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¿Por qué EE.UU. se juega su democracia en las elecciones del 5 de noviembre?

El Madison Square Garden, en sucesivas localizaciones en Manhattan, ha servido como legendario escenario no solo para el deporte y la música sino también para lo bueno, lo malo y lo banal de la política de Estados Unidos . Simbólicas convenciones presidenciales, incluida la del Partido Republicano tras el 11-S; históricos discursos de Franklin D. Roosevelt, Barry Goldwater o Bill Clinton; y hasta el insinuante Happy Birthday, Mr. President que Marylin dedicó a JFK. El 20 de febrero de 1939, 22.000 simpatizantes nazis abarrotaron la arena, entonces en la intersección de la Octava Avenida y la Calle 50. El evento, para el que los asistentes tuvieron que pagar entre 40 centavos y 1,10 dólares, fue organizado por el German-American Bund como un patriótico mitin, a favor de Adolf Hitler. La decoración estaba presidida por un retrato del «primer fascista» George Washington. Por no faltar, no faltó la violencia exhibicionista cuando un joven fontanero judío de Brooklyn, llamado Isadore Greenbaum, intentó protestar.El racista mitin que celebró este domingo Donald Trump en el Garden ha recordado a aquella noche supremacista. Y no solamente por el repelent e tufo fascistoide que ha adquirido la recta final de la campaña que culminará el próximo 5 de noviembre . Otra vez, el cuestionamiento de la democracia liberal acorrala a EEUU.Noticia Relacionada estandar Si Bromas racistas e insultos a inmigrantes ensombrecen el mitin de Trump en Nueva York David Alandete | Corresponsal en WashingtonA la vista de la última encuesta NYT/Siena, casi la mitad de los votantes no respaldan el experimento estadounidense de autogobierno, y el 45% cree que la democracia no representa a la gente corriente. Tres cuartas partes afirman que la democracia de EEUU se encuentra amenazada, pero con diferente percepción del peligro. La erosión de la fe en el sistema constitucional de EE.UU. no es una novedad. La misma revolución que hace casi 250 años creó un gobierno basado en la protección de derechos individuales frente a las mayorías electorales y el poder político, también generó una rebelión iliberal. El problema es la viabilidad de ese sistema liberal cuando la mitad de los votantes parece haber dejado de creer en sus principios fundacionales.

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