Política

Propuesta, concertacion y unidad

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En pocos días sesionará el congreso del Partido Justicialista, con la finalidad de fijar las pautas y hacer las reformas necesarias para las próximas internas partidarias, que han de elegir las autoridades Partidarias y a los candidatos, que representen al espacio en la elecciones generales provinciales y en las de medio término nacionales.



Menuda tarea la que tienen los cros que conducen el peronismo correntino. Se equivocan quienes piensan que es un mero trámite el de reformar algún artículo de la carta orgánica, fijar pautas para un frente o reglas claras para las internas. Además hay que asegurar la unidad posterior al trámite electoral interno. Sin ajuste de cuentas por el ganador ni traiciones por el perdedor. Ganar la interna es muy importante pero ganar la general  lo es más. La dirigencia debe ser capaz de coordinar el esfuerzo común.



Incluso se deben  determinar los criterios para la emergencia, que por acuerdos  entre dirigentes hoy en posiciones diferentes, eviten la puja interna. La concertación es una pauta muy clara en los posicionamientos políticos, y debe tenerse en cuenta ante la posibilidad  de convergencias. Lo que debe pensarse a la realización de los consensos es que una cosa es el acuerdo, alianza o concertación en pos de la  unidad y una muy diferente es el contubernio dirigencial que sirve a muy pocos y que en definitiva, como demuestran las experiencias anteriores, en vez de acercarnos al poder, nos alejan del mismo.



Para concertar en la idea, lo primero es tenerla, esto es tener un objetivo. Por ejemplo el poder en la provincia, el gobierno para un peronista, un proyecto  claro para la obtención de ese objetivo primario, que debe estar basado en una propuesta expresa de qué se quiere para la provincia y de cómo se va a encarar. Sino lo hicieran así, en vez de concertar estarían complotando y en lugar de la ansiada unidad se estaría ante una componenda electoral sin futuro.



Así las cosas, podemos decir que la unidad es estratégica, hace a la supervivencia misma. Exigirá renunciamientos, alineamientos y postergaciones. Debe pensar el dirigente peronista, que su pueblo, su votante ya viene renunciando, aceptando intrusiones y postergaciones hace demasiado tiempo, como para ver frustrada nuevamente su expectativa. La dirigencia Peronista debe ponerse de cara a la historia y mostrar sus mejores cuadros, ya no es posible que cuando se arman las listas nos preguntemos ¿y este quién es?   O que se repitan elección tras elección los mismos nombres. La mujer de… el hijo de… el amigo de… No vale la pena dar nombres, con solo mirar las listas es suficiente.



Hasta el gobierno que hace casi 16 años que está en el poder y del que pocas cosas buenas se pueden decir,  es más prolijo. Es cierto no tienen internas, el jefe resuelve en su despacho y tal vez en soledad, las candidaturas, las autoridades partidarias, legisladores, interventores de institutos, directores del banco, jueces, fiscales, defensores y más. Su poder no es discutido internamente por nadie, ni propios ni socios, todos acatan. Esa que es su fortaleza, también puede ser su debilidad.

 

Ya la gente está cansada de lo mismo y es hora de renovarse. La primera muestra fue la caída del proyecto de reforma constitucional, que si bien formalmente fue producto de los votos legislativos, sustancialmente la misma no había prendido en la ciudadanía, que nunca creyó que fuera un intento de mejorar instituciones sino una agazapada tentativa de perpetuarse en el poder. Si entendiera esto tal vez no recurriría a la venganza o a la estrategia electoral de retener fondos municipales. El pueblo no es tonto, como se dio cuenta de la engañifa constitucional también se da cuenta de esta maniobra.  Para completar el panorama cabe decir que el gobierno no tiene candidato, porque nadie crece a la sombra del jefe, porque al jefe no le conviene que los dirigentes ya se referencien pensando en el futuro.



Los compañeros deben comprender que oportunidades como la que se presenta en esta ocasión, hay muy pocas. Igual no es fácil la tarea. El adversario es muy poderoso, tiene medios, estructuras, organización, apoyo nacional y un comando unificado. 



Cuando hace falta fijar rumbos de acción, esperamos de nuestra dirigencia que hable de frente a sus compañeros, con libertad, sin discursos de conveniencias, ni escondidos en despachos  a los que muy pocos compañeros acceden. En épocas de definiciones que actúen según las íntimas convicciones, libres de oportunismos y  tactisismos electoralistas. Porque sus convicciones mas íntimas seguramente son las mismas, o lo fueron alguna vez, de aquel compañero que no ha sido contaminado por manejos,  ardides, complots.  Deben sacudirse para desprender a los oportunistas, a los carroñeros de la política. No se deben confundir los términos, que la política sea el arte de lo posible, no significa que a la posibilidad no se llegue por la razón crítica.



Si son capaces de realizar aquello que dicen que son, si ponen por delante el interés general, luego el partidario y por último el propio, ( les suena? ) verán que es posible obtener el triunfo, ahí mismo donde el peronismo debe ser invencible, en la urnas. Siendo el primer partido en la Provincia, tanto en afiliados como en votos, pareciera que la tarea no es tan difícil. No obstante no dio resultados. Algo falla en lo interno, no es cosa de echar siempre la culpa al adversario, tampoco desmerecerlo, hay que valorar al conservadorismo vernáculo en su verdadera dimensión más ahora que tiene apoyatura del conservadurismo nacional gobernante,  para poder hacerle frente y derrotarlo.



Debe también, y luego de terminadas las disputas internas ya una vez con autoridades y candidatos propios convocarse a las fuerzas progresistas de la provincia para la construcción de un frente electoral, que pueda oponerse al “Pacto” gobernante. Si bien la convocatoria debe ser amplia y generosa, todos deben comprender bajo que principios y banderas estarán cobijados y cuales son los espacios que por su importancia deben ocupar. El Frente a constituirse, debe ser absolutamente atractivo y no dar lugar a dudas  su pertenencia. Debe diferenciarse, reitero, del “Pacto” gobernante y del pasado frente derrotado. El Frente debe identificarse como Peronista o Justicialista por la sigla partidaria. El de la Victoria llevaba el nombre de un partido minoritario, que ya facturó candidaturas por varias generaciones.



En definitiva si es la inteligencia la que prima sobre las ambiciones personales, familiares o sectoriales y esa misma inteligencia sobrevuela la pasión, seremos alternativa de poder para la provincia y esperanza de realización no sólo para los peronistas sino para todos los correntinos.

 

Por: Germán Wiens 

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