Las pistolas Taser entraron en escena en medio de la campaña electoral. Larreta las pondera como el arma ideal para limpiar la calle de delincuentes. El gobierno nacional dotará a los grupos de las fuerzas federales, para casos específicos.
DISCURSO. Con un discurso breve pero propio de una campaña electoral, desde la sede de la Policía de la Ciudad, Rodríguez Larreta, anunció el martes pasado la implementación del uso de las cuestionadas pistolas Taser, por parte de la Policía de la Ciudad a partir de junio o julio. El arma fue presentada como la solución a los problemas de una inseguridad nunca vivida en el país y que ha sobrepasado todos los límites, según sus propias palabras. Para fundamentar tal narrativa recurrió a imágenes apocalípticas que mostraban a padres insomnes y atormentados, por la preocupación de no saber si sus hijos volverán vivos a sus hogares después de una salida nocturna y, a comerciantes que deben bajar las cortinas de sus comercios después de la caída del sol, por temor a que una horda de delincuentes los asalte. La narración parece contradictoria en Larreta, quien hasta hace un tiempo se vanagloriaba de haber bajado los índices delictivos en la ciudad. El discurso no debe haber despertado buenas señales en el electorado que disputa con Bullrich y Milei. Sin embargo, la recurrencia de Larreta a alegorías catastrofistas fue el fundamento con el cual centró el discurso. Tampoco faltaron las promesas electorales. Estuvo acompañado por el ministro de Seguridad porteño, Eugenio Burzaco. Una de las propuestas de llegar a ser presidente es dotar de Taser a todas las policías del país y de nuevos elementos tecnológicos, y poner al ejército a controlar las fronteras, hecho que en cierta medida ya sucede: hay diversos destacamentos militares a lo largo de las líneas fronterizas ubicados en poblados a 30 km. de distancia de la línea demarcatoria y fuerzas federales como la Gendarmería Nacional y Prefectura, que controlan las rutas nacionales y los pasos aduaneros. De esa discursiva, también se hizo eco el candidato de Larreta a jefe de gobierno de la Ciudad, Jorge Macri, que en declaraciones casi de la misma índole –aunque un tanto más repulsivas— prometió limpiar la ciudad de gente en situación de calle, uno de los objetivos primordiales de la policía porteña cuando de persecución y represión se trata. En la actualidad vive en esa condición, una cifra que supera las 3000 personas, de las cuales un tercio padece problemas psiquiátricos sin atender, debido a que los presupuestos de salud pública que también abarca a la salud mental, se fueron achicando en todas las gestiones del macrismo incluida la del mismo Larreta.
NACIONAL. El gobierno nacional también adquirió 100 pistolas Taser y de paso autorizó su uso a la Policía de la Ciudad. La adquisición se hizo a la empresa AXON Enterprise Inc, la cual se dedica a la fabricación de dispositivos aeroespaciales y en menor medida a la fabricación de las pistolas eléctricas, la empresa es proveedora de este tipo de material a las fuerzas policiales de más de cien países. En la lista de accionistas de la empresas que van desde inversores europeos, árabes y africanos, sobresalen los israelíes con un 35% de las acciones que cotizan como es debido, en la bolsa de Nueva York. La compra del armamento, se puede tomar casi como un canje, ya que como parte de pago, se dieron las Taser compradas por Patricia Bullrich en 2019, un mes antes de abandonar el gobierno y las armas ya estaban en desuso o catalogado como material obsoleto, pues eran de un solo disparo, no tenían cámara incorporada, ni emisión de advertencia. Una compra que puede llevar a sospechar otras cosas.
Por las 100 pistolas Taser modelo T7 que llegarán al país en los próximos días con licencias, cartuchería y accesorios, a la empresa se le abonó U$S 169.990 y la adquisición fue por “contratación directa por adjudicación simple por exclusividad. El ministro Aníbal Fernández aclaró que las pistolas “Son para uso exclusivo de Grupos de Fuerzas Especiales«, como pueden ser el Grupo Especial de Asalto Táctico (GEAT), el Grupo Especial de Control de Explosivos y Armas Especiales (GEDEX), o el Grupo Especial de Protección (GEP). Y una vez que se comiencen a usar estas pistolas, los efectivos porteños también podrán portarlas.
