Los más de noventa minutos de debate entre Donald Trump y Kamala Harris , quizá el único encuentro entre ambos en esta campaña, dieron para mucho. Estos son algunos de los momentos clave de la noche más decisiva en las presidenciales de EE.UU.1-El apretón de manosHabía incertidumbre sobre si Trump y Harris se saludarían al subir al escenario montado por ABC News en el National Constitution Center de Filadelfia. Nunca se habían presentado, nunca habían hablado entre ellos. Harris entró y zanjó el asunto: caminó hacia Trump y le ofreció la mano. «Kamala Harris», le dijo en presentación. El expresidente correspondió y apretó su mano. El gesto marcó el tono del debate. Harris fue a por él, Trump fue más pasivo, más a la defensiva. En muchas ocasiones, la vicepresidenta le habló a Trump de forma directa, le interpeló, le clavaba la mirada. El expresidenta siempre decía «ella», no giraba el cuello, solo se dirigía los moderadores.2-Harris, la provocadoraLa vicepresidenta acudió al debate bien preparada, con un arsenal de ataques y con las que incomodar a Trump. El objetivo era sacar la versión del expresidente que no quiere su equipo. La menos presidenciable, la más volcánica. Es una estrategia propia de la fiscal que Harris fue en el pasado, con cebos continuos con los que Trump mordía el anzuelo. Harris se mofó de los mítines de Trump, en los que «habla de personajes de ficción como Hannibal Lecter» y en los que «la gente se va pronto por cansancio y aburrimiento». Trump picó y replicó que sus mítines «son los más grandes, los más increíbles de la historia de la política». Hubo más. Harris dijo que Trump era un niño de papá: «Le dieron 400 millones de dólares en una bandeja de plata». Se mofó de su derrota electoral en 2020, que él nunca ha aceptado: «Donald Trump fue despedido por 81 millones de estadounidenses. Claramente, le está costando procesarlo». Aseguró que los «líderes mundiales se ríen de Trump» y que los «dictadores y autócratas quieren que vuelvas a ser presidente, porque saben que te manipulan con halagos y favores».Noticia Relacionada estandar Si Harris demuestra preparación en un debate feroz frente a Trump: «El pueblo de EE.UU. quiere algo mejor que esto» Javier Ansorena | enviado especial a filadelfia3. Festival de gestosTrump no escatimó en ataques a Harris. Entre otros, la acusó de «marxista», de ser «incluso peor que Biden, que es el peor presidente de la historia de EE.UU». La reacción de la candidata demócrata -entrenada desde casa- fue un festival de expresiones faciales: sonrisa incrédula, mirada divertida, intrigada con la mano en el mentón… A ratos, murmuraba «no es verdad» a lo que Trump decía. En otros, soltaba carcajadas, la risa con la que el expresidente le solía atacar y que ahora se ha convertido en uno de los símbolos de la campaña demócrata. En una de esas reacciones sonoras de Harris, Trump la cortó: «Estoy hablando yo, si no te importa. ¿Te suena?» Era una referencia al debate que Harris mantuvo con el que fue su vicepresidente, Mike Pence, en 2020. En él, la demócrata consiguió un momento memorable con un «estoy hablando» para paralizar a Pence.4. «Tres contra uno»Los moderadores del debate, David Muir y Lindsey Davis, presentadores de ABC News, tenían una labor complicada. Dejar fluir el debate y, al mismo tiempo, acotar las falsedades en las que podían incurrir ambos candidatos. Los aliados de Trump no tardaron en acusar de partidismo a la pareja de moderadores, que tuvieron que acotar afirmaciones falsas, como la de que Harris y los demócratas, en su regulación del aborto, permitían el infanticidio. Muir y Davis cortaron a Trump como centrales expeditivos. Pero fueron más benévolos con Harris, sobre todo cuando le preguntaban por sus cambios ideológicos bruscos y ella se iba por la tangente (fue una oportunidad también desperdiciada por Trump). «Ha sido un tres contra uno», protestó el portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung.5. «Se comen los perros, se comen los gatos»Durante semanas, los asesores de Trump han tratado de convencer al expresidente para que sea disciplinado en discursos y, mucho más, en este debate. Que mantenga el mensaje, que se dedique a recordar las crisis de la Administración Biden-Harris, que hable de política, que no se pierda en circunloquios. El debate con Harris no fue el mejor ejemplo. Lo ilustra mejor que nada su digresión, en pleno duelo, sobre algo estrafalario: «En Springfield, se comen los perros, se comen los gatos de la gente de allí», aseguraba en referencia inmigrantes indocumentados en esa ciudad de Ohio. El problema no es que todo eso es un bulo desmentido por las autoridades. El problema es que a Trump le hace parecer cualquier cosa menos presidenciable.