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Pánico en Washington por los planes de Trump de desmontar el Estado

La profunda depresión colectiva que parece haber descendido sobre la Casa Blanca y sobre el resto de Washington tiene una razón más poderosa que el simple desdén por Donald Trump y su equipo. Una buena parte de estos funcionarios ven su futuro en duda, ante la promesa del presidente electo de desmantelar lo que él llama el estado profundo con despidos masivos y reubicaciones forzosas.El programa de Trump, titulado \'Agenda 47\', promete «desmantelar el estado profundo» mediante la «restauración de la autoridad del Presidente para despedir a burócratas rebeldes», a quienes Trump y muchos otros republicanos culpan de haber obstaculizado sus planes en su primer mandato. El método principal que contempla el presidente electo es cambiar a los funcionarios de categoría por decreto, de una vitalicia a otra en que pasan a trabajar de apoyo al gobierno, y pueden ser despedidos sin alegar una causa objetiva. Ya lo intentó Trump al final de su primer mandato, pero Joe Biden lo revirtió. Además, contempla reducir el número de funcionarios en la capital. En este momento, en Washington y los suburbios de Maryland y Virginia hay más casi medio millón de empleados públicos , de una fuerza nacional de dos millones. Al menos 100.000 podrían ser reubicados a otros estados, a cientos si no miles de kilómetros. Es lo que Trump y sus partidarios llaman «drenar el pantano», porque así se conoce a Washington, por su humedad y clima asfixiante.Noticia Relacionada estandar Si Trump consigue un Capitolio dócil y hecho todo a su medida David Alandete | Corresponsal en Washington Los republicanos ya han logrado una mayoría más que suficiente en el SenadoYa en 2019, la administración Trump trasladó la sede nacional de la Oficina de Administración de Tierras a Grand Junction, Colorado. Este movimiento se presentó como una estrategia para acercar la agencia a las tierras públicas que administra, principalmente ubicadas en el oeste. En una primera fase, se ordenó mudarse a unas 300 personas, la mayoría de las cuales dimitió o se jubiló.Hay temor visible, palpable, en los edificios del gobierno federal. No son solo las caras largas por la derrota que ocupan los despachos de la Casa Blanca. Un diplomático de carrera, con 20 años a sus espaldas y experiencia en varias embajadas, dijo ayer a ABC que muchos compañeros han comenzado a moverse para pasar al sector privado. «Está claro que van a pedir lealtad absoluta y habrá purgas, así que mucha gente ya ha empezado a mover el currículum», dijo, pidiendo no ser identificado por temor a represalias.Dos personas van a tener un papel primordial en estos recortes y despidos: el multimillonario Elon Musk y el vicepresidente J.D. Vance, ambos encargados de hacer el gobierno federal más eficiente. Entre los funcionarios en Washington circula un \'podcast\' que en 2021 grabó Vance, cuando se presentaba al Senado, en el que resumió así lo que le aconsejaba a Trump: « Despedir a cada burócrata de nivel medio , a cada funcionario en el estado administrativo, y reemplazarlos con nuestra gente».Musk y Trump han propuesto la creación de un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental. Este departamento tendría como objetivo identificar y eliminar gastos innecesarios en diversas áreas del gobierno federal, buscando reducir costos y mejorar la eficiencia administrativa. Musk ha sugerido que, al frente de este departamento, podría recortar hasta 2.000 millones de dólares del presupuesto federal, aproximadamente un tercio del gasto gubernamental del año fiscal que finalizó el 30 de septiembre. La deuda pública de EE.UU. es, en términos absolutos, la más elevada del mundo: 36 billones de dólares, y aumenta cada día.Se requiere letaltadUna razón por la cual Trump va a pedir más lealtad es que él mismo ha dicho en diversas entrevistas que en su primer mandato se enfrentó a una gran resistencia de funcionarios a los que no conocía, pero a los que nombró en busca de experiencia y estabilidad. De aquellos, varios se han convertido en sus mayores críticos, como el que fue su jefe de gabinete, John Kelly; su último secretario de Defensa, Mark Esper, o su consejero de Seguridad Nacional, John Bolton.Varios burócratas, como él los llama, filtraron además conversaciones y deliberaciones privadas, lo que hasta llevó a su primer juicio político, o \'impeachment\', por una llamada que hizo al ucraniano Volodímir Zelenski en la que le pidió información comprometedora del hijo de Joe Biden, Hunter.A principios de año, un instituto de ideas próximo a Trump, la Fundación Heritage, presentó un plan llamado Proyecto 2025 que incluía ambiciosas reformas para desmantelar el estado como se lo conoce y hacerlo mucho más ligero y eficiente. Además, comenzó a trabajar en perfiles de posibles contratados por la Administración Trump. El plan se consideró una estridencia, y los demócratas lo emplearon para criticar al republicano, que se distanció de él. Sin embargo, Heritage tenía como asesor para ese plan a quien fue portamaletas y después jefe de personal del expresidente en la Casa Blanca, John McEntee, que ya purgó la Casa Blanca en las últimas semanas de 2020 y ha ido validando y vetando perfiles del gobierno federal.Resistencia sindicalDe momento, los sindicatos están comenzando a tomar posiciones. Everett Kelley, presidente de la Federación Estadounidense de Funcionarios, el sindicato más grande, que representa a empleados federales con 800.000 miembros, adoptó el miércoles un tono desafiante, prometiendo «no quedarse de brazos cruzados y permitir que ningún líder político –sin importar su afiliación– atropelle la Constitución y nuestras leyes».No todo son lamentos, sin embargo. Lejos de Washington, los sindicatos de policía fronteriza han alabado los planes de Trump, sobre todo los de contratar a 10.000 agentes más y pagarles a todos 10.000 dólares de bonus para que no cambien de trabajo. De hecho, le apoyaron expresamente en la campaña. Paul Perez, presidente del llamado Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, manifestó su confianza en Trump como un defensor sólido de la seguridad fronteriza, afirmando que «creemos que proteger este país siempre ha sido su misión principal».No es que el gobierno federal pueda ahora ponerle mucha resistencia a Trump. Tanto Biden como la fracasada candidata demócrata, Kamala Harris, han pedido a su equipo que coopere con Trump en el traspaso de poderes, tratando de ofrecer un tono conciliador. Además, recientemente, el Tribunal Supremo dictó una sentencia relativa a uno de los juicios de Trump que establece que cualquier cosa que un presidente haga en ejercicio del cargo y a causa de este, está justificada y no puede ser anulada o corregida por el resto de poderes, algo que el propio Biden criticó como un exceso de poder.De momento, los demócratas están sumidos en una guerra interna, culpándose mutuamente los equipos de Biden, Harris y los Obama de la serie de errores que llevó a esta debacle. El consenso parece ser que Biden hundió al partido al querer volver a postularse. Alfombra roja para MileiUna confluencia populista va a dar el pistoletazo de salida a la nueva diplomacia trumpista. Puertas abiertas y alfombra roja en la mansión de Mar-a-Lago para Javier Milei, el nuevo Trump de América Latina, tras la derrota de Jair Bolsonaro en Brasil. El presidente de Argentina se reunirá la semana entrante con el presidente electo Trump y el magnate Elon Musk en Estados Unidos, según informó un portavoz del gobierno argentino. Ambos compartirán ideas, y Trump espera poder incorporar métodos probados por Milei para cerrar departamentos enteros y recortar gasto. Una de las ideas del ganador de las elecciones de EE.UU. es cerrar el departamento de Educación federal y dejar la gestión de ese área a los estados.

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