El obispo Adolfo Canecin resaltó esta exhortación en la misa Crismal, e hizo un llamado a “vivir en comunión” que es la primer palabra en el camino hacia la sinodalidad, durante la Misa Crismal que presidió en la ciudad de Curuzu Cuatia. La misa crismal, presidida por el obispo y concelebrada con los sacerdotes de la diócesis, es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma, y se bendicen los restantes óleos o aceites para los enfermos y los que se van a bautizar.
Monseñor Adolfo Canecin, en su homilía destacó que “estamos viviendo una hermosa, bella, desafiante, inédita etapa de la historia de la humanidad y dentro de ella, la vida y el caminar de la Iglesia al servicio de la humanidad”.
Recordó que el Papa Francisco convocó al Sínodo de la Sinodalidad y es una “experiencia que nunca hemos vivido como Iglesia” y asi resaltó la importancia en este contexto de la humanidad con los “enormes desafíos que tenemos entre ellos la paz, la justicia, el cambio climático, la ecología, la inmensa cantidad de gente que busca refugio en diferentes lugares y, ahora la guerra entre Rusia y Ucrania”.
Señaló seguidamente que “en medio de esta realidad la Iglesia -como la barca de Pedro- sigue andando y nosotros subimos, porque el Señor así lo dispuso” advirtiendo que “nadie se salva solo”.
Llamó a los sacerdotes y a los fieles a “remar, con sus dones y talentos, capacidad o estado de vida”, porque “nadie se salva solo o no salvamos juntos o no podremos salvarnos” remarcó.
Recordó el mensaje del Papa para la Cuaresma que se desarrolló con el lema “No nos cansemos de hacer el bien” señalando que hay un adjetivo que cualifica a toda la semana, es la palabra “santa”.
“En esta semana actualizamos, no solo hacemos memoria de aquello que aconteció sino que hoy se hace presente aquí, ahora y medio en medio nuestro, se actualiza el misterio de Pasión Muerte y Resurrección, somos contemporáneos de este misterio. Ese misterio puede tocarnos y por eso esta semana puede transformarnos por la experiencia de ser contemporáneos y protagonistas, no espectadores, calculadores, especuladores o fríos”, subrayó.
En su homilía en la misa que contó con la participación de todos los sacerdotes, religiosas y laicos de los siete departamentos que conforman esta diócesis, el Obispo se centró en tres palabras: “iniciativa, respuesta e imitación”.
“La iniciativa es Dios, que nos amó desde toda la eternidad, pensó en cada uno de nosotros y nos hizo únicos e irrepetibles, en la plenitud de los tiempos para redimirnos entra en la historia”, expresó.
Dijo que Dios “necesito de una puerta que es María, porque para Dios nada es imposible y es por eso conjuga la maternidad y la divinidad. Dios irrumpe en la humanidad y se hace semejante en todo menos en el pecado”.
Planteó el obispo en primer lugar que “solo quien valora la iniciativa será capaz de corresponder, en los distintos estados de vidas en la cuales nos encontramos”.
“Nuestra correspondencia siempre será proporcional a la experiencia de la iniciativa de Dios” agregó el obispo Canecin y profundizó: “Cuando la correspondencia madure se transformara en imitación ya sea personal o eclesial”.
Remarcó el prelado más adelante: “Si queremos vivir la imitación tenemos que valorar la iniciativa y tener una experiencia vital, existencial y es la experiencia fundante de la respuesta”.
En segundo término dijo que “esa respuesta cuando va madurando se transforma en imitación y poco a poco, nos vamos dando cuenta que tenemos el estilo de Dios”.
“Como Iglesia cuando valoramos la iniciativa de Dios aprendemos a andar juntos, el que quiere llegar rápido camina solo, el que quiere llegar lejos camina con otros, no se trata de llegar rápidos y solos” en relación con el camino sinodal que está transitando la Iglesia Diocesana.
Ánimo a las comunidades a valorar “la iniciativa de este Dios comunidad”, señalando que de esa manera “aprendemos a vivir en comunión, que es la primera palabra en el camino hacia la sinodalidad. De allí brota la misión en la cual todos nos embarcamos e involucramos”.
Por último, el Obispo consideró que la “imitación” es cuando valoramos esta iniciativa y ahí va a brotar el deseo” porque “amor con amor se paga”.
Invito a que en esta Semana Santa nos “ayudemos entre todos a tener la experiencia de Dios” que nos es suficiente con el conocimiento, porque la “experiencia toca el corazón y transforma la vida personal y comunitaria”.
Haciendo referencia a los textos bíblicos proclamados durante la celebración, destacó la frase “El Espíritu del Señor está sobre mi” y eso es “iniciativa” de Dios y de allí “brota la misión” que es el “programa del Evangelio para la Iglesia”.
“El programa pastoral de la diócesis, tiene que ser el programa pastoral de Jesucristo” dijo a los sacerdotes.
“El Espíritu no está simplemente sobre el Mesías sino que lo llena, lo penetra, lo invade en su ser y en su obrar” y asi quiere el Espíritu estar sobre “cada uno de nosotros, sobre cada bautizado, consagrada, ministro ordenado, diáconos, presbíteros y obispo” y este es el Espíritu al cual se invoca en la oración del Sínodo.
“Nosotros somos un Pueblo sacerdotal en la cual el Señor ha elegido a alguno para consagrarlo, a través del sacramento del orden sagrado, para ponerlo al servicio del Pueblo santo de Dios” expresó.
Finalmente expresó sus deseos de “una fecunda Semana Santa, que permita experimentar la iniciativa de Dios, que hace capaz de corresponder hasta la imitación de Jesus, que dócil a la unción del espíritu fue total y exclusivamente de Dios, por eso, pudo amarnos y entregarse hasta dar la vida” concluyó el obispo.