pero progresivamente? ¿Se acostumbraron a comprar barato y vender caro? ¿Eso es el capitalismo productivo? ¿Qué tipo de capitalismo es la Argentina? ¿No nos ahorramos divisa por sustitución de importaciones? ¿Seremos la economía complementaria de CHINA?
La restricción externa al quedarse en la idea de divisas y fuga cree que la solución es devaluar para mejorar los términos de intercambio, y profundizar el modelo exportador. El problema es más grave. Ya lo decían los estructuralistas, entre ellos Prebisch: estrangulamiento externo: lentitud con que crecen las exportaciones primarias ante la celeridad con que lo hacen las importaciones industriales; no poder asimilar los progresos técnicos del centro. El estrangulamiento interno se centra en tres: i) régimen del suelo que dificulta la asimilación de la técnica, ii) la deficiente acción del Estado para adaptar y difundir esa técnica, y iii) la precariedad de las inversiones. Un abordaje clásico: tierra, capital y trabajo.
La mejor forma de revertir el punto ii del estrangulamiento interno es en lograr una mejor coordinación, entre sector productivo, universidades y el sistema científico tecnológico. Desarrollo productivo e innovación. Esto es clave en las economías periféricas. Según el economista jefe de VECTORIAL, Haroldo Montagu, en el informe -dos- semanal que publicaron, en este primer semestre los gastos en Universidad Publicas sufrió un ajuste en términos reales del 39,8%. Pura licuadora. En cambio, la motosierra estuvo centrada en los Gastos de capital -74,6% -obra pública- y Transferencia a provincias -85,3% (corrientes y capital). Como el impacto es tal en la economía que pusieron en el freezer el ajuste en subsidio energéticos. Los laboratorios vinculados a la biotecnología requieren de un nivel de electricidad para su mejor desempeño.
El tercer informe nos puede ayudar a comprender que la política de Milei y Caputo es una Argentina sin Ciencia. El Panorama Sintético del SNCTI – Primer Semestre 2024 concluye que: El descenso en la ejecución tanto de la Función CyT -del presupuesto- como de la extinta Jurisdicción 71 – MINCyT, que incluye a la actual Secretaría de ICT, el CONICET, la Agencia I+D+i y la CONAE, la retracción ha alcanzado el 37,7% real. Esto ha sido progresivo, mes a mes, empeorando el registro en la comparación contra el año anterior en todos y cada uno de los meses del año. Se trata de un ajuste realizado en apenas siete meses que es más abrupto que el llevado a cabo en los cuatro años de la gestión de Mauricio Macri. El informe agrega que, “mientras la masa salarial real cae un 24,5% y el inciso 3 (servicios no personales, principalmente Becas) lo hace un 29,6%, la inversión en bienes de capital lo hace un 46% real y las transferencias (ítem clave para la inversión en infraestructura y equipamiento en universidades y organismos, así como también para los subsidios para gastos corrientes y de capital al sector privado) un 61,2%”.
Por otro lado, los programas federales Equipar Ciencia y Construir Ciencia dentro del Programa 48 de Federalización de la Ciencia, supone una intensificación de la concentración y la des-federalización concreta de la CyT en nuestro país. Para finalizar lo relevante de este tercer informe debemos recordar que: “En la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos se introdujeron medidas que afectarán notablemente el desarrollo de la ciencia y la tecnología en la Argentina. Si bien el artículo 3 del proyecto limita la posible disolución de los organismos de CyT, esos mismos organismos podrían sufrir, por efecto de la redacción del artículo 52, una virtual desarticulación total de su planta de personal, en la medida en que se haría depender de una evaluación genérica la política de recursos humanos de los diversos organismos que conforman la administración pública”.
Por todo esto, la crítica de Prebisch, a la idea de restricción externa y déficit fiscal, se hace presente desde el manifiesto de 1963: desde otro punto de vista, aquel otro concepto -restricción externa- que subsiste todavía en ciertos medios, según el cual el estrangulamiento exterior y los desequilibrios con que se manifiesta en las cuentas internacionales es mero asunto de conducta monetaria ha tenido deplorables consecuencias, pues su aplicación práctica -a más de influir más adversamente en el desarrollo económico- ha desviado la atención de las soluciones fundamentales que exige este fenómeno estructural”.
Economista UBA, Docente de Estructuralismo Latinoamericano UNDAV