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Los mensajes de móvil como prueba de vida en la guerra de Ucrania: el último mensaje de Kostia a Sasha

La guerra en Ucrania no solo se mide en frentes de batalla o en ciudades devastadas. También se libra en las pantallas de los teléfonos móviles, en los iconos de \'doble check\' que no aparecen, en los mensajes que quedan en visto o en los que nunca llegan. La espera, la angustia, el vacío: una forma de tortura que las parejas de soldados en el frente viven a diarioDurante la Primera y Segunda Guerra Mundial, la comunicación entre quienes luchaban y sus seres queridos dependía de las cartas. El tiempo entre el envío y la respuesta podía extenderse semanas, incluso meses. En aquellos días, la falta de noticias era la norma. Hoy, en Ucrania, la tecnología ha cambiado radicalmente esa dinámica. Telegram, WhatsApp, Signal o Instagram mantienen a los soldados en contacto constante con sus familias. Hasta que, de repente, el silencio irrumpe.Conversación entre Sasha, hoy viuda, y su pareja Kostia.Sasha: ¿Cómo están tus oídos?¿Aún escuchas el zumbido?Por favor, mándame un \'+\' (forma ucraniana de decir OK) si es posibleKostia: Es una tonteríaSasha: ¿Tontería? En absoluto. Dios mío, qué horror. ¿Cómo está tu cabeza?Kostia: Bien. No es nada.Solo que no es agradable.16 de julio, el último mensajeOlexandra Lutsak \'Sasha\' tiene 22 años y sabe bien lo que significa ese silencio. Su pareja, Kostya, se unió al ejército tras meses de intentar encontrar su sitio en la guerra. Primero como voluntario, después como operador de drones FPV. Durante todo ese tiempo, la comunicación entre ellos fue casi ininterrumpida. Mensajes de buenos días, llamadas rápidas entre misiones, un meme compartido en Instagram, una broma, una simple confirmación de que todo estaba bien. Hasta que, un día, Kostya no respondió .El poema que Sasha envió a Kostia el 16 de julio. Traducción: Ella le dice: respira, estás en casa / Quítate las botas, la mochila / Ve al baño / Porque la fatiga es mortal — no la muerte, sólo fatiga / para la que tengo una cura — el nirvana de mi cuerpo / Ni siquiera se resiste / Abre los grifos — no distingue si corre el agua caliente o fría / Como si todas las heridas de su cuerpo se hubieran curado ya / como si aún no ardieran / como si ninguna doliera todavía / Sólo el vacío silba dentro de su corazón / El agujero es tan grande / como el tamaño de la palma de una mano / Y las cortinas están corridas del todo / Llega el atardecer / La cama está hecha / La comida, en la cocina, se queda fría / Ella le dice: respira, estás conmigo / y se da cuenta de lo frágil que se ha vuelto / Y poco a poco el agujero provocado por la guerra se cierra / Y ningún alma fugaz saldrá de él / La mañana está tranquila / Ni siquiera se escuchan las sirenas / Él se viste rápidamente en medio de la casa / y ella se ata un hilo de humildad en su muñeca / y comienza su rutina de trabajo — esperando«Sabía exactamente cuándo salía de la posición, cuándo podía escribirme. Pero esa vez, no hubo mensaje», recuerda Sasha. «Al principio intenté calmarme, pensar que estaba ocupado. Pero las horas pasaban, la pantalla seguía en negro, sin notificaciones. Es un tipo de angustia que no se puede describir. La mente se aferra a la idea de que todo está bien, pero el cuerpo ya lo sabe».La última vez que Sasha escribió a Kostya fue el 16 de julio del 2024. Él vio un mensaje en Instagram, tal vez un meme, tal vez algo sin importancia. Pero el mensaje que realmente importaba, un poema que ella le envió en Telegram , probablemente nunca llegó a ser leído. El ataque ocurrió esa misma noche. Kostya fue alcanzado por una bomba aérea guiada en Zaporiyia. Lo trasladaron a un hospital, donde pasó dos