Colombi lo hizo. Logró que la ciencia ficción se haga realidad en Corrientes. De aquel “Kramer versus Kramer”, donde se destrozaba una familia en la pantalla grande; a este “Pobres contra pobres” en una lucha despareja entre correntinos uniformados y armados, aunque más no sea con perdigones de goma y gas pimienta; contra correntinos empobrecidos y enrolados en la necesidad de declarar una emergencia social porque el plan económico que lleva adelante el gobierno correntino en sintonía con el gobierno nacional, verdaderamente los está matando. En contra de esto, fueron a cortar el puente como manera de protestar. Ese fue su pecado.



Sin ir más lejos solo hay que repasar estos últimos doce años del gobierno de Ricardo Colombi para entender que nunca funcionó el accionar social, por más propaganda que se irradiara desde las oficinas oficiales, porque a los sectores marginales y verdaderamente necesitados: jamás se llegó. Lo de Acción Social solo fue una cartelería para amontonar cargos públicos en retribución de los favores políticos en campaña que, como siempre, se paga con dinero del estado. De lo verdaderamente social. Nada de nada.



Por eso este mediodía fue grotesco observar cómo policías uniformados con sueldos indignos que los depositan al borde de la indigencia, desafiando el agua caliente que les arrojaban se tomaban a golpes de puños, empujones, garrotazos, balazos, gas pimienta y todo tipo de agresiones, contra sus hermanos correntinos igual o peor de hambreados que ellos. La emergencia social les toca a todos por igual. A propósito del agua caliente, la imagen se remontó a principios de siglo cuando todos se animaban a la protesta para desembarcar incondicionalmente en la denominada Plaza del Aguante. Es de esperar que no se repita.