Para aquellos que se erigen en calificadores del trabajo ajeno desde las cómodas poltronas, mucho más para los que siempre se dedican a descalificar sin haber aportado nada, a los que les sale mejor la crítica que construcción, les decimos que nadie se da por vencido. Sólo los parásitos son capaces de matar y destruir lo que no son capaces de crear. Obstaculizar el proceso interno que lleve a los afiliados a una elección es violento. Y la violencia es la razón de las bestias.
A quienes se dedican a tildarnos de “oportunistas” a quienes queremos debatir ideas, proponer el rumbo ganador, convocar a los mejores justicialistas. ¿Si no es ahora, cuándo? ¿Existe un peronómetro exquisito para los militantes, y uno “tocado” cuando traen figurones de afuera?
También a esos que ven “titireteros” detrás de las posiciones emergentes y desatan versiones conspirativas sobre “quien banca” o a quien es “funcional” el trabajo de otros. Los que confesando su impotencia nos creen operadores de alguien oculto en las sombras.
Nos decidimos a buscar la Presidencia del PJ porque ya mostramos nuestro potencial en 2017 y nos convertimos en la tercera posición a puro esfuerzo. Eso infló nuestro pecho y nos convenció que podemos cambiar para mejor.
En nuestra línea interna no hay advenedizos, somos los que arriesgamos el cuero en cada campaña desde el lugar que nos toca para llevar en muchos casos representantes de escasa calidad mordiéndonos los labios, cuando se esconden las urnas. Algo que ya nos tiene cansados. ¿Cuál es el problema?
Estamos trabajando, y muy bien, convencidos del objetivo. Recibimos adhesiones en permanente diálogo con nuestros afiliados porque nos gusta recibir todas las opiniones, aún las críticas porque de eso se trata.
Por supuesto tenemos por objetivo la unidad en 2019, no le negamos diálogo a nadie ni nos dedicamos a prejuzgar porque no somos jueces. Sabemos que las cosas se pueden hacer mejor y desde nuestra perspectiva nos dedicamos a explicarlo con todas las ganas.
No nos banca nadie, no tenemos miedo a nada, tenemos confianza en que hay 31 de marzo, y vamos representando a los desplazados, los postergados, los alejados, a los descalzos, en definitiva, a los sanos de espíritu.
Queremos democracia interna y vamos por ella. Nada más, ni nada menos.