Opinión del Lector

¿Lo irreversible?

Siempre existen momentos en la historia que se nos presentan bajo la apariencia de lo irreversible. Son cuestiones referidas a la sentencia "Nunca Más" que con distintos estilos, ya fue pronunciada en distintos lugares del mundo.



Se arriba a estas situaciones después de largos períodos de luchas, militancias, testimonios, dónde memoria, justicia y verdad se habían establecido como una frontera que se pensaba definitiva. Sin embargo, si tomamos la distancia pertinente de ese mito del "progreso" que fue constitutivo de la modernidad, podemos constatar que en la historia no se puede sostener que haya logros o conquistas sociales irreversibles. No hay líneas rectas sino que debemos contar con el complejo trabajo que la repetición realiza en el interior de la Historia.



La repetición no es el retorno de lo idéntico, sino que busca lo nuevo arrancando del pasado fragmentos de la historia para incluirlos en su propia metamorfosis.



Los engendros ultraderechistas que campan, por ahora, a sus anchas, retornan al 76 y los 90, la dictadura y el menemismo, pero introducen una novedad en Argentina: poder ser votados por estas fuerzas reaccionarias a pesar de las explícitas amenazas que todos los días profieren contra la población, incluso hacia aquellos que los votaron y que podrían volver a hacerlo.



La paradoja es que sea el mismo hecho de la repetición, implícita en la pulsión de muerte, la que socava y revela que lo que se piensa como irreversible cruje en cualquier tramo de la historia. Es allí que la contingencia se vuelve inevitable.



Lo irreversible no puede tener lugar porque el trabajo de la pulsión de muerte propio de la repetición destruye la frontera de la verdad conquistada.



La historia no permite descansar en logros obtenidos; aunque las conquistas se oscurezcan como en este tiempo, nunca lo harán del todo. De un momento a otro, si no nos dejamos aplastar por la creencia en lo irreversible, si entendemos que la lucha es para siempre, la verdad retornará volviendo a inscribir los grandes legados históricos.

Autor: Jorge Alemán|

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