Antes de que fuera famosa, Kamala Harris tuvo su primera mención en la prensa americana gracias a un accidente con Clint Eastwood . El 22 de marzo de 1994, Harris asistía en San Francisco a la fiesta por el 60 cumpleaños de su pareja, el influyente político Willie Brown , cuando el actor tropezó y derramó champán sobre ella. Al día siguiente, la columna de cotilleos del San Francisco Chronicle relataba el incidente, refiriéndose a Harris como «la nueva pareja del presidente de la Asamblea, Kamala Harris ». Fue el principio de una carrera estelar, lenta pero imparable, hasta la puerta de la Casa Blanca.Puede considerarse que el mayor logro de Harris (Oakland, 1964), candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, ha sido su habilidad para reinventarse y ajustarse, una y otra vez, a las demandas del momento político. De fiscal rigurosa y de mano dura frente a la delincuencia, pasó a convertirse en una senadora centrista. Más tarde, en su candidatura a las primarias, adoptó un programa de izquierda que no logró un solo voto. Al asumir la vicepresidencia, su agenda fue limitada, lo que le permitió reservarse un nuevo giro hacia el centro —e incluso hacia la derecha— para atraer a los votantes indecisos, una vez Joe Biden le puso en las manos la candidatura demócrata, sin haber obtenido un solo voto. Entre tantos giros y vueltas, se ha ensombrecido la biografía de una mujer que lleva 30 años abriéndose paso en el intrincado e ingrato mundo de la política americana. Esta brillante doctora en derecho tuvo su primer contacto con la política en el bullicioso y caótico escenario de San Francisco, donde comenzó como fiscal asistente. Allí conoció a quien sería una figura decisiva en su carrera: Brown, veterano de la política local, presidente de la Asamblea de California desde 1980, auténtico artista del poder, maestro en abrir puertas y conseguir lo imposible.Noticia Relacionada estandar Si Diez millones de sin papeles: la crisis que atormenta a Harris antes de las elecciones en EE.UU. David Alandete | Enviado especial a Ciudad Juárez (México)Eran, sin duda, una pareja peculiar. Él, a sus 60 años, le doblaba la edad y seguía casado con su esposa. Ella se dejaba ver a su lado en todos los eventos sociales, convirtiéndose en tema recurrente de las columnas del corazón: el veterano estratega y la abogada advenediza, siempre sonriente en sus trajes de cóctel de color azabache y su aderezo de perlas, un accesorio por el que, hasta hoy, mantiene una marcada predilección. (El traje de cóctel ha dejado paso al traje pantalón y las Converse All Stars).La vicepresidenta Harris ha hablado mucho sobre su madre india, su padre jamaicano, su infancia austera y aquellos largos trayectos en autobús para asistir a escuelas de mayoría blanca bajo un programa de integración racial. Sin embargo, poco se menciona de sus inicios profesionales, rodeada de figuras influyentes y eventos exclusivos que impulsaron su ascenso en la política de California. Su relación con Brown, quien le regaló un BMW y la acompañó a saraos como los Óscar o en un vuelo en jet privado cortesía de Donald Trump , marcó esta breve etapa. En 1994, mientras Harris acompañaba a Brown en un viaje a Boston, Trump llamó a Brown para lograr un proyecto hotelero en Los Ángeles. Para la reunión, envió su jet privado para llevar a la pareja a Nueva York. El avión, de interior dorado decorado con pinturas valiosas, introdujo a Harris al mundo excesivo y opulento del hombre con quien hoy compite por el asiento presidencial.La vicepresidenta Kamala Harris julián de velascoSu relación con Brown también le abrió puertas en el ámbito laboral. Ese mismo año, él la colocó a dedo en una junta estatal que resolvía recursos por negativas de subsidio por desempleo. Aunque el cargo finalizaba al término del mandato de Brown en la Asamblea, poco después la designó para otra junta responsable de supervisar contratos médicos, por la cual Harris percibió un salario equivalente a unos 150.000 dólares anuales a día de hoy. Mantuvo este puesto hasta 1998, tres años después del fin de su relación con Brown.Ascenso ordenado y lógicoPara entonces, él ya era alcalde de San Francisco, la ciudad donde ella continuó su ascenso hasta ser elegida fiscal de distrito. Para ganar esas elecciones, Harris necesitaba el respaldo del aparato demócrata local, y su conexión con Brown, aunque su relación sentimental ya era agua pasada, le resultó valiosísima. Su ascenso posterior fue tan ordenado como lógico: fiscal general de California, senadora y, finalmente, vicepresidenta.En su transición de la costa oeste a la capital del poder, Harris se casó en 2014 con Doug Emhoff, también abogado y padre de dos hijas de un matrimonio anterior. Ambos entablaron una estrecha amistad con Barack y Michelle Obama, cuyo apoyo ha sido clave para asegurar a Harris como sucesora de Joe Biden en la candidatura demócrata y mantener la cohesión del partido en torno a su figura.