Sociedad

Mons. Carlos Alberto Sánchez es el nuevo arzobispo de Tucumán

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Monseñor Carlos Alberto Sánchez recibió el 13 de octubre su ordenación episcopal y tomó posesión de la arquidiócesis de Tucumán. ¨Vamos a trabajar juntos en una Iglesia que crezca en comunión para el bien de Tucumán y de nuestra patria y de las manos de la Virgen vamos a seguirlo a Jesús con alegría¨, afirmó.

 

Monseñor Carlos Alberto Sánchez recibió el 13 de octubre su ordenación episcopal y tomó posesión de la arquidiócesis de Tucumán durante una celebración eucarística en el estadio del Club Atlético Tucumán.

 

El consagrante principal fue el cardenal Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán y los co-consagrantes: monseñor Alfredo Zecca, arzobispo titular de Bolsena; monseñor Melitón Chávez, obispo de Añatuya; monseñor Luis Urbanc, obispo de Catamarca y monseñor José María Rossi OP, obispo de Concepción.



Monseñor Carlos Alberto Sánchez recibió el 13 de octubre su ordenación episcopal y tomó posesión de la arquidiócesis de Tucumán durante una celebración eucarística en el estadio del Club Atlético Tucumán.

 

El consagrante principal fue el cardenal Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán y los co-consagrantes: monseñor Alfredo Zecca, arzobispo titular de Bolsena; monseñor Melitón Chávez, obispo de Añatuya; monseñor Luis Urbanc, obispo de Catamarca y monseñor José María Rossi OP, obispo de Concepción.



Una promesa: servir con alegría a la Iglesia y al pueblo

Mons. Sánchez realizó el juramento de fidelidad y profesión de fe en la catedral local y luego se trasladó al estadio de Atlético Tucumán, donde miles de tucumanos los recibieron agitando banderas argentinas y papales, y exhibiendo carteles con la frase “pastor con olor a oveja”.



El prelado comenzó su mensaje dando gracias a Dios por darle la oportunidad de “servir con alegría” y también por el don de la vida, y le agradeció a sus padres que le “hicieron descubrir a Dios”.

El flamante arzobispo, cuyo lema episcopal es “Estoy entre ustedes como el que sirve”, se comprometió ante los sacerdotes a “trabajar juntos por nuestro pueblo, apostando a la comunión fraterna sacerdotal: amándonos, cuidándonos, perdonándonos, sosteniéndonos, siempre en comunión”.

 

También prometió servir “en nombre de Cristo”, a los religiosos, consagrados y a los “hermanos laicos”, a quienes alentó a ser “levadura de una sociedad más fraterna y reconciliada”.

 

Monseñor Sánchez también subrayó su compromiso misionero, al afirmar su deseo de ir a las periferias “para servir a mis hermanos, los pobres y solitarios; a los afligidos y a los que no tienen fe, ni esperanza; a los adictos y jóvenes sin sentido; a los ignorados, excluidos y sobrantes de la sociedad”.

 

"Vamos a trabajar juntos en una Iglesia que crezca en comunión para el bien de Tucumán y de nuestra patria y de las manos de la Virgen vamos a seguirlo a Jesús con alegría", sostuvo.

 

Asimismo, expresó su compromiso de “servir, en nombre de Cristo, a mis hermanos obispos del NOA para vivir en comunión la misión de consolar y animar en la esperanza a nuestro querido y sufrido pueblo de Dios en el NOA”.

 

“Quiero servir no solo a los católicos, sino también a los hermanos de otras iglesias y religiones y personas de buena voluntad, a todos los que vivimos en este corazón de Argentina”, agregó.

 

“Quiero simplemente estar entre ustedes como el que sirve a la manera de Jesús para que el Reino de Dios, de justicia, paz, fraternidad, verdad, libertad y amor se extienda”, sostuvo.

 

Al finalizar la ceremonia, monseñor Sánchez dio una suerte de “vuelta olímpica” por el estadio, en la que bendijo a los fieles, para luego compartir con ellos unas empanadas en el cierre de una jornada festiva para los tucumanos.

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