días luchando por su vida. Murió el 18 de julio 2024.Sasha y Kostia intercambian mensajes. Ese mismo día, él fue herido en un bombardeo..Sasha: Buenas noches, te quiero mucho.Kostia: Estoy teniendo problemas con el Starlink... Pero es imposible moverme de la posición. ¿Cómo estás tú?Sasha: ¿Qué pasó?En la guerra moderna, la inmediatez de la comunicación se ha convertido en una condena. En la Primera Guerra Mundial, las familias esperaban meses para recibir noticias de sus seres queridos. A veces, las cartas llegaban después de la muerte del soldado. Hoy, cada retraso en la respuesta se vive como un preámbulo de la tragedia. «No poder escribir era casi peor que recibir la noticia de su muerte», dice Sasha. «Porque el silencio lo llena todo. Te devora».Un juego cruelNo es la única que lo ha experimentado. Para muchas mujeres en Ucrania, la guerra es un ciclo interminable de ansiedad y alivio momentáneo. Durante el día, el chat se mantiene activo. Un «estoy bien» puede marcar la diferencia entre un día llevadero y una espiral de desesperación. Pero si el teléfono se queda en silencio, cada minuto se siente como una sentencia.«Es un juego cruel», dice Melaniya Podolyak, cuya pareja, Andrii Pilshchykov, un piloto de combate de la Fuerza Aérea, murió en agosto de 2023. «Nos escribíamos constantemente. Cada misión significaba una despedida, aunque fuera breve. A veces, no tenía tiempo para responderme antes de despegar. Sabía que debía esperar, pero la espera era insoportable».La comunicación constante ha generado una nueva forma de sufrimiento. La ausencia de respuesta no es solo una incertidumbre; es el inicio del duelo, un duelo anticipado que, en algunos casos, se confirma horas o días después con una llamada o un mensaje oficial. En el pasado, la llegada de un sobre sellado significaba que un soldado no volvería. Ahora es la falta de notificaciones lo que lo anuncia.Pero el impacto de esta nueva dinámica va más allá de la angustia emocional. También ha alterado la forma en que las parejas viven sus relaciones. «Todo gira en torno a los mensajes» , explica Sasha. «No puedes pelear, no puedes discutir, porque nunca sabes si ese será el último mensaje que intercambien».Un miedo latenteLas relaciones en tiempos de guerra están marcadas por esta fragilidad extrema. La comunicación instantánea ha reducido las distancias, pero también ha hecho que la separación se sienta aún más cruel. Las parejas intentan mantener la normalidad dentro del caos, pero la guerra lo contamina todo. «Hablábamos de cosas cotidianas. De lo que había comido, de qué música estaba escuchando. Pero siempre había algo detrás. Un miedo latente», dice Sasha.La conversación entre Kostia y Sasha justo el día que falleció.Kostia: Ha llegado otro avión, pero más lejos. Sasha: Mierda.Kostia: Es normal, solo funciona el lanzaminas, pero eso es un clásico. Sasha: ? (en abreviado, cómo estas)Kostia: + (en abreviado, ok)Sasha: ?Sasha: ??Sasha : HolaSasha: ¿Estás ahí?Sasha: Holaaaaaa En este contexto, la tecnología no solo une, también hiere. Las redes sociales, en particular, se han convertido en un arma de doble filo. «Después de su muerte, seguía viendo su última conexión, sus fotos, sus mensajes. Como si el teléfono no entendiera que él ya no estaba», cuenta Sasha. «A veces, pensaba en escribirle, como si aún pudiera responder» .Las viudas de guerra en Ucrania no solo enfrentan la pérdida, sino también la omnipresencia digital de sus maridos. El duelo se vuelve un laberinto en el que la memoria no desaparece, sino que se mantiene congelada en chats y publicaciones. Para muchas, la decisión de borrar esas conversaciones es imposible. Para otras, es la única forma de seguir adelante.

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