Opinión del Lector

Minifaldas y más… ¡La libertad que nos dio Mary Quant!

Mi primer encuentro con una minifalda fue durante mi primera visita a Londres. Eran los comienzos de los años setenta, y ya en los sesenta la diseñadora Mary Quant había revolucionado la moda internacional con aquella faldita corta –¡supercorta!– bautizada como “mini”, y que había escandalizado a medio mundo.



Yo había llegado a Londres y era mi primer viaje a esa ciudad, y al instante me volví loca cuando en Carnaby Street visité aquellas tiendas psicodélicas, vi aquellas vidrieras maravillosas y las calles llenas de gente joven vestida media loca, al estilo de The Beatles, de la famosa modelo Twiggy, delgada como un palito y con enormes pestañas postizas, y cientos de minifaldas con mil colorines. ¡Aquello fue el shock más excitante y fabuloso de mi vida! Nunca lo olvidaré.

Y ahora, con la reciente muerte de la creadora de la minifalda, Mary Quant –a los 93 años– volví a revivir aquellos días y me di cuenta de que aquella influencia y muchas innovaciones creadas por ella siguen vivas y coleando, hasta el día de hoy.

Y aunque el diseñador André Courreges siempre dijo que él había creado ese look, a Quant se le considera la “madre de la minifalda”. Y la propia reina Isabel la honró por sus logros hace años, haciéndola dame –o dama– del Imperio británico. Se reconoció que tuvo una influencia tan grande en la moda y que todo lo que creó ¡no ha dejado de ser tendencia! Y su silueta corta, amplia, cómoda y moderna, típica del Swinging London de aquellos años, siguió marcando moda. Y esos diseños que lanzó, y que le valieron críticas horribles al comienzo, incluyendo algunas que llamaban la minifalda immoral, siguieron evolucionando a través de las décadas de manos de otros creadores, hasta que en el siglo XXI vemos esas tendencias, incluso aumentadas.

Por eso, siempre se ha dicho que más que diseñar una moda, Mary Quant –con sus irreverencias– creó una revolución sexual en el mundo. Revolución total, con vestidos deconstructed diferentes, y estilos tan provocativos, tan nuevos y tan rompedores, que no se fueron nunca del mundo de la moda.

Recuerdo haber regresado de aquel viaje a Londres con un vestido minifalda color malva, sin entalle alguno y que parecía volar, ¡y un sombrero de ala ancha y unas botas altas de charol blanco! Cuando llegué a mi casa, mi mamá (yo era muy joven y soltera y vivía con mis padres) me dijo: “Pero… ¿de qué estás disfrazada? ¿Qué es eso que llevas? El vestido es tan corto que parece que le falta tela”. Yo, sin embargo, me sentía feliz y la persona más fashionable del universo.

Y, poco a poco, me fijé que yo estaba un poco retrasada en mi conocimiento de la moda, porque aquí, en las calles de Nueva York, ya había mucha gente vestida así. ¡La minifalda había llegado en los sesenta, había triunfado y se había quedado! ¡Y la creatividad de Mary Quant, quien dijo que “llevar una mini era una forma de rebeldía”, no tenía frenos!

Unos pocos años más tarde, en los setenta, surgió la moda midi como competencia –y una especie de contraste– a la mini. Y aquellos vestidos largos que llegaban al tobillo y se usaban con botas altas, también los compré, pero la midi (más abrigada en invierno, sin lugar a dudas) no duró mucho tiempo, porque la juvenil y divertida mini ya había reclamado su puesto para la eternidad de la moda.

Hoy, queremos rendir homenaje a Mary Quant, la pionera creadora, que nos hizo sentir libres, movernos con facilidad, y lo hizo no solo con las minifaldas, sino con suéteres, con vestidos acampanados muy cortitos, que eran todo movimiento, el uso de pantimedias o tights de colores vibrantes ¡y toneladas de máscara o Rimmel en las pestañas! Y en aquella nueva forma de vestir –que los hombres también adoptaron con nuevas piezas, chalecos y grandes pantalones acampanados de mil colores– todo era libertad… ¡Pura libertad! Y por eso, hasta el día de hoy, su influencia en la moda ha quedado para siempre. ¡Bravo y muchas gracias, Mary Quant!

Autor: Mari Rodríguez Ichaso|

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