El equipo de Pep Guardiola aplastó 4-0 al último campeón y definirá el título en Estambul, Turquía, frente a Lautaro Martínez y Joaquín Correa.
Con un gol de Julián Álvarez, quien ingresó faltando dos minutos, Manchester City goleó 4-0 a Real Madrid en el Etihad Stadium y jugará una inédita final de Champions League contra el Inter de Lautaro Martínez y Joaquín Correa, un rival al que nunca enfrentó, en Estambul, Turquía, el próximo 10 de junio. Será la segunda que dispute el club inglés en tres años.
Real Madrid sufrió el dominio abrumador de Manchester City en el primer tiempo. Salvó todo lo que pudo Thibaut Courtois, incluso dos peligrosos cabezazos de Erling Haaland, hasta que llegó la gran definición de Bernardo Silva para abrir el marcador.
Se jugaban 23 minutos cuando el portugués recibió una magnífica habilitación de Kevin De Bruyne de espaldas y definió al primer palo. A esa altura, el partido era todo un verdadero monólogo para el equipo de Pep Guardiola, que manejó la pelota a su antojo y desdibujó completamente a su rival.
Alcanzó a responder solo una vez Real Madrid con un potente disparo de Toni Kroos que impactó de lleno en el travesaño de Ederson. Una pequeña luz de esperanza para los de Carlo Ancelotti que quedó rápidamente solapada con el segundo de Bernardo, esta vez de cabeza, a los 37.
El descanso cortocircuitó el ritmo de los locales y permitió aflorar el coraje del equipo blanco, que, acostumbrado a las proezas europeas, confiaba en un chispazo que desencadenase otra catarsis.
Pudo ser una falta deDavid Alaba, que tocó con los dedos Ederson, pudo ser alguna de las arrancadas a la desesperada de Rodrygo o de Vinícius, pero, sin constancia y sin fe, era imposible que esta vez se consumase el milagro.
Solo Courtois, de nuevo, evitó que su equipo bajara definitivamente los brazos antes de tiempo y a 20 minutos para el final apagó el fuego de Haaland con un mano a mano en el que el balón rebotó en el cuerpo del belga y besó el travesaño.
Al Real Madrid, que merecía estar en la lona desde hacía muchos minutos, le volvía a sonreír la suerte, pero era una mueca de sarcasmo, de superioridad. Como ese príncipe que mira al rey sabiendo que algún día caerá y será él el que se siente en el trono.
Cuando Eder Militao, en un intento de despeje a una falta lateral, mandó el balón a su propia portería, el conjunto merengue terminó de desplomarse, de rendirse ante el nuevo rey, ese que se coronará el próximo 10 de junio en Estambul si el Inter de Milán no obra un milagro casi a la altura del que tenía este miércoles el Real Madrid ante sí: derrotar al mejor equipo de fútbol del mundo, el equipo de Pep Guardiola.
El gol de Julián Álvarez en la segunda pelota que tocó (en la primera recuperó la pelota) fue la puntilla a un Real Madrid que pocas veces, por no decir ninguna, estuvo tan superado en Europa. Ahora queda por ver si una plantilla que lo ha ganado todo y que en muchas posiciones está envejecida es capaz de levantarse de esta.