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Monseñor Canecin anima a “mirar a María como Madre de la esperanza”

En el día de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia celebró la Jornada Mundial del Enfermo. En ese marco, el obispo diocesano, monseñor Adolfo Canecin, presidió una misa en la gruta de la Virgen ubicada en el barrio Independencia de Goya, comunidad que es atendida pastoralmente por la Congregación del Santísimo Redentor. Previamente se realizó la procesion con la imagen de la virgen y después celebro la Eucaristía acompañado por el padre Boris Escobar cssr.

En la fiesta a Nuestra Señora de Lourdes, el 11 de febrero, los fieles se acercaron durante todo al día a la capilla de la Virgen para manifestar su devoción a la Madre de Dios.



Monseñor Canecin en su homilía, se refirió el lema que identifico la celebración mariana: “Con María de Lourdes, peregrinos de esperanza” señalando que: “La Virgen continúa intercediendo por nosotros ante Dios”, y recordó que el Papa Francisco, pidió a los cristianos a que se "pongan en camino" y se conviertan en "peregrinos de esperanza".



El Papa nos anima a “caminar con esperanza”, que es un regalo de Dios mismo “dándonos una fuerte motivación para seguir adelante”, por eso, “Francisco ha diferenciado la actitud del peregrino de la del turista”.



“El peregrino vive su caminar teniendo en cuenta, que tiene un punto de partida y tiene un punto de llegada, sabe a dónde va, sabe cuál es la meta. Caminar significa tener un destino. Nosotros como cristianos somos peregrinos a la Casa del Padre, hemos tenido un punto de partida cuando se nos regaló el don de la vida a imagen y semejanza de Dios y tenemos un punto de llegada, somos peregrinos de la eternidad” reflexiono el obispo.



Continúo señalando “a veces podemos tener una concepción equivocada del cielo y la eternidad, vivimos como fugitivos de la tierra”.

“No se puede ser peregrinos de la eternidad siendo fugitivos de la realidad temporal” dijo al hacer referencia al Documento Navega Mar Adentro del año 2003.



Por eso “nosotros los cristianos tenemos que poner la mente y el corazón en la eternidad, pero con los pies, en el aquí y en el ahora” y en esa línea hizo un llamado a “involucrarse” conforme a las posibilidades, capacidades y talentos en “para que la realidad pueda cambiar” subrayo.



Por eso, “los incendios no nos pueden ser indiferentes, tenemos que involucrarnos en la prevención. Generar una cultura y conciencia preventiva en el uso y manejo del fuego” al tiempo que recordó la trágica muerte de una docente de 30 años de edad, que como consecuencias de los grandes incendios que afectan a la provincia de Corrientes, falleció recientemente quemada en las zonas de Solari, en la Diócesis de Goya.



“Jesucristo es nuestra esperanza” dijo el obispo, recordando la primera Carta a Timoteo, y planteo “nosotros somos peregrinos y Jesucristo es la esperanza que no defrauda. Nosotros tenemos anclada nuestra fe en Él, que es el mismo que ayer y para siempre, es el mismo que por nosotros nació, resucito y murió, venció la muerte y el pecado, está vivo, por lo tanto, en Él está puesta nuestra esperanza”, subrayó.



Hizo referencia al dicho popular “la esperanza es lo último que se pierde, así solemos decir y siempre escuche esa expresión” y es “cuando la fe se hace cultura y tiene expresiones populares”.



Continuo: “Cuando crece la esperanza en los bautizados y en los ciudadanos, cambia la actitud y vemos como involucrarnos en la realidad. Nos sentimos co responsables del bien común que es el mayor de los bienes”.



“Reavivemos este don de la esperanza, que es una virtud teologal que dinamiza la vida de la persona, de la familia y de la comunidad. Una persona que espera se pone luego en camino, es creativa, tiene iniciativas y ofrece sus dones, talentos ya veces su dinero, porque, espera algo nuevo y distinto” remarcó.

Animo a contemplar a la Virgen, en su advocación de Nuestra Señora de Lourdes, “miremos a María como Madre de la esperanza. Ella pasó también por momentos muy difíciles. No era fácil responder con un «sí» al anuncio del Ángel y acoger en su seno el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios”.



“Encomendemos toda nuestra vida a María, Madre de la Esperanza. Ella nos enseña a llevar en nosotros a Jesús, nuestra alegría y esperanza” y concluyo: “La esperanza se alimenta con la oración, por eso, pidamos a Dios nos envíe la lluvia, una abundante lluvia, para que se apaguen los incendios”.



MONS. CANECIN VIRGEN DE LOURDES RELIGIÓN

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