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Los achaques del 'capicomunismo' chino a sus 75 años

Los chinos se enorgullecen de sus 5.000 años de historia . Pero su Estado actual, la República Popular China, solo tiene 75 años. El 1 de octubre de 1949, después de cuatro años de guerra civil, Mao proclamó su fundación en la plaza de Tiananmen al derrotar al Generalísimo Chiang Kai-shek, quien se llevó a la isla de Taiwán el Gobierno de la República de China establecida en 1912 tras la abolición de la última dinastía imperial.El carácter milenario de este Estado relativamente joven es otra paradoja de la República Popular China, que se define como comunista pese a haber abrazado el capitalismo. De sus 75 años, las tres primeras décadas estuvieron marcadas por las catástrofes maoístas del \'Gran Salto Adelante\' (1958-61) y la \'Revolución Cultural\' (1966-76), que sumieron al país en el hambre y el caos y dejaron millones de muertos. Hasta que, a la muerte de Mao, la \'política de reforma y apertura\' ordenada por Jiang Zemin en 1978 inició un crecimiento económico que se disparó con la entrada en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 y ha convertido a China en la segunda potencia del planeta.Con el país modernizándose a pasos de gigante y cientos de millones saliendo de la pobreza y engrosando la clase media, a los chinos les ha ido mucho mejor con la economía de mercado , aunque controlada por el régimen, que con el comunismo a ultranza de Mao. Aun así, su retrato sigue en Tiananmen y el presidente Xi Jinping parece querer recuperar su espíritu con más autoritarismo y peso estatal en la economía frente a la empresa privada, cuyos gigantes tecnológicos han sufrido su acoso para que nada le haga sombra.Noticia Relacionada estandar Si La visita de Pedro Sánchez a China empieza por Venezuela Jaime Santirso | Corresponsal en Pekín El presidente del Gobierno aterriza en Pekín por segunda vez en año y medio, deseoso de lograr un acercamiento a Xi JinpingEn parte por ese motivo, este \'capicomunismo\' empieza a sufrir algunos achaques, quizás propios de su edad. A la ralentización de su economía y el estallido de la burbuja inmobiliaria se suma un bajo consumo privado motivado por la desconfianza entre los chinos. Muchos todavía recuerdan los dos años de confinamientos y restricciones del \'Covid 0\', que dañaron gravemente la economía, y temen que el enfrentamiento de Xi Jinping con Estados Unidos y su apoyo a Putin en la guerra de Ucrania aíslen a China. Temeroso de ese desacoplamiento, Xi quiere reconectarse con Occidente porque sabe que a China le va mejor cuando está abierta al mundo. Y de eso, de lo bien que le vaya a la economía, depende también la legitimidad ante su pueblo de su régimen autoritario.

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