En esta semana que culmina, el otoño se manifiesta en su máxima expresión, varios días de lluvias, lloviznas y algunas tormentas como hace tiempo no veíamos. Estos fenómenos estaban pronosticados por los servicios de meteorología desde hace tiempo. Tras la intensa sequía de tres años se avecinan posibles inundaciones y crecientes. Tras el niño llegó la niña. Todo producto del cambio climático.
Con este panorama volvimos a ver a nuestra querida Corrientes, tanto en la ciudad como en sus arrabales, los barrios más alejados del macro centro correntino; calles inundadas, intransitables, gente caminando descalza sobre barro y lodazal ya que el transporte público no ingresa a esas zonas por el mal estado de las calles.
Postales que no las veíamos hace tiempo justamente por la escasez de lluvia. Pero ahora, con pocos días bajo agua vemos que esos dramas estaban. Nunca se fueron ni se irán porque no se trabajó para solucionarlos.
En este espacio reiteradamente lo marcamos. La única herramienta es la política para mejorar la calidad de vida de la gente. La política a través de la gestión pública y planificada a mediano y largo plazo. Independientemente del espacio de poder que gobierne nuestra provincia.
Quienes nos representan deben entender esa ecuación tan lógica, pero al parecer invisible para la clase dirigente. El cambio climático es algo que ocurre, real y está pasando. Su impacto en sociedades con poco desarrollo de infraestructura es mucho más alto que en países que se preparan para hacer frente a esta situación.
A la urgencia económica y social está la cuestión del cambio climático, cada una concatenada con la otra y si bien controlar la inflación y reactivar la economía nacional es urgente, la planificación para tener los servicios mínimos también lo es.
Entender que quizás esos resultados no se verán para una elección cada dos años, es ésta la clave, es la forma de ir solucionando la vida a miles de correntinos y correntinas. Es ahora y no esperar que de nuevo se corra el maquillaje.
Que llueva pero que no se inunde. Que no llueva porque se inunda. En fin... todos en el mismo lodo.