Opinión del Lector

Milei y Bullrich en 5 minutos arreglan todo

Sergio Massa tiene plan, para el FMI, para las Leliq, para los acreedores privados, y para traer nuevas inversiones. Es importante saber que, cuando se está renegociando una deuda no se revelan las decisiones. Mucho menos en medio de las elecciones. Creo que los bien intencionados, ya lo entendieron. Los demás explotan el “dólar blue”, como elemento infaltable de la “operación política mortadela”.



Una pequeña cooperación. Repase la historia, Néstor Kirchner no amenazó, ni creyó que venía el fin del mundo. Aguantó. Aguantar es “el a b c” de un gobernante. Las consignas utópicas no funcionan, porque hacerse el Che Guevara con el FMI, no suma. En una negociación, un abogado (Sergio Massa) camina cediendo o rompiendo y sonriendo. La novedad es que Massa “los manda al frente”. Y, cuando llegue algún vencimiento, si los dólares para pagar no están, habrá que ver qué pasa porque somos el cliente más grande del boliche. Lo bueno de Massa es que los abogados no le temen a la policía como los economistas. Unos entran a la comisaria sacando chapa y los oficiales temen meter la pata, los otros arrugan como pasa de uva y los pasan como alambre caído. Es la experiencia que aprendimos de reestructurar deuda privada, con la ayuda de abogados expertos, solo en situaciones extremas.



La sorpresa es un factor político clave, pero es la clave de una negociación financiera, en cada paso. Por ejemplo, el tratamiento de la cuestión: “fondos buitres” fue sorprendente, arreglaron en 5 minutos, asombrosa en el peor sentido. El acuerdo lo hicieron dos traders hijos de rico, acostumbrados a resolver todo pagando. Digamos también que la rapacidad fue crucial.



¿Querían lograr una velocidad de endeudamiento récord mundial? - Lo lograron. Brasil, Chile, México, Perú, Colombia, Venezuela y Uruguay estuvieron expuestos a las mismas falencias del régimen contractual internacional (peor calidad crediticia), sin embargo, consiguieron el “grado de inversión” o Investment grade (Fuente: Juan J. Cruces en base a Institutional Investor magazine).



Macri, Prat Gay, Caputo, Sturzenegger, acordaron en 5 minutos. Acordaron mal para la Argentina, obviamente. No consiguieron calificaciones ni siquiera cercanas a las de Bolivia, nunca pagaron menos de 7 u 8% anual (grado especulativo) 3.5 o 4 veces más de lo que pagaba el Gobierno populista, dirigista y estatista de izquierda de Evo Morales. El beneficio de arreglar en 5 minutos no mejoró los costos, nunca en 4 años.



Según Cruces, si en 2013 se mostraba voluntad de resolver el problema en términos razonables, reconociendo ciertos derechos de los litigantes, ni siquiera hacía falta pagar todo lo que pedían. Los resultados de litigios de hold outs mostraban que la mayoría pactaba (1976-2010) Fuente: Schumacher, Trebesch y Enderlein, 2014a.



Pero Macri, Sturzenegger, Prat Gay y “el Messi de las finanzas”, arreglaron en 5 minutos. La enorme capacidad de colocar deuda que brindaba un país con bajísimos niveles de endeudamiento (Dujovne), le permitió volver a los mercados financieros globales con una rapidez inusitada. En el primer año de Gobierno de Cambiemos (2016) la colocación de deuda externa fue de alrededor de u$s 42 mil millones. Con un tercio, se hubiera planchado el dólar todo el año.



Al 15 de diciembre de 2015, la deuda total estimada con el sector privado y organismos multilaterales era de u$s 83.710 millones (20% del PBI; 13% del PBI con el sector privado, 7% del PBI con organismos internacionales), “cero con el FMI”, terminó siendo 5.5% más del PBI, solo con los fondos buitres, llegando a un total de u$s 106.000; 31% del PBI en deuda intra sector público- y 5.5% del PBI de Lebac.



El enfoque ideológico que implicó el apotegma “volver al mundo” se convirtió en solo 2 años en un daño autoinfligido al servicio del desastre de la política económica doméstica, aprovechado por el estrecho vínculo del equipo económico y los bancos e inversores internacionales, tras una década de desendeudamiento. La visita de Obama, Trump, Renzi, Hollande, Merkel, Macron y la fiestita propia del G20, nunca marcó la diferencia en términos de inversión y negocios para la Argentina.



En el mercado de cambios se pasó de un sistema de tipo de cambio fijo con controles de capitales a un sistema de tipo de cambio con flotación sucia sin controles y una política monetaria autónoma (Prat Gay-Sturzenegger), derrumbaron el esquema de control y unificaron el mercado cambiario, como quiere hacer Milei.



Desde el 29 de enero de 2016, en solo 33 días corridos se perdieron u$s 2.000 millones en reservas. Además, se eliminaron retenciones a las exportaciones y subió el mínimo no imponible a las Ganancias, mientras aumentaron las tarifas eléctricas y de gas, en forma extravagante. Mucho menos de lo que propone Milei.



