El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, en dialogo con diario El Litoral comentó los principales problemas de América Latina que expusieron los representantes de la iglesia católica en Roma. El narcotráfico y la corrupción son los temas que más preocupan y Stanovnik dijo que Corrientes no está ajena a esta realidad, recordando en este contexto el pase de mercancía ilegal en Itatí. Días antes de dicho encuentro de obispos tuvo la oportunidad de hablar con el Papa Francisco acerca de las repercusiones mediáticas por el saludo con el presidente Mauricio Macri y el regalo a Milagros Sala.
¿En qué consistió la asamblea de la cual participó en Italia?
Fui porque el dicasterio o el organismo que tiene el nombre Pontificia Comisión para América Latina, que está al servicio del Papa y que trabaja lo vinculado a América Latina, convoca a sus miembros al menos cada dos años. Cada asamblea plenaria tiene un tema y la de esos cuatro días fue: “El indispensable compromiso de los fieles laicos en la vida pública”. El laico, aquella persona bautizada, tiene como primer compromiso una tarea en su casa y luego en la calle, la convivencia orgánica con los miembros de su familia y luego con la sociedad. La familia forma parte de la vida pública porque incide en la sociedad. También tienen que buscar buena convivencia con las instituciones e insertarse en la política, justicia y otras instancias para compartir los valores cristianos.
El objetivo, como usted menciona, fue hablar de América Latina, ¿cuáles son los principales problemas de la región?
No hay que pensar mucho, es gravísimo el tema del narcotráfico y es gravísimo el tema de la corrupción en toda América Latina, donde los países tienen una tradición católica; esto es grave. El compromiso del laico es cuestionable y de muy bajo impacto, por eso la preocupación de la iglesia por sus fieles. El fiel laico debe pensar como constructor de la sociedad para cambiar el sistema, no para entrar en la realidad corrupta o injusta que hay entre las personas.
¿Cómo puede asumir el compromiso la sociedad? En Corrientes con el caso de Maxi Aquino se dio un ejemplo de cómo podría actuar la comunidad.
Lo de Maxi Aquino, lo que generó el caso es ejemplar. Lamentamos que tengan que suceder estas situaciones extremas para que ayuden a tomar conciencia, pero ese es el camino, el camino de transformación comienza de abajo. Si salen un poco a los barrios, la mayoría de los correntinos viven en la periferia, viven en la basura literalmente, ¿de quién es esa basura?, es de los vecinos y hay que ayudar a que se hagan cargo. Los organismos del Estado en coordinación con otras instituciones de la sociedad pueden ayudar pero se necesita una acción coordinada. Uno se acostumbra a vivir en la basura y en el maltrato, que es otra basura. Vemos cómo los niños utilizan palabras vulgares para expresarse.
¿Cuáles son los problemas de América Latina que se pueden ver también en Corrientes?
Los problemas de América Latina son gravísimos y sobre todo en nuestra provincia, no como única, pero sí es grave la situación. Todos leemos los diarios y sabemos por dónde pasan los cientos de kilos de marihuana, pasan por Corrientes y se descubre que entraron por Itatí, esto es tremendo. Es un tema gravísimo y lo dijimos en dos cartas muy serias los obispos, porque cuando nos reunimos venimos de todas partes del país y todos compartimos la preocupación por el avance del narcotráfico. También decimos cosas puntuales de quienes son los responsables que deben asumir esto, recordamos la responsabilidad ante esta realidad.
¿Quiénes son los responsables?
Los funcionarios, comprendemos que pueden estar desbordados pero no significa que puedan quedarse con eso, deben asumir la situación antes que sea tarde, y no sé si ya no es tarde, eso lo verán quienes hacen un análisis más concreto; podemos ver síntomas generalizados del narcotráfico en todo el país.
¿Cómo la Iglesia participa en estos temas?
