Las vacaciones de Fabián Ríos, en Río de Janeiro, desataron una polémica donde pareció mezclarse todo con todo, quizás olvidando que tras cada político, hay una persona. En el caso del ex Intendente, parece primar la necesidad de recuperar energías, algo lógico para enfrentar futuros desafíos y luego del impacto lógico de una derrota no esperada, cuya responsabilidad política asumió el propio Ríos en el último Congreso del Partido Justicialista. El ex Jefe comunal capitalino se tomó un año sabático luego de perder la Capital, algo que el peronismo aún no terminó de digerir. Se le inculpó la inconsulta decisión de anticipar las elecciones, acuerdo con Ricardo Colombi mediante.

 

Lo cierto es que, en medio de las inclemencias que soporta gran parte del territorio provincial y también Capital, los políticos, en general, quedan muy expuestos tanto en sus acciones como en sus omisiones. Aun así, no hay que perder de vista el derecho de toda persona de priorizar el equilibrio emocional y la necesidad de recuperar la plenitud.



En el caso del ex Intendente, la derrota pudo haberle generado sí una depresión que lo llevó a abandonar la lucha antes de la madre de todas las batallas que se dio en la pelea por la Gobernación meses después. Pero, a la postre, son decisiones personales que como tales deben ser respetadas.

 



Con aciertos o errores, como todos, Fabián Ríos fue parte de la historia del peronismo en los últimos años. Será él, en definitiva, quien decida si vuelve a tomar el bastón de mariscal o el rol que considera acorde a los tiempos y las circunstancias. Cada uno es artífice de su propio destino y libre para decidir entre su responsabilidad política o su vida personal. Sea Río de Janeiro, Punta del Este, el Caribe o Mar del Plata, nada impide que el lugar elegido sea en las playas argentinas o las más selectas del exterior. Pretender cercenar la elección del lugar que se considere apropiado para un descanso no parece lógico. 

 

El Libertador