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Protege tu flora intestinal para estar fuerte

Nuestra capacidad de protegernos y enfrentarnos a ciertas enfermedades se puede poner en jaque si los microorganismos que "viven" en el tracto digestivo se alteran. Por ello es clave cuidar las bacterias que forma la flora intestinal.


En los últimos años se ha descubierto que la flora bacteriana actúa prácticamente como un órgano humano y que está muy relacionada con el sistema inmune porque ahí residen multitud de células inmunitarias.


En esta microflora viven bacterias buenas que impiden la invasión de los gérmenes. Por ello, si la flora se desequilibra, estás más predispuesto a sufrir infecciones. Por ello, conviene fomentar su buena salud.

ASÍ INFLUYE EN TU SALUD CUIDAR LAS "BACTERIAS BUENAS"

Este ecosistema de millones de bacterias de especies diferentes que habitan nuestro tracto digestivo (sobre todo el colon) participa en numerosos procesos vitales reforzando la salud. Te explicamos cómo te cuidan estas "bacterias buenas".

1. Mejora la digestión de algunos alimentos

Una de las funciones principales de la flora intestinal es la mejora de la digestión (a partir de la fermentación) para obtener energía, tanto para el cuerpo como para ella misma, de los desechos de la dieta que llegan al colon porque el intestino no los ha podido digerir (por ejemplo, la fibra vegetal).

2. Ayuda al sistema inmunológico

La flora intestinal ejerce un papel esencial en el correcto funcionamiento del sistema inmunológico del organismo. Y es que el intestino no solo sirve para digerir los alimentos, ya que un porcentaje importante de nuestras células inmunitarias (el 80% aproximadamente) se encuentra alrededor de la luz del tubo digestivo. Además, la mayor producción de inmuno-globulinas (anticuerpos) tiene lugar justamente en la mucosa gastrointestinal.

Las bacterias lácticas en el intestino ejercen un efecto estimulante de las defensas

3. Sintetiza y mejora la absorción de ciertos nutrientes

Nuestras bacterias “amigas” también tienen la capacidad de sintetizar algunas vitaminas, como la biotina (del grupo B) y la K. Además, mejoran la absorción de algunos nutrientes, como los minerales (calcio, hierro o magnesio).


Por otro lado ayudan a degradar y eliminar sustancias tóxicas que podrían ser potencialmente cancerígenas.

4. Te protege frente a patógenos externos

Del mismo modo, la flora bacteriana funciona como una barrera protectora que impide la posible invasión o el desarrollo de microorganismos patógenos, lo que es fundamental en la prevención de infecciones.

¿QUÉ PUEDE PERJUDICAR A TU FLORA INTESTINAL?

No todas las personas tienen la misma composición bacteriana (porque influye en ello tanto la genética como la primera colonización que tuvo lugar al nacer). Y aunque es cierto que esta suele mantenerse estable a lo largo de la vida, también se sabe que hay ciertos factores que pueden alterar su equilibrio.


  • Elestrés crónico, el envejecimiento o enfermedades como la gastroenteritis o algunas intolerancias alimentarias conllevan una disminución de esas colonias bacterianas.


  • Los antibióticos (sobre todo los de amplio espectro) la deterioran rompiendo su equilibrio. Estos fármacos actúan contra las bacterias de forma indiscriminada con lo que pueden matar también al pequeño ejército de microorganismos buenos de tu flora intestinal.

Si tomas antibióticos estás más vulnerable ante infecciones oportunistas

  • Dietas desequilibradas. Las dietas pobres en fibra y ricas en azúcares refinados, grasas y proteínas, pueden dañarla. Hinchazón abdominal, diarreas o ciertas alergias de la piel y respiratorias pueden estar indicándote que el equilibrio de tu flora intestinal está alterado.

HÁBITOS DIETÉTICOS QUE RESTAURAN TU MICROFLORA

Este ecosistema de bacterias “buenas” puede variar de una persona a otra en función de su alimentación. Para mantener o recuperar su equilibrio cuando se debilita necesitas que tu dieta sea rica en alimentos que la protejan y favorezcan su crecimiento.

Los prebióticos alimentan a esas bacterias

Si las bacterias buenas disminuyen se puede estimular su crecimiento tomando alimentos con prebióticos como ajo, cebolla, soja, alcachofa, espárragos, plátano...

Los prebióticos son compuestos no digeribles que se encuentran en muchos alimentos vegetales y que estimulan el crecimiento y la actividad de la flora intestinal. Esto es así porque estas sustancias no pueden ser digeridas por los enzimas del estómago ni del intestino delgado, por tanto, llegan al colon (intestino grueso) sin degradarse. Y una vez ahí sirven de alimento a las bacterias beneficiosas que residen en la zona.

Los probióticos repueblan tu flora

Los probióticos aportan microorganismos vivos que contribuyen a regenerar y mantener el equilibrio de la microflora intestinal.


Precisamente por esta propiedad si los tomas todos los días ayudan a reforzar las defensas, a mejorar las funciones digestivas y el tránsito intestinal. Los lactobacilos y las bífidobacterias son las especies de bacterias que más se encuentran en los alimentos probióticos.

Los yogures, el kéfir, el miso y las aceitunas regeneran tu microflora

Si bien los yogures se llevan la mayoría de la fama para cuidar la flora intestinal, hay otros productos alimenticios con bacterias buenas, como el kéfir, el miso o algunos tipos de leche y queso fermentados. También las aceitunas y el chucrut (col fermentada) regeneran la flora.

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