En algunas situaciones podemos cooperar para mejorar pero en otras no. Podemos visibilizar el tema porque lo vemos y lo sentimos en los barrios, porque estamos con la gente y compartimos su realidad. Es importante crear espacios de diálogo. Quiero dar un ejemplo: cruzando la frontera en países como Uruguay, Chile o Brasil se respeta cuando un peatón cruza la senda peatonal y acá no, vivimos como en una selva. Acá no es suficiente un operativo que dure un mes, debe haber políticas a largo plazo sostenidas y coordinadas con todas las instituciones que tiene nuestra sociedad. El trato con el otro, la falta de respeto, lo vemos en la calle, en la familia, en la escuela y en otros espacios.
El problema del narcotráfico fue un tema que se habló durante la campaña del actual Presidente y de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, ¿piensa que este Gobierno puede llegar a producir cambios y combatir el narcotráfico?
Si se van a lograr algunos cambios no sé, nadie lo puede prever, pero todos debemos tener esperanza. Hay algunas señales positivas a las que no estábamos acostumbrados, como por ejemplo el espacio que dan al diálogo político, me refiero a espacios plurales. Esperamos que eso se mantenga, si se cultiva el espacio de diálogo podemos avanzar con los principales problemas que tenemos, que es la corrupción, la inseguridad, la pobreza y el narcotráfico.
¿Qué pudieron hablar con el Papa Francisco?
El encuentro de ese viernes (4 de marzo) fue con los 20 miembros que participamos de la asamblea, fue un encuentro formal donde después de que respondió a nuestro discurso saludó a cada uno; ese saludo sólo fue cordial, no se pudo tratar algún tema. Sí días antes tuve un encuentro privado con él, en el que le llevé el saludo de nuestra iglesia católica y de monseñor Domingo Salvador Castagna. Conversamos sobre la realidad de la iglesia católica del país y de las cosas que le preocupan a él. Lo encontré muy bien anímicamente, muy claro y lúcido, muy agudo en sus observaciones y sobre todo con un corazón de pastor, quiero subrayar eso. Los argentinos miramos los acontecimientos desde un hígado político deteriorado, cualquier signo lo leemos a favor o en contra, no distinguimos matices; tenemos que superar esto o si no seguiremos enfrentados. Tenemos una capacidad reducida no sólo en la política, también en el ámbito cultural. Si el otro piensa distinto no tiene la razón, lo vemos como un enemigo del que me tengo que cuidar y si puedo lo suprimo.
Lo grande del Papa es que no entra en ese juego, tiene conciencia de cuál es su papel, por ser argentino le preocupa la realidad argentina y está vinculado con la realidad de nuestras iglesias, tiene una mirada de pastor.
¿Le transmitió algún mensaje en particular?
Sí, que tuvo un encuentro cordial con el presidente Mauricio Macri y es bueno escucharlo de él; el Presidente también dijo esto cuando estaba en Roma. Lo demás sale del hígado político enfermo, porque cuando salió una foto del Papa abrazando a una presidiaria en una cárcel en Juárez nadie habló de eso, sí del rosario que le regaló a Milagros Sala, que no está condenada; no la estoy defendiendo pero son reacciones desproporcionadas.
Este enfrentamiento entre los kirchneristas y la gente del PRO se ve en muchos ámbitos ¿no?
Esa es nuestra herencia cultural, debemos superarlo, por eso subrayé la importancia de los espacios de diálogo. Cuando se habló de los problemas de la fecha del carnaval y del festival del chamamé no entré en la polémica, sí rescaté el diálogo que hubo entre la Municipalidad y la Provincia; este es un mensaje fundamental dentro del enfrentamiento que vivimos de forma constante.
¿Qué hace falta introducir en la agenda política de Corrientes?
Te puedo decir lo que yo veo, continuar los diálogos entre Provincia y Municipio, que se tenga capacidad de seguir sentados aunque haya tensiones. Si existe eso vamos a poder ver la realidad que debemos responder juntos, de salir de la pobreza extrema en Corrientes, salud y educación e infraestructura. Con las inundaciones las instituciones están trabajando muy bien. Falta implementar políticas para la pos inundación.
EL LITORAL