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Quejas, malestar y peligro por el estado de las veredas en la ciudad

Son escasos los metros en los que uno puede gozar de una caminata placentera sin tener que evadir algún que otro montículo o semipozo debido al faltante de baldosas.

Transitar por la ciudad resulta todo un desafío, ya que se deben esquivar las trampas que cada vereda impone al paso debido al estado en que se encuentran.

Eso relató la señora Garrido, quien llamó a El Litoral para elevar una queja: “Ya no me animo a caminar después de las 5 de la tarde, por el estado en que se encuentran las veredas, son un peligro”.

“Hace poco me rompí un brazo al tropezarme. Fui hasta la Municipalidad a hacer una queja. No me podían atender y después no me quisieron tomar la denuncia”, detalló.

Para Garrido hace falta una fuerte política de recuperación de las veredas. “La Municipalidad tiene que ser más exigente. Se deben arreglar, no podemos caminar por la calle, pero tampoco por las veredas porque resultan un peligro”, se quejó.

“Los adultos mayores tenemos dificultad para movernos y las veredas son una trampa, te descuidás y te rompés algo”, agregó.

Sólo hace falta levantar la vista mientras se recorre el microcentro para darse cuenta de que caminar por la vereda obliga a un constante ejercicio de zigzagueo, para evitar irse de fauces al piso.
Son escasos los metros en los que uno puede gozar de una caminata placentera sin tener que evadir algún que otro montículo o semipozo debido al faltante de baldosas.

CAPITAL MUNICIPALIDAD DE CORRIENTES VEREDAS

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