El obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecin, acompañado por el diácono José Fernández, presidió el 11 de agosto la celebración eucarística en la fiesta de Santa Clara de Asís. La celebración tuvo lugar en la comunidad de San Francisco, ubicada en los barrios de la zona sur de la ciudad.
El obispo, comenzó su homilía, saludando a la comunidad y reflexiono sobre la Carta del Apóstol Pablo a los Filipenses: “Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo…juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas”.
Este texto bíblico, dijo que “en lo personal me seduce, interpela y es para mí un ideal”, destacando la expresión “perder todo” comparado con el “inapreciable conocimiento de Jesucristo” afirmó.
Remarcó que “dejar el propio yo que es la pobreza más radical que podemos vivir” y su deseos de poder llegar decir a lo de Pablo “ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mi” y ese es el “límite de la pobreza a la cual estamos llamados a vivir” aconsejo.
Decía San Pablo “yo fui alcanzado por Cristo y ahora procuro yo alcanzarlo” y, profundizó su reflexión “alcanzará el que es capaz de ser pobre” en una pobreza que significa ser “humilde y caminar en la verdad”, porque “solo a quien es pobre el Señor lo puede alcanzar”.
Destacó a la Santísima Virgen María: “Una criatura pobre fue la Virgen María, quien expresó ´yo soy la humilde esclava del Señor´ y, en Ella, todo el proyecto del Padre se cumplió, después se cumplió todo lo que Dios tenía pensado en San José, el esposo de María” dijo.
Santa Clara, cuyo nombre significa “vida transparente”, fue gran amiga de San Francisco de Asís e “inspiró un gran amor a la pobreza”, señalando que “Dios puede alcanzar a aquel que se hace pobre o se despoja”.
Pregunto “¿cuántas veces digo ´yo’ en el día?. Planteando que “cuando llega la noche y contamos cuántas veces dijimos ´yo´ vemos que decimos demasiadas veces lo cual significa la grandeza de mi ego” por eso recomendó, “si no soy capaz de despojarme, es imposible que el Señor me alcance”.
Animo en esta celebración a contemplar la vida de San Francisco y de Santa Clara de Asís y el “amor a la pobreza”, y estos santos mostraron que “la pobreza es despojarme del propio yo”.
“El camino de la pobreza, personal y comunitaria, es el camino para una gran riqueza, la única: es tener únicamente al Señor” afirmó el prelado.
Recordó que Santa Clara pertenecía a una de las familias nobles de la ciudad. Desde muy pequeña se esforzó por adquirir y acrecentar una vida de virtud. Practicaba con asiduidad la oración y la penitencia, e hizo notar que “Dios toca los corazones y hace que puedan despojarse de todo para tener una única riqueza, que era tener a Jesús”.-