El lugar fue inaugurado el 10 de noviembre en la cuenca Ruca Choroy, en cercanías de la localidad neuquina de Aluminé. Representa un desafío para la biomedicina porque dejará de ser la única opción para tratar la enfermedad.
El Centro de Salud Intercultural "Raguiñ Kien" (medialuna), inaugurado el 10 de noviembre en la cuenca Ruca Choroy, en cercanías de la localidad neuquina de Aluminé, es valorado por las comunidades mapuches porque les permitirá "ganar derechos y libertad" y dejar atrás el tiempo en el que la práctica ancestral de la medicina originaria era considerada "ilegal".
Al mismo tiempo representa un desafío para la biomedicina porque dejará de ser la única opción para tratar la enfermedad.
Los protagonistas de esta experiencia consultados por Télam destacaron que para abordar las tensiones y el diseño del proyecto deberán buscarse consensos y acuerdos mediante el cuerpo colegiado (Nor Feleal) que tendrá a su cargo la conducción y coordinación del primer y único centro de salud intercultural de la Argentina.
La planificación del proyecto hasta su concreción, demandó poco más de 10 años desde los croquis iniciales de un edificio con forma de medialuna, hasta llegar a su construcción, equipamiento y designación de parte del personal en una primera etapa que está en pleno desarrollo.
Sergio Peña, originario de la cuenca de Ruca Choroy, es agente sanitario e integrante del For Feleal del flamante centro de salud "Raguiñ Kien".
"Con el centro de salud hemos ganado derechos y libertad para el pueblo mapuche", aseguró Peña, al recordar que la medicina ancestral era una práctica que para la justicia era "ilegal".
El Centro de Salud Intercultural está ubicado en el corazón de las comunidades Aigo y Huenguihuel, en la cuenca de Ruca Choroy, en cercanías de la localidad de Aluminé.
Peña explicó que "el diseño de la medialuna fue un proceso largo pero muy consolidado para nosotros y de mucho trabajo".
"Tiene que ver con nuestra cosmovisión, nuestra salud, nuestra forma de verla y también tiene mucho que ver tanto para curar la enfermedad como con nuestra vida diaria, la siembra, la cosecha y el tránsito con la luna", señaló.
Expresó que "esta es una primera experiencia claramente y nosotros lo vemos como un logro como pueblo, porque acá estamos ganando derecho en cuanto a la salud de la comunidad".
"Podemos decir que al tener un espacio podemos garantizar el derecho a la salud trasladando nuestro conocimiento a un edificio, porque siempre se practicó en el domicilio y de manera reservada", dijo y reafirmó que "acá estamos generando una garantía de derecho, de decir que somos libres de practicar nuestra medicina en un espacio físico".
Anticipó que "cuando esté designado todo el personal, la atención se va ampliar en el sector de las invernadas (zonas bajas de la cordillera para cuidar los animales) porque no podemos obviar ese territorio con gente que se va gran parte del año".