¡Cómo cuesta encarar éste tipo de noticias, cuando las responsabilidades parecen estar bien claras y precisas, y cuando la indignación nos impide opinar con absoluta rigurosidad periodística!
Es que a cada instante nos surge la humana razón de gritar nuestra bronca, como la de miles que aún no pueden creer lo que le ocurrió a Valentino, el pequeño bebé que se debate entre la vida y la muerte por absoluta negligencia de una jueza del Poder Judicial de Corrientes.
¿Sorprende?. Lamentablemente no.
La Justicia correntina muestra cada tanto los vestigios de una estructura vetusta, perimida y llena de conflictos internos irresueltos que obviamente conspiran en contra de la sociedad en general.
Y las cosas revientan cuando suceden hechos tan susceptibles como este, donde nadie se dio cuenta de la inoperancia evidente de una madre para cuidar a un pequeño inocente.
Entonces aparecen opiniones encontradas, o reglas simplistas que buscan justificar lo injustificable. Y siempre, en el medio, un poder intocable que endiosa a los jueces de manera notable, ubicándolos en un estamento superior inentendible.
La jueza en cuestión hasta cuestionó los objetivos del programa de ‘familias del corazón’, con el justificativo de que el amor de madre es inicial y superior a todo. Eso está claro, pero ¿se puede cometer el crimen de entregar a un pequeño a una mujer absolutamente inestable exponiéndolo en absoluto aún en el riesgo de perder su vida?.
Se habla de un carácter hostil y arrogante, lo que en definitiva podría ser un dato más dentro de la polémica.
“No quiero enojarme ni escuchar mentiras de nadie. No tengo nada que ocultar, me pueden preguntar lo que quieran. Todos los organismos tienen algo que esconder, están tapando cosas que no hicieron. Pensé que fue una sola equivocación pero son una sarta de equivocaciones”, expresó Karina, la tía del corazón del pequeño.
El drama se instaló y hay culpables. Que paguen