A través de una nota de prensa difundida en medios locales, la cancillería nicaragüense admitió la “suspensión” de las relaciones diplomáticas del gobierno que preside Daniel Ortega con la Santa Sede. El nuevo entredicho entre el país centroamericano y el Vaticano se produjo a raíz de las declaraciones del papa Francisco al medio argentino Infobae. Consultado sobre la situación nicaragüense Jorge Bergoglio sostuvo que “con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige [Daniel Ortega]”. Y se refirió al obispo Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, como “un hombre muy serio y muy capaz”. Álvarez se encuentra preso en una cárcel de máxima seguridad porque “quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio” dijo el Papa.
La nota oficial de la cancillería nicaragüense salió al cruce para desmentir el trascendido dado por el medio opositor Confidencial que había adelantado la ruptura de relaciones diplomáticas entre el país centroamericano y la Santa Sede.
En sus declaraciones al medio argentino el Papa equiparó al actual gobierno de Ortega con “la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35” y la calificó de dictadura “grosera” y “guaranga”.
De acuerdo a lo publicado por Confidencial citando “fuentes diplomáticas en Roma” la representante de Nicaragua ante la Santa Sede, la ministra consejera Yara Suhyén Pérez, habría comunicado “verbalmente” la decisión del gobierno de Ortega haciendo directa alusión a las afirmaciones del Papa.
Nicaragua no tiene embajador ante el Vaticano desde el 21 de setiembre de 2021, cuando se dio por cancelado el nombramiento de Elliette Ortega Sotomayor. Por su parte la representación diplomática vaticana en Managua está en manos del monseñor Mbaye Diouf, secretario de la nunciatura en calidad de encargado de negocios, después de que el nuncio (embajador) Waldemar Stanislaw Sommertag fuera “invitado” a retirarse del país por la viceministra de relaciones exteriores, Arlette Marenco, el 5 de marzo de 2022.
El gobierno de Ortega viene desarrollando una acción permanente en contra de la Iglesia Católica y su jerarquía. El obispo Álvarez fue condenado a 26 años y cuatro meses de prisión por supuesta “traición a la patria” después que se negó a ser desterrado a Estados Unidos junto a otros 222 opositores políticos. Según Ortega el obispo de Matagalpa es “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”. El presidente calificó también de “terroristas” y “golpistas” a los obispos porque supuestamente son “cómplices” de organizaciones locales e internacionales que intentan derrocar a su gobierno y declaró “apátridas” a ocho sacerdotes católicos, prohibió procesiones y actos litúrgicos y expulsó del país a monjas de la orden Misioneras de la Caridad. En febrero pasado durante la conmemoración del 89 aniversario de la muerte de Augusto C. Sandino, Ortega calificó a los curas, obispos y papas como “una mafia” que “no representa los principios de Dios ni los de Cristo”.
En diciembre último, en una entrevista concedida al diario español ABC el Papa afirmó respecto de Nicaragua que la actitud diplomática del Vaticano ha sido la de mantener el diálogo con el gobierno de Ortega. El Vaticano “siempre trata de salvar las relaciones diplomáticas y salvar lo que se pueda salvar con la paciencia y el diálogo”, dijo Francisco. Y agregó que “la Santa Sede nunca se va. La echan”.
La Santa Sede y Nicaragua mantienen relaciones diplomáticas desde 1908 en forma ininterrumpida y de concretarse una ruptura de los lazos formales entre los dos estados el país centroamericano se sumaría al reducido grupo de países (13 en total) que no tienen vínculo formal con el Vaticano. Ellos son Vietnam, Corea del Norte, China, Laos, Somalia, Omán, Mauritania, Maldivas, Islas Comores, Brunéi, Afganistán, Arabia Saudíta y Bután.