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Monseñor Canecin llamó a “hacer la experiencia de la comunión y de la amistad social”.

Monseñor Adolfo Ramón Canecin, acompañado por el párroco y rector de la Catedral, padre Ariel Giménez, presidieron las celebraciones de la Confirmación en la capilla Nuestra Señora de La Merced del barrio Sarmiento. Ochenta jóvenes-adolescentes y adultos de las comunidades de San Ramón, San Antonio, Guadalupe y La Merced, recibieron el sacramento. “Sean constructores de puentes y jamás de división” alentó el obispo diocesano.



En su homilía para esta celebración, el obispo reflexiona sobre Pentecostés, señalando: “Dejen que el Espíritu Santo los movilice, los mueva y los lance, sean testigos del amor de Dios amando y gastando la vida por amor”.



Durante la celebración eucarística en la capilla del Barrio Sarmiento, el obispo se inspiró en el relato de Pentecostés en Los Hechos de los Apóstoles, que, según observó, muestra “la acción del Espíritu Santo en la Iglesia”.



“Ustedes se confirman para ser constructores de Pentecostés” afirmó y destacó “Pentecostés es la experiencia de la comunión, de la cultura del encuentro y de la amistad social”.



“Sean constructores de puentes, cuando haya personas que están en dos orillas y ya no dialogan, ya no se hablan, cuando haya distintos sectores en la familia o en la sociedad, tan agrietada como la sociedad mundial está ahora, por las guerras o nuestra sociedad argentina. Allí tenemos que ser nosotros constructores de puentes del diálogo y de la amistad social, para esto recibimos el Sacramento de la Confirmación” expresó a los jóvenes.



Esto, observó el obispo, también es válido para todos nosotros que recibimos el Espíritu Santo en el Bautismo y la Confirmación: “Jamás generen división, porque, la división viene del diáblo. El diablo es el que divide, si yo genero división me estoy comportando como el hijo del diablo, todo depende de la opción que cada uno tome”.



“Pentecostés es la entrega de una nueva ley que es la ley del amor, una vez que estoy confirmado, no puedo tener la excusa de que no me sale amar porque tengo dentro el amor personal de Dios –insistió- si permito que el Espíritu Santo obre voy a poder amar, poder perdonar, poder ser generoso, por amor gastar la vida y ponerme al servicio de los demás”.



Al ilustrar cuán poderosa es la obra del Espíritu dentro de nosotros, advirtió “dejen que venga el Espíritu y penetre en todo nuestro ser. El amor es saludable, el amor es terapéutico, el amor todo lo puede, el amor es Dios y quien ama vive el cielo ya aquí en la tierra, el que ama anticipa la temporalidad.



Con este sentimiento, el obispo Canecin concluyó invitándonos a todos a renovar nuestra fe en presencia del Espíritu Santo: “El Espíritu viene para que seamos constructores de la comunidad y de la cultura del encuentro. Procuremos todos desear de corazón, ser llenos del amor de Dios”





GOYA MONS. CANECIN MISA HOMILÍA

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