Como cada 10 de agosto, día de la fiesta de San Lorenzo mártir, la Iglesia en Argentina celebra el día del diácono. El obispo diocesano, Adolfo Canecin, destacó la vocación de servicio de quienes ejercen el ministerio de la diaconía porque atraves del Sacramento del Orden se “configuraron con Cristo siervo” y recordó en esta línea a Jesus que “no vino a ser servido sino a servir”.
A los “estimados diáconos permanentes” de esta Diócesis de Goya, en esta memoria de San Lorenzo, diácono y mártir, saludo a todos, agradeciendo a cada uno , porque “ya teniendo todos una opción de vida como laicos” en el matrimonio y en la familia “supieron escuchar y poner los medios para servir” respondiendo a este “nuevo llamado de parte del Señor” que los condujo al diaconado permanente.
Monseñor Adolfo Canecin, mediante un video-mensaje, difundido por el Equipo de la Pastoral de la Comunicación, renovó su agradecimiento a todos los diáconos, por esa “apertura, docilidad y disponibilidad a la llamada del Señor” remarcó.
Resaltó el obispo que el “mismo Señor, que los llamó como bautizados, a construir un matrimonio y una familia al estilo de la Sagrada familia de Nazareth, el mismo Señor los volvió a llamar” y supieron “escuchar”.
Destacó esa actitud, porque pusieron de manifiesto esa “capacidad de escucha al Señor, en el seno de la Iglesia” a traves de los hermanos en las diferentes “realidades y necesidades”.
Reconoció que el ministerio diaconal, porque a los diáconos a través del Sacramento del Orden se “configuraron con Cristo siervo” y recordando en esta línea a Jesus cuando dijo “El Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino a servir”. (Mateo 20,28).
“El servicio es una manera cotidiana de vivir el martirio” como el de San Lorenzo, porque “uno tiene que morir a sí mismo, hacer morir varias situaciones personales, conyugales o familiares, posponiéndolas para poder concretar el servicio reclamado por la Iglesia, los párrocos y los hermanos. Es un martirio, el martirio cotidiano” remarcó.
Animo a contemplar a San Lorenzo, diácono y mártir, para que los “inspire y acompañe a cada uno” de los diáconos en su misión y, que por su intercesión les “regale la gracia de poder seguir sirviendo al Señor en los hermanos”.
Impartió una especial bendición y reiteró su afecto a cada uno, sea cual fuere su situación “algunos en la edad adulta, o en situaciones de enfermedad, o de salud. Algunos más jóvenes, sea en la etapa cronológica en que se encuentren, un gran abrazo”.