El secretario general de Hizbolá, Naim Qassem , quiso emular a su antecesor Hasán Nasralá tras la guerra de 2006 y en su primer discurso tras la entrada en vigor del alto el fuego proclamó \'la victoria divina\'. Las cosas han cambiado mucho en estos 18 años, el partido pro iraní ha quedado seriamente debilitado por los golpes recibidos, sufrido miles de bajas y perdido a Nasralá, el golpe más fuerte y complejo de llenar. En las últimas horas, además, corre el riesgo de perder su principal puerta de entrada de armas y municiones iraníes ya que los grupos armados de la oposición siria han lanzado una operación sorpresa contra Alepo, segunda ciudad de Siria y auténtico cuartel general de la Guardia Revolucionaria y Hizbolá en el país vecino. Las palabras de Qassem apenas llegan a las calles del sur de Beirut, el bastión de partido pro iraní azotado con dureza por la aviación israelí durante los últimos meses. Los seguidores de Hizbolá organizaron una oración a pocos metros del lugar donde fue asesinado Nasralá y colocaron un camión cargado de altavoces para poner música patriótica y discursos del fallecido líder a todo volumen. Música en un mar de escombros, música para levantar el ánimo tras una «victoria divina» en la que «lo más importante es que hemos sobrevivido, esa es la gran victoria, que seguimos aquí y esto no se ha terminado», opina Ali, estudiante de secundaria que acude por primera vez a Dahia desde la entrada en vigor del alto el fuego. «Me esperaba más destrucción, cuando veía tanto bombardeo me esperaba no encontrar nada en pie», dice el joven, que no ha tenido la oportunidad de acercarse a Haret Hreik, la auténtica zona cero dentro de Dahia, en la que se escondía Nasralá en un búnker bajo tierra que descubrió la inteligencia israelí.Noticia Relacionada estandar Si El primer ataque aéreo de Israel pone a prueba el acuerdo de cese de hostilidades en Líbano Mikel Ayestaran No hubo respuesta por parte de la milicia chií, que se limitó a denunciar que el enemigo viola el acuerdo al disparar a los civiles que vuelven a sus casasPlan de ayudasLos vecinos afectados esperan que, como tras la guerra de 2006, Hizbolá ponga en marcha un plan de ayudas y algunos vecinos aseguran que ya les han informado de las primeras reuniones para hacer un balance de daños familia por familia. En función de los daños sufridos se paga más o menos y también hay compensaciones importantes para las familias con hombres caídos en combate. O al menos este era el sistema con el que trabajaba el Partido de Dios antes de ser descabezado, lo que le garantizaba una fuerte base social entre los chiíes. Hasan Maouch muestra un cartel de Nasralá en una mano y en la otra lleva dos velas con los números 6 y 5, su edad. «He perdido a tres parientes y no tengo casa, es puro escombro, pero ninguna de las pérdidas sufridas es comparable a la de Nasralá. Era un héroe y se sacrificó por nosotros, ahora los jóvenes crecerán con sus enseñanzas y eso garantiza el futuro de la resistencia», en opinión de Maouch. Cuesta hablar debido a los bocinazos de los coches y la música atronadora. Fatima, madre de tres hijos, ha cambiado cinco veces de casa en el último año y ahora está obligada a quedarse en Beirut porque su casa original está en Ayta As Shab, una de las sesenta localidades ocupadas por Israel a las que no permite el regreso de los civiles porque ha establecido una especie de «zona de seguridad».«Me esperaba más destrucción, cuando veía tanto bombardeo me esperaba no encontrar nada en pie», dice AliEl ejército también ha implantado un toque de queda al sur del río Litani de cinco de la tarde a siete de la mañana. Fátima repite el discurso oficial del Partido de Dios y dice que «esto es Dahia, donde el enemigo ha sido derrotado por la resistencia inspirada por nuestro maestro Nasralá…». De forma repentina, deja de hablar y le sale una lágrima. «En realidad, podremos volver a levantar todos estos edificios, lo que será muy duro de llenar será el vacío dejado por Nasralá, muy duro». El alto el fuego es frágil e Israel, la parte fuerte en la mesa de negociación, impone sus exigencias sobre el terreno. Por segundo día consecutivo atacó una posición de Hizbolá en la que detectó «actividades sospechosas» y todos recordaron la amenaza de Benjamín Netanyahu de lanzar «una guerra más intensa» si detecta violaciones del acuerdo. En las últimas décadas, Nasralá era la voz que se ponía frente a la del líder israelí de turno, ahora sólo quedan sus discursos grabados. Hizbolá se enfrenta a un largo invierno y los seguidores del grupo han quedado huérfanos.