MUERTE. Larreta en su afán electoralista y de promoción de las Taser apeló a la muerte de la policía Maribel Zalazar, muerta en febrero en las adyacencias de la estación Retiro, por un hombre afectado por una crisis nerviosa y con varias internaciones psiquiátricas. De haber estado habilitado el uso de las Taser, dijo, se hubiera ahorrado una vida. Obviando, más allá de la tragedia, que Maribel, por su buena voluntad, no cumplió el mismo protocolo de la fuerza que obliga a atender en pareja a cualquier persona descompuesta y que además, el uso de las Taser es desaconsejado para reducir personas con atención psiquiátrica (consejo del mismo fabricante, ya que puede provocar la muerte). Un informe de Amnistía Internacional, dice de las pistolas Taser, que: “Su mala utilización puede llevar a casos de trato cruel, inhumano o degradante o incluso tortura, en casos en los que su uso no ha estado justificado o ha tenido una intención de castigo. Se han documentado casos en los que incluso la muerte de algunas personas ha estado relacionada con el uso de este tipo de armas de electrochoque. Debido a las consecuencias que tiene el empleo de las mismas”. El disparo de 100 voltios y su descarga, anulan el control muscular, por lo cual también afecta a personas con problemas cardíacos. También la empresa aconseja, vaya uno a saber si por humanidad o para no verse comprometida en disputas legales, efectuar un solo disparo y no usarla en casos de personas drogodependientes, mujeres embarazadas, individuos de mucha edad o con alguna discapacidad o condición congénita. Más allá de estas salvedades, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) considera a las Taser un elemento de tortura. Otros organismos de derechos humanos se suman al rechazo de su uso por esta misma razón.
NÚMEROS. La Policía de la Ciudad es un fuerza que no para de crecer, en la actualidad cuenta con unos 30.000 efectivos y maneja una 119 mil millones de pesos, lo cual representa el 12 % del presupuesto anual de CABA, según consta en el “Programa 59” del Plan de Seguridad Pública del Ministerio de Justicia y Seguridad, de la Ley de Presupuesto aprobada por el oficialismo local. Esta cifra, a pesar de que se trata de un territorio de dimensiones insignificantes en relación a toda la Argentina, supera de manera desproporcionada a los recursos de las fuerzas federales que están desplegadas en todo en el territorio y que en su totalidad es decir: Policía Federal, Prefectura, Gendarmería y Policía de Seguridad Aeroportuaria, reúnen unos 197 mil efectivos. Es decir cuatro fuerzas con sus grupos especiales, a los que se les asignaría –si el reparto fuese numeralmente equitativo— 25 pistolas Taser a cada una, ya que son cien las armas compradas por el Estado nacional. También esa desproporción en el despliegue territorial de una fuerza de seguridad, se da en lo poblacional, la Ciudad de Buenos Aires supera apenas los 3 millones y representa el 7,2 % del total que posee la Argentina. Decir que CABA es un territorio militarizado u ocupado policialmente, no es una novedad, cuenta con diez policías por cada 100 mil habitantes, cuando la ONU recomienda seis. Esta superpoblación policíaca ha determinado que en pocos años, la Policía de la Ciudad compita con la bicentenaria Bonaerense en casos de gatillo fácil. Desde el 10 de diciembre de 2019 y hasta el 31 de diciembre de 2022 se registran 172 casos de gatillo fácil a manos de la Policía de la Ciudad y la Policía Bonaerense, 63 fueron cometidos por la primera, y 109 por la segunda. Pero la Policía de la Ciudad tenía hasta esa fecha, poco más de 25.000 efectivos, hoy son 30.000, con las nuevas y publicitadas incorporaciones, mientras su par provincial supera apenas los 100.000. Los números hablan por sí solos, la Policía Bonaerense supera cuatro veces la integración de la Policía de la Ciudad, pero es responsable del 63,3 % del total de fusilamientos del año, mientras la porteña, con la cuarta parte de efectivos, cometió el 36,7 %. Acerca de a qué divisiones o cuerpos especiales de la policía porteña estarán destinadas las Taser, nadie lo sabe. En el discurso electoralista, Larreta no lo mencionó y días después, recibió denuncias por desviar fondos del presupuesto de seguridad –unos 3000 millones— para gastos de campaña, es decir, en el pago de influencers, maceteros y reformas urbanas en barrios acomodados, donde cae muy bien todo aquello relacionado con políticas represivas, como la promesa de Jorge Macri de limpiar la calle de gente en situación de desamparo.