Un nuevo tema de discusión en el seno del Concejo Deliberante capitalino plantea las innegables disyuntivas que vienen dándose en Capital: o la saludable misión de controlar las cosas como corresponde, o la irresponsable y descomedida intencionalidad de poner palos en la rueda.
Se trata del Sistema Inteligente de Control Vehicular, cuyo elemento principal de conflicto constituye las fotomultas.
Desde el inicio del análisis vale el planteo concreto: ¿tiene razón la oposición en cuestionar los términos de aplicación, o se trata de una estrategia destructiva que solo busca mediar la cada vez más positiva imagen de la gestión municipal?.
También en el principio de las cosas se debe remarcar que, desde el vamos, el tránsito en Corrientes necesita una urgente medida de control.
¿Se pasaron tramitaciones obligadas buscando esconder las verdaderas intencionalidades del sistema?. Y del otro lado: ¿por qué las dudas e interrogantes no fueron planteadas antes, instrumentando pasos institucionales que hubiesen dejado sin efecto la aplicación inmediata del sistema?.
“El objetivo de la Municipalidad es recaudatorio, no mejorar la seguridad vial”, dijo el concejal de la Coalición Cívica Hugo “Cuqui” Calvano
“Fabián Ríos, en su afán de recaudar de cualquier manera, altera el Código de Procedimiento de Faltas mediante una resolución y sin pasar por el Concejo Deliberante”, sostuvo el edil, para quien es un hecho que los concejales del interbloque ECo solicitarán la suspensión del cobro con foto multas.
“Tras un buen fin que es ordenar el tránsito lo hacemos de cualquier manera y pobre de legalidad”, dijo Juan José López Desimoni, en coincidencia con su par.
Como era de prever, Fabián Ríos casi que ni se inmutó por las críticas de los ediles opositores y ratificó la implementación del sistema, insistiendo en que “todas las medidas viales que se implementan tienen por objetivo cuidar la vida de los correntinos”.
Desde la apreciación personal del tema, es importante remarcar que a todos nos duelen los controles, pero más aún cuando convivimos con las irregularidades. Es que concebimos a lo irregular como algo común y corriente, y nos adaptamos a las malas costumbres.
¿Por qué no nos cuesta cumplir con las leyes de tránsito cuando circulamos por otras rutas?
En fin, la cuestión local tiene un claro cariz político, y habrá que ver hasta donde hay de buenas intenciones y hasta donde llega la malicia de obstaculizar. Mientras tanto, no viene mal que nos controlen un poco… será la única manera de hacer lo que se debe. .