Casi culminamos un año, como son todos los años, complicado. Quizás el primero en salir de la pandemia que nos tuvo en zozobra durante 2020 y 2021. Cerramos este 2022 con un gran envión de felicidad que nos dio el fútbol después de casi cuatro décadas, nuestro seleccionado de fútbol coronó un campeonato mundial tras 36 años de frustraciones.
Y este hecho histórico nos dejó una moraleja justamente asociada a la frustración, a la derrota. Que, a pesar de las caídas, de estar sobre el abismo, hay que seguir intentando. No bajar los brazos y algo de todo eso también está en la navidad. Un tiempo de análisis y también de encuentro con el otro, con quienes están a nuestro alrededor y acá es lo interesante. El desafío está en encontrarnos en ese otro que no es igual a nosotros, que es todo lo contrario.
Allí está nuestro desafío como individuos, pero también como comunidad. Buscar un punto de encuentro en lo colectivo y tratar de sobreponernos a las diferencias abismales que pareciera ser nos condenan a diásporas interminables.
Corrientes debe buscar su luz al otro lado del laberinto que también pareciera ser por momentos que no tiene salida. Pero siempre la hay, tenemos que tener esa convicción de que saldremos de este atolladero. De que podremos y somos capaces de hacerlo, construir un futuro inmediato sobre las bases de políticas de Estado que piensen en el bien común.
La navidad, es el momento para encontrarnos en el otro e insisto. Cuando más diferente sea a nosotros es más grande ese desafío y más reconfortante poder concretarlo.
Feliz navidad a todos y todas.