Las tasas de Lebac y el call se establecieron entre 36.5% y 38%, permitiendo una bicicleta jamás alcanzada, con el dólar planchado. El BCRA acumuló pérdidas en el mercado de dólar futuro por más de $75.000 millones ($42.450 millones en diciembre 2015, $9.000 en enero 2016, y $25.000 en febrero 2016) por efecto de la devaluación. Contra su propia opinión el equipo económico que integraba también Carlos Melconián (BNA), apeló casi exclusivamente a una política monetaria contractiva sin corrección fiscal. No es que Melconián no lo haya advertido, pero solo no se iba, por eso lo despidieron. Así se resintió excesivamente el crédito y el nivel de actividad económica. El Gobierno “pobreza cero” de Macri y Patricia Bullrich, comenzó su mandato con devaluación, aceleración de la inflación y, caída del nivel de actividad.



Si bien se fijaron metas de reducción gradual del déficit fiscal y de inflación, para 2016 se anunció una meta de déficit primario de 4.8% del PBI y una meta de inflación de 20/25%, que en realidad fueron 7.5% y 41% respectivamente. En otro orden de cosas, la inversión alcanzó apenas 14 puntos del PBI, menor ratio de toda la región, y más bajo que en todas las recesiones anteriores. En materia de inversión-desde el comienzo-la administración Macri Bullrich y los economistas mencionados, no pudieron generar optimismo, sino todo lo contrario. Como el PBI no creció, cayó la relación capital/producto.



Asimismo, una parte del stock de capital se tornó menos productivo como consecuencia de la eliminación paulatina del subsidio necesario para la energía y del aumento del precio de oferta del gas para estimular producción-absolutamente innecesario-que afectó la competitividad de las industrias intensivas en gas. El nuevo partido de Milei y Macri quieren volver a hacer lo mismo, pero más rápido. El año 2016 terminó con una caída de (-2.3%) del PBI, en lugar de crecimiento de 3.5% como había previsto el equipo económico. Un error de pronóstico de alrededor de u$s 30.000 millones.



Según el estudio citado, el resultado final del sector público argentino (nacional + provincial + municipal) como porcentaje del PBI: 1961-2013, proporcionó un déficit promedio 1961-2013 de 4.2% del PBI (Juan José Cruces, PhD in Economics, University of Washington, rector de la Universidad Torcuato Di Tella). Entonces si quitáramos los 7 años de superávit y 3 años de bajo déficit del periodo kirchnerista, hubiésemos superado el 7% de déficit, incluyendo el periodo de convertibilidad. ¡Uf! Kirchner hubiese sido la envidia de Alsogaray el Dr. Alemann. Esto es data como dice Bullrich, que promete terminar y destruir al kirchnerismo. Una locura, porque al populismo los bancos privados y el FMI no le prestan, luego llegan y pagan la cuenta de los que prometen bajar el déficit fiscal.



En todas partes, pero especialmente en la Argentina, la deuda pública históricamente detiene la acumulación de capital, coloca en riesgo la estabilidad del sistema económico y financiero, haciendo que resulte imposible administrar la política monetaria y más tarde es difícil evitar el estallido social (2001). Los elevados déficits gemelos récord de 2017, a través de la deuda redistribuyeron la carga proyectada para el largo plazo y, se volvieron un grave inconveniente, al registrarse un vertiginoso acervo en solo 2 años. En diciembre de ese año se había alcanzado el máximo de casi 3 décadas (alrededor de 13% del PBI).



La herencia Macri sería muy pesada. Los sucesivos gobiernos se verían obligados a subir los impuestos o bajar el gasto primario para cancelar deuda. No obstante, si hubieran alcanzado el equilibrio presupuestario, si los mercados y los organismos multilaterales de crédito accedían al simple roll over (renovación permanente de la deuda), deberían colocar más deuda (solo en el pais, porque Macri perdió el crédito internacional en 2018), para pagar los intereses sobre el stock, o la misma iría creciendo en forma consistente con la tasa de interés promedio que se fuera devengando. Y, sobre llovido mojado, COVID-19, guerra en Europa y sequía.



La autenticidad es la clave de un dirigente que construye liderazgo con eficacia. Con hechos concretos que respaldan sus dichos, ya que el supuesto fundamental para producir credibilidad política o financiera consiste en que el que adquiere un compromiso lo cumpla, de modo que se pueda confiar en él.



Milei cambia de plan a cada rato, un día dolariza y otro no; Melconián y Bullrich no registran antecedentes de credibilidad en la sociedad informada y, las hojas del plan que hizo emocionar a Melconián, las consideró solamente Alejandro Fantino y los empresarios que financian la Fundación Mediterránea. Redoblando la apuesta, la candidata dijo que si hay resistencia política y sindical a cambios en las normas laborales en el Congreso “Hago un DNU y te las derogo en dos minutos” (Télam). No siempre zanatea, como dice Milei, la doctora: “Conmigo no se jode” te cuenta que va a gobernar por decreto y a palos.



Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani

Autor: Pablo Tigani|

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