El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, presidió ayer la primera misa del año en el hospital de campaña, que se empezará a realizar mensualmente.
En su homilía, el arzobispo Andrés Stanovnik agradeció en primer término a los directivos del hospital de campaña: “Hoy inauguramos la misa mensual de los viernes en este providencial centro de salud que se ha creado para atender a los contagiados de covid-19”, expresó.
Añadió que “desde aquí rezaremos por todos los enfermos y enfermas y por el personal de salud, junto con todos los que colaboran con ellos, por los familiares de los que están internados aquí, y también por los que se encuentran en otros hospitales de nuestra ciudad. No queremos que nadie -se confiese creyente o no- quede fuera de nuestra oración”.
Monseñor recordó a los fieles que la oración es el vínculo “más profundo que establecemos con Dios, con las personas con las que oramos y por aquellas a quienes deseamos unir a nuestra súplica”.
“La Iglesia, que es madre cercana y sabia, nos invita este último viernes de cuaresma a dirigir nuestra mirada a Santa María junto a la cruz, y para nosotros esta conmemoración coincide con la misa que estamos celebrando en este lugar de sufrimiento y también de esperanza. Por eso, las lecturas de la Palabra de Dios iluminan el momento que estamos viviendo”, reafirmó el arzobispo.
Se dirigió a los que están transitando el covid: “Queridas hermanas y hermanos enfermos, ustedes que están pasando por una prueba muy dura a causa del coronavirus, no pierdan la confianza en Dios primero y con él confíen en ustedes mismos. Dios los ama y nadie como él sabe cuánto están sufriendo y con ustedes también sus familiares y amigos”.
Stanovnik recordó a los feligreses que “Dios está cerca para sostenerlos, animarlos y llevarlos a un destino de felicidad, ya, ahora, y durante este tiempo que aún transcurren en el hospital y, no lo duden, también luego, al final de nuestras vidas”.