En el sexto día de la novena a San Roque y San Jacinto, el jueves quedó bendecido el oratorio “Santísimo Redentor” en la Escuela Parroquial La Rotonda, con una misa que presidió el Obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecin. Concelebraron los sacerdotes misioneros redentoristas presbíteros Boris Javier Escobar Cejas y Alfredo Reyna, con la participación de algunos integrantes de la comunidad educativa, quienes pudieron seguir la celebración por las redes sociales en cumplimiento del protocolo de las medidas sanitarias vigentes.
El obispo percibió la emoción y alegría de los docentes y personal de la Escuela Católica, atendida pastoralmente por la Congregación del Santísimo Redentor y destacó este “grandísimo acontecimiento” en un día de la novena de “bendecir este lugar”, remarcó.
“La mejor bendición es la misa celebrada aquí y vamos a bendecir para que quede la presencia real de Jesús” en este oratorio diciendo “soy testigo de la inmensa alegría de esta comunidad educativa de haber destinado este lugar para un oratorio”.
Remarco más adelante que “El Señor estará presente real en su presencia Eucarística, para la oración y contemplación de alumnos y docentes o alguien del personal, para que pueda venir aquí a desahogar su corazón y, a encontrar su alma lo que necesita para la mente y el corazón”.
Destacó “se nota que están emocionados” porque quiere decir que esto es “el plan de Dios y viene a confirmar lo que ustedes han decidido. La presencia del Santísimo Redentor y, donde va a estar también la presencia de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro” expresó el obispo.
“El Señor confirma la alegría, gozo y júbilo por el re encuentro, que no es poca cosa, porque cuando nos queremos nos alegramos de encontrarnos” enfatizó.
Ánimo a los docentes a que “sientan que el Señor les está diciendo ´esto es de Dios y esto es querido por Dios´, además de ser querido por ustedes, por eso la alegría, el gozo y la paz, que es expresión y fruto del Espíritu Santo” afirmó.
La celebración se cumplió en el marco de la novena a San Roque y a San Jacinto, y ese sentido dijo que la “novena siempre es un tiempo de gracia” porque “no tenemos que pedir a Dios para convencerlo de lo que necesitamos, sino todo lo contrario, en la novena tenemos que dilatar el corazón para poder recibir los dones que el Señor nos quiere regalar y, siempre sus dones son grandes, hondos y profundos y, nuestros corazones no tanto, por eso, tenemos que dilatar, el alma, la mente y el corazón”.
“Dios conoce bien lo que somos y lo que necesitamos y todo lo que nuestra Madre nos quiera dar. Si a veces Dios tarda en darnos, es porque de momentos no nos conviene” planteo.
Al referirse al Evangelio proclamado, el obispo dijo, que “El perdón es muy restaurativo”, por eso, tenemos que pedir a Dios la “gracia de perdonar y como fruto del perdón viene la reconciliación, el restablecimiento de las relaciones, podemos mirarnos a los ojos, volver a tratarnos y eso sana las heridas”.
Afirmó que “la auténtica belleza no es haber tenido heridas” sino que “la auténtica belleza es haber restaurado las heridas, con el perdón, el amor y la reconciliación”.
“La santidad está en que el amor de Dios nos levanta las veces que caemos y nos pone de pie” y en esa línea ánimo: “Tenemos que reconciliarnos, no una vez, sino siempre y de manera permanente, porque así actúa Dios”.
Dijo este pasaje del Evangelio nos invita a “parecernos a Dios, que siempre, está dispuesto a tendernos puentes, para reconciliarnos” por eso “¡Que equivocados estamos cuando decimos si me ofendieron que vengan ellos a pedirme perdón, y eso no es parecernos a Dios!”, remarcó enfáticamente.