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México busca un mayor acercamiento a Trump en la guerra contra el narco

El control de la frontera y la guerra contra el fentanilo forman parte ineludible de la agenda que Donald Trump abordará con México cuando asuma la presidencia de EE.UU. en enero. Asuntos presentes en la relación bilateral actual, pero sobre los cuales Trump esgrime una retórica de mayor intensidad. El pasado fin de semana The Wall Street Journal reveló que el próximo presidente podría hacer una declaración de emergencia nacional en su primer día en la Casa Blanca y activar un plan de deportaciones masivas de indocumentados, así estos hayan o no cometido delito alguno. Este lunes, además, Trump designó a Tom Homan como su encargado de frontera, exfuncionario de su primer gobierno y que comulga con la idea de una gran deportación.En una entrevista durante la campaña se le preguntó al candidato republicano y ahora presidente electo por su postura frente al combate al narcotráfico. Dijo que el Gobierno de México está «petrificado» por el narco, y aseguró que, de ganar, tendría mano dura. «¿Sigue en pie la idea de bombardear a los cárteles?», le preguntaron en una entrevista, a lo que respondió: « Absolutamente , México tendrá que alinearse bastante rápido «. Y añadió: »Recuperaremos nuestro territorio, restauraremos las fronteras soberanas de los EE.UU. de América y sacaremos rápidamente del negocio a los cárteles. Se van a ir«.Sobre inmigración, Trump ha prometido instaurar un programa de deportación masiva , que afectaría a cerca de once millones de inmigrantes. «Empecemos con un millón de personas. Ahí fue donde Kamala Harris falló y a partir de ello podemos nosotros comenzar a trabajar», explicó el próximo vicepresidente J. D. Vance.Noticia Relacionada También la clase trabajadora estandar Si Voto negro, hispano y mujeres: los republicanos aúnan a los bastiones demócratas David Alandete | Corresponsal en Washington Los demócratas han perdido todos los estados disputados, se desploman en sus feudos y padecen una sangría de voto negro, hispano y femeninoEl frente de seguridad es particularmente delicado para el Gobierno mexicano porque Trump propone un intervencionismo militar que no sucede en México desde el Gobierno de Venustiano Carranza , en 1917, cuando las tropas estadounidenses cruzaron el Río Bravo. La cúpula militar mexicana, que tiene fuertes nexos con el Pentágono y un peso específico en el gobierno de Claudia Sheinbaum –igual que sucedía en el de Andrés Manuel López Obrador–, buscará incrementar la cooperación con el nuevo Gobierno republicano y, según mencionan fuentes militares a ABC, descartan que Trump actúe de modo unilateral en el plano operativo territorial; sin embargo, creen que el reciente arresto de Ismael \'Mayo\' Zambada , capo del Cártel de Sinaloa, arroja pistas sobre lo que puede venir.Zambada, según su propia versión, fue secuestrado en México por los hijos de Joaquín \'El Chapo\' Guzmán y luego fue trasladado en un avión privado a Texas donde lo esperaba la DEA. En el Gobierno mexicano es muy fuerte la teoría de que todo el plan fue orquestado por Washington. Sheinbaum lo ha dado a entender en sus conferencias matutinas: «El fin no justifica los medios».«Es una modalidad completamente novedosa, que deja fuera de la jugada a México y EE.UU. directamente opera con la división entre los narcos, los presiona y consigue mejores resultados que en la cooperación formal con las autoridades, puede ser una alternativa muy interesante para Trump», explica a ABC Luis Cárdenas Fonseca, exprocurador del estado de Sinaloa.La idea de un mayor intervencionismo militar en México no es nueva para Trump. En diversas reuniones entre funcionarios demócratas y del Gobierno de López Obrador se mencionó que en los documentos clasificados que el FBI le encontró al próximo mandatario en su casa de Mar-a-Lago, y que era ilegal que estuvieran allí, había una carpeta donde se analizaba la posibilidad de atacar laboratorios de fentanilo en México con drones no tripulados.El futuro de la DEAOtro aspecto por definir que es crucial para la relación bilateral en el plano de la seguridad es el futuro de la DEA. Trump desplegó durante toda su campaña un ataque permanente contra las agencias de seguridad de su país y la prensa en Washington habla de una probable intervención sobre dichas oficinas. López Obrador tuvo una relación de conflicto permanente con la agencia antidrogas de EE.UU. que, hoy por hoy, Sheinbaum busca reestablecer.El frente migratorio es otro campo minado. Trump habla de, en su primer día en la Casa Blanca, cerrar la frontera con México y avanzar en un plan de deportaciones de migrantes indocumentados. «Es complicado porque primero tendría que reformar varias leyes pero, fundamentalmente, pareciera que Trump no tiene registro del impacto económico que tendría una medida así, lo que implicaría en comercios e industrias dejar de contar con una fuerza laboral que cobra cuatro o cinco dólares la hora cuando, legalmente, habría que pagarles entre veinte y treinta», señala a ABC Yesenia Valdéz, coordinadora de Defensa Integral de Fundación para la Justicia México.En el entorno de Sheinbaum les quitan peso a las promesas de Trump en el plano migratorio. Creen que materialmente es imposible deportar a millones de personas, tanto por una cuestión de recursos económicos como por el hecho de que varios estados podrían negarse a aplicar esa política. También señalan que varios países no aceptarían las deportaciones lo cual haría la maniobra todavía más compleja.Por un acuerdo migratorio«La integración entre México y EE.UU. a nivel comercial es absoluta y es el principal incentivo para buscar un acuerdo tanto en temas migratorios como de seguridad; si las cosas van mal con México gana China y eso es lo que Trump menos quiere«, explica a ABC el senador de Morena, Waldo Fernández, actual titular de la comisión del Tratado de América del Norte.La migración es entendida en el Gobierno de Sheinbaum, junto con el plano comercial, como los principales temas para buscar acuerdos iniciales con Trump que moderen sus arrebatos en cuestiones más sensibles como es la de la seguridad. Así sucedió durante los dos años que Trump convivió con López Obrador. El presidente mexicano aceptó que los migrantes esperen sus tramites de asilo en EE.UU. en territorio mexicano y, en paralelo, reforzó la presencia militar en la frontera con Guatemala. Con ese acuerdo las peores advertencias del republicano quedaron en un segundo plano.López Obrador suele decir en privado que mientras Joe Biden es un hombre de pocas palabras y mucha acción, Trump es diametralmente opuesto, habla y declara, pero luego es poco lo que se aterriza en la realidad. En el equipo de Sheinbaum esperan que esta condición vuelva a repetirse. Fundamentalmente porque el discurso anti-México es muy fuerte en el Partido Republicano, casi al mismo nivel que la tensión con China. Senadores y congresistas arremeten de modo constante contra el Gobierno de su principal socio comercial por temas de seguridad y migración. Tiene lógica: una encuesta realizada durante la campaña arrojó que el 62% de los votantes republicanos no ve a México como un socio confiable. Pese a todo, Sheinbaum ya ha tenido un gesto con los votantes de Trump. México y EE.UU. han firmado la Minuta 331 de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) para regularizar los envíos quinquenales de agua del Río Bravo hacia Texas.

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