Suele pasar en toda circunstancia: los heridos se juntan, al menos para compartir el dolor.
Pero también ocurre, como orden lógico, que ese dolor une y fortalece.
Y en política, la reacción de los heridos es por demás peligrosa. Las derivaciones suelen tener definiciones impredecibles y hasta devastadoras para quien (o quienes) causaron esas heridas.
Por ese camino de heridos andan Gustavo Canteros e Ingrid Jetter, socios “hasta no se sabe cuándo” de Ricardo Colombi.
Sostenidos en una imagen pública innegable y teniendo en cuenta indecisiones ajenas no provocadas, el peronista de Proyecto Corrientes y la primer macrista de la provincia ya no ocultan su recíproca simpatía política, y los caminos parecen conducir al inevitable frente que Colombi no prevé ni atiende.
Que Canteros y Jetter terminen favoreciendo las intencionalidades ricardistas al restarle apoyo al frente de Camau es parte de la historia, pero que tendrá su análisis particular.
Hoy la historia es otra: la de los heridos que empiezan a curar sus males uniendo broncas contenidas.
“La gente quiere una renovación. No quiere volver al pasado, pero quiere una renovación… eso es clarísimo”, recalcó la titular local de Vialidad Nacional.
Jetter insistió en reclamar “unas PASO provinciales para dar legitimidad a una fórmula”. “En 2015 la gente votó por más transparencia”, insistió.
Canteros reiteró su postura hecha pública en una solicitada que terminó por empujarlo fuera del círculo íntimo del poder colombista: “la interna es el método de trasparentar la política, es un método solicitado por toda la ciudadanía, a nadie escapa que el mejor mecanismo de elección de los candidatos es a través de un proceso interno…ojalá se dé.
El riesgo de dejar heridos.