Internacionales

Mil días de una guerra incierta desde la asediada ciudad de Pokrovsk

Vlad no presta mucha atención a la fecha que marca los mil días de guerra a gran escala en Ucrania. Para él será otro martes más con las fuerzas rusas apostadas a unos seis kilómetros de su hogar. No hay tiempo para conmemoraciones solemnes en el Donbass . A Vlad, un capellán y voluntario de Pokrovsk, le preocupan más otros números. Por ejemplo, las 27 personas refugiadas en su centro de acogida tras escapar de la ocupación rusa. En algunos momentos, llegó a albergar hasta 93 almas bajo su techo. La mayoría siente que nunca volverán a casa. Un presagio compartido por Andrei y su hermano Bogdan, vecinos de Vugledar, que ahora forman parte de la larga lista de 3,7 millones de desplazados internos por la agresión del Kremlin. Rusia ha engullido ciudades enteras, ha privado de su hogar a millones y forzó la marcha de hasta seis millones de ciudadanos del país. Sin embargo, personas como Vlad siguen dando la batalla. «La mentalidad de la gente del Donbass es diferente. Mientras otros huyen al extranjero cuando escuchan disparos o bombardeos, nosotros vamos al lugar para ayudar a quien lo necesite», explica con orgullo. A pesar de la situación en el frente del Este con las fuerzas rusas acumulando territorio y altísimas bajas, el hombre de 38 años no pierde ni la esperanza, ni la fe. Moscú ya le quitó hace diez años su ciudad favorita en el mundo, Donetsk . Y ahora hace todo lo que está en su mano para contribuir a la defensa su Pokrovsk natal y de sus paisanos. Este es un enclave de gran importancia para la logística del Ejército ucraniano en la región que sigue siendo prioritaria para Rusia.Noticia Relacionada estandar Si Biden intensifica a última hora la guerra en Ucrania que heredará Trump Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva York El hijo del presidente-electo acusa al presidente saliente de buscar una «Tercera Guerra Mundial» que estalle en el segundo mandato de su padreVlad ha aprendido a esquivar los drones y conoce de memoria las mortales carreteras que conectan las localidades ucranianas en jaque. A estas alturas pocas cosas le asustan. Las evacuaciones que realiza son extremas. Viaja hasta el mismo Kurájove, donde las tropas rusas tratan de cercar al destacamento defensor. Desde allí trae a sus vecinos a un lugar seguro. Admite con una sonrisa que estos viajes son muy peligrosos y que «teóricamente puede morir, pero es mejor eso que vivir una vida inútil», sentencia. «Puedes acelerar 160 kilómetros por hora y ningún dron te alcanzará. No es para tanto. Además, tengo un sistema antidrones», explica sin perder la sonrisa. El sonido de las explosiones que se escuchan en su cocina no despierta en él la mínima reacción, pero no todo el mundo es capaz de gestionarlo así. Miles de misilesRusia no ha escatimado recursos para aterrorizar a todo un país, el segundo más grande de Europa. No sólo las ciudades cercanas a la línea de guerra como Pokrovsk están amenazadas. El cielo de Ucrania ha sido asaltado de norte a sur y de este a oeste. La batalla de la salud mental es otro de los frentes que el Kremlin ha abierto en Ucrania. Según la prestigiosa revista médica \'The Lancet\', un 54% de los ucranianos sufren estrés postraumático mientras la ansiedad severa afecta a un 21% de la población. Después de mil jornadas de guerra los bombardeos se han insertado en lo cotidiano y ya no ocupan grandes titulares fuera de Ucrania. Pero detrás de cada ataque hay vidas y mundos que se derrumban. Como sucedió el 11 de noviembre. Ese día un misil ruso impactó contra un edificio civil en Krivói Rog. El proyectil enemigo arrebató la vida a Olena Kulyk, de 32 años, y de sus tres hijos: Kirilo, de 10 años; Demyd, de casi tres años; y Uliana, de dos meses. Solo el padre de la familia sigue con vida. Kirilo, Demyd y Uliana se suman a los más de 600 niños asesinados en esta guerra junto a otros 1.700 heridos. Estas cifras suponen, según cálculos de Unicef, que cada semana hay al menos 16 niños muertos o heridos. Además, casi un millón de pequeños se han visto obligados a estudiar a distancia desde 2022 . El futuro de Ucrania también ha sido golpeado. En mil días de guerra, Rusia ha destruido 400 instalaciones