El Papa Francisco celebró este Jueves Santo la Misa de la Cena del Señor en una cárcel de Italia, desde donde exhortó a los fieles a no cansarse de pedir perdón a Jesús, pues Él perdona todo y espera hasta el final.
La Oficina de Prensa informó que este 14 de abril, antes de las 3:00 p.m., el Santo Padre se dirigió a Civitavecchia (Italia), para celebrar la Misa in Coena Domini en el Nuevo Complejo Penitenciario con las personas ahí detenidas.
Francisco llegó a este lugar aproximadamente a las 4:00 p.m. y se dirigió a la capilla donde presidió la Misa. Además de los presos, estuvieron presentes algunos representantes de los agentes penitenciarios y de la Casa Circondariale, así como autoridades locales y del centro penitenciario.
Según informó el Vaticano, en su homilía espontánea el Papa reflexionó sobre el signo del lavado de los pies a los apóstoles y dijo que fue una “cosa extraña”, lo que hizo Jesús, porque “en aquel tiempo los pies los lavaban los esclavos a la entrada de la casa”.
Sin embargo, Cristo fue más allá “con un gesto que también toca el corazón, lava los pies al traidor, aquel que lo vende. Así es Jesús y nos enseña esto, simplemente: entre ustedes, deben lavarse los pies. Es el símbolo, entre ustedes deben servirse, uno sirve al otro sin interés”.
El Papa además destacó que Jesús “al traidor le dice ‘amigo’ y también lo espera, hasta el final: perdona todo. Esto quisiera ponerlo hoy en el corazón de todos nosotros, también en el mío: ¡Dios perdona todo y Dios perdona siempre! Somos nosotros que nos cansamos de pedir perdón”.
El Papa Francisco dijo a los fieles que toda persona guarda por largo tiempo algo en el corazón, sin embargo, los animó: “Pero pidan perdón a Jesús”. “Solo quiere nuestra confianza de pedir perdón”, dijo el Santo Padre, y propuso esta “bella oración para el día de hoy: ‘Pero, Señor, perdóname. Buscaré servir a los demás, pero Tú sírveme con tu perdón’”.
Francisco expresó que iba a hacer “con el corazón” el signo del lavado de los pies “porque nosotros los sacerdotes debemos ser los primeros en servir a los demás”.
“Este es un signo, también un signo de amor para estos hermanos y hermanas y para todos ustedes, un signo que quiere decir: ‘Yo no juzgo a ninguno. Yo busco servir a todos’. Hay Uno que juzga, pero es un Juez un poco extraño, el Señor: juzga y perdona”. El Pontífice concluyó su homilía exhortando a seguir con “el deseo de servir y perdonar”.
Al final de la Misa, la dirección de la cárcel agradeció al Papa y entre los obsequios que le entregó había productos agrícolas que los presos cultivan en el huerto. Luego Francisco ingresó a una sala donde pudo saludar y conversar brevemente con unas cincuenta personas que representaron a los detenidos y agente penitenciarios.