educativas y ha dañado más de 3.500, indicó este mes de septiembre el Ministerio de Educación de Ucrania.Dientes de dragon en el centro de Pokrovsk m. gonzálezEl comandante en jefe, Oleksandr Sirski, informó que las fuerzas rusas lanzaron un total de 9.627 misiles y 13.997 drones desde el 24 de febrero de 2022. Más de 6.000 blancos alcanzados eran infraestructuras civiles. Y son sólo los cálculos hasta el mes de agosto. Durante septiembre y octubre de este año el lanzamiento de drones superó cifras récord con más de 3.000. Es la táctica rusa para intentar saturar los sistemas que protegen a los ucranianos. El vital trabajo de la defensa aérea no siempre puede salvaguardar las vidas ni tampoco el ya maltrecho sector energético ucraniano que volvió a ser objetivo de un bombardeo masivo ruso el pasado domingo. El invierno más difícilEl semblante de Pokrovsk luce mutilado siguiendo la estela de otras ciudades cercanas reducidas a escombros al paso de las fuerzas del Kremlin: Bajmut, Adiivka, Soledar, Mariúpol… Hay calles enteras de pequeñas casitas de colores descabezadas. Las cicatrices de la guerra, tan presentes en esta estratégica ciudad de Donetsk, se replican por todo el país. El Banco Mundial estimó en 486.000 millones de dólares el coste de la reconstrucción y recuperación de Ucrania. Los datos fueron publicados en febrero de 2024. Ahora el montante es superior.El capellán de Pokrovsk conoce al dedillo todos los lugares arrasados. Por el momento un parque infantil todavía se mantiene intacto, pero un edificio de la Universidad de Donetsk no ha tenido tanta suerte. Conserva una fachada con columnas clásicas en un elegante color azul que esconden un techo derribado. Frente al edificio se emplaza, intacto, el monumento al autor nacional ucraniano Taras Sevchenko . No hay mejor metáfora de la resiliencia ucraniana que esta estampa.Monumento a Taras Sevchenko m. g.Sin luz y sin calefacción, Vlad prepara la comida en dos hornillos de camping y mantiene su cocina caliente gracias a un generador. La guerra no ha logrado arrebatar la hospitalidad ni el ingenio ucraniano para superar dificultades. Pero la cuestión energética es extremadamente preocupante a medida que el mercurio ya no supera los siete u ocho grados. Los ataques rusos de la primavera y el verano dejaron a Ucrania casi sin capacidad de generar energía térmica e hidroeléctrica. Las redes de distribución se han visto afectadas y los directivos de las compañías energéticas advierten que los apagones son inevitables. Mientras políticos occidentales, como el presidente electo de Estados Unidos o el canciller alemán, coquetean estos días con la idea de las conversaciones de paz, Rusia disparó más de 200 proyectiles contra el sector energético ucraniano con el objetivo de sumir al país en la oscuridad y el frío bajo cero.Faltan buenas noticiasLa guerra corta que pretendía acometer el presidente de Rusia, Vladímir Putin , nunca sucedió. Kiev resistió los embates y las Fuerzas Armadas Ucranianas lograron liberar parte de la región de Jákov. También arrebataron al Kremlin la única capital de provincia que lograron ocupar, Jersón. Era 2022. Y desde entonces las buenas noticias llegaron a cuentagotas. La incursión fronteriza en la región rusa de Kursk subió el ánimo y también plantea dudas sobre su efectividad. Los mil días de guerra pesan sobre el ánimo de un país que depende del apoyo de Europa y Estados Unidos.Vlad, capellán de Pokrovsk m. G.La fallida contraofensiva ucraniana de 2023 dio paso en febrero de este año a la toma de Adiivka, la primera victoria rusa en meses. Desde entonces los avances del invasor se acumulan. Los ucranianos tienen menos gente, menos recursos que el enemigo y una quinta parte de su territorio ocupado. La línea de frente en el este se tambalea mientras se sucede el cambio de liderazgo en Estados Unidos. Donald Trump va a cambiar el enfoque de Washington en esta guerra, pero poco se sabe a día de hoy sobre sus planes para Ucrania. La incertidumbre reina a mil días de inicio de la agresión rusa. A pesar de todo en Pokrovsk se mantiene la esperanza. «El sol de Ucrania sale por el Donbass», afirma con rotundidad Vlad, el capellán de Pokrovsk.

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web