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Rebelión contra la corrección política: los hombres jóvenes se vuelcan con Trump

La energía fuera del mitin de este jueves aún se sentía en el ambiente. Donald Trump había dejado atrás en Phoenix, Arizona, una multitud eufórica, convencida de su victoria el próximo 5 de noviembre. En las calles, una ola de gorras rojas y banderas azules con su apellido y el número «47» se dispersaba lentamente.Bajo un sol abrasador de 36 grados, un joven de 20 años, William McCue , pedía firmas con entusiasmo: «¿Quiere firmar para apoyar las enmiendas Primera y Segunda de la Constitución? Podría ganar un millón de dólares», decía, mientras sostenía un formulario ya firmado por una veintena de personas. Cada firma que conseguía representaba un apoyo simbólico a la libertad de expresión y al derecho a portar armas.McCue reveló además que por cada firma obtenida, el grupo de acción política respaldado por el multimillonario Elon Musk le pagaba 47 dólares. El número «47», omnipresente en estos eventos, está cargado de simbolismo para quienes esperan ver a Trump nuevamente en la presidencia, como el 47º presidente, tras haber sido el 45º.Noticia Relacionada estandar Si Trump eleva la tensión: «América se ha convertido en el basurero del mundo» David Alandete | enviado especial a Phoenix (Arizona) El candidato hace campaña en Arizona, un estado en que Biden se impuso por la mínima en 2020Esta es la primera vez que McCue, un estudiante de empresariales, podrá votar en unas elecciones presidenciales, y está decidido a no dejar que nadie le diga cómo pensar ni cómo votar. Se rebela contra la idea de que, por ser joven, debe alinearse con el Partido Demócrata. Admira a Trump por diversas razones, algunas vinculadas a la economía, otras al patriotismo y a su postura sobre la identidad de género. Pero, sobre todo, se siente abandonado por los demócratas.El joven William McCue porta un formulario para apoyar la Primera y la Segunda Enmienda de la Constitución Foto de David Alandete«¿Qué opinas de los hombres compitiendo en deportes femeninos? ¿Para los demócratas qué es un hombre o una mujer? ¿Cómo puede ser esto un tema de debate?», cuestiona McCue con frustración. Recuerda que, según él, antes de que pudiera votar, bajo el mandato de Trump, «todo el mundo ganaba dinero, todos respetaban a América, todo marchaba bien».No es un caso aislado. Este mitin de Trump fue en un estadio de la Universidad Estatal de Arizona, en el campus de Tempe. Del aforo de 5.000, una buena parte, mayoría segura, eran jóvenes votantes primerizos, sobre todo hombres en la veintena, orgullosos de encontrar un espacio ajeno a la corrección política y las imposiciones de las élites culturales y académicas.Son la Generación Z, nacidos entre 1997 y 2012, protagonistas de un inesperado giro político: las mujeres llevan la iniciativa, según recientes estudios. Superan a los hombres en estudios universitarios, activismo político y en intención de voto, y están mucho más a la izquierda que ellos. Muchos hombres de la Generación Z, especialmente los blancos, se identifican cada vez más con valores conservadores y admiran a figuras de poder masculinas, como Trump.Para estos jóvenes, los valores que representan Trump y Musk , como la libertad de expresión sin restricciones y el derecho irrestricto a defenderse, son una respuesta vital a lo que perciben como una deriva identitaria del país.«Los demócratas y las élites solo odian a Trump, odian a quien es diferente, odian a quien piensa por sí mismo», se lamentaba Kevin Kovacs , estudiante de Biología de 21 años. Este joven no es, en apariencia, lo que se asume que es el Partido Republicano: alto, delgado, algo desaliñado, con una camiseta en la que se lee «Pot Head», un término coloquial que se usa para describir a los consumidores habituales de marihuana.Por orden: Kevin Kovacs, Max Mann y Ahil Palanichamy Fotos de David AlandeteDe hecho, estos jóvenes que votan por primera vez en estados decisivos como Arizona, que bien podrían ser la llave para el regreso de Trump a la Casa Blanca, desafían muchos de los estereotipos tradicionalmente atribuidos a su partido. No todos son conservadores en temas sociales, ni se oponen al uso recreativo de la marihuana o al matrimonio entre personas del mismo sexo.Max Mann , de 18 años, estudiante de Informática, se definía como independiente. Aclara que no cree en la prohibición del aborto y piensa que debería ser decisión de la mujer. Se considera progresista en algunos temas, pero su primer voto será para Trump. De hecho, luce con orgullo una gorra roja con el lema trumpista por excelencia, «Hagamos América grande de nuevo».«Kamala es incompetente», dijo, sin usar su apellido. «Dicen los demócratas que trabajan para los jóvenes, que son el partido del futuro, pero no han hecho nada por nosotros». Aunque la administración Biden ha perdonado la deuda de al menos un millón de estudiantes, para Mann eso no es importante, ya que él nunca ha acumulado deuda para estudiar.Encuestas recientes de Siena College en seis estados clave, incluido Arizona, muestran una gran diferencia en las preferencias de voto entre hombres y mujeres jóvenes. Los hombres jóvenes favorecen a Trump por un margen de 13 puntos, mientras que las mujeres jóvenes favorecen a Harris por 38 puntos, creando una brecha de género de 51 puntos entre ambos grupos.Algunos de estos jóvenes se sienten en espacios como este mitin libres para expresar su admiración por Trump , algo que no está bien visto en las costas que dominan la vida cultural, empresarial y política del país. En esos entornos, el mensaje de los demócratas es claro: Trump es un fascista, un dictador, el final de la civilización.Pensar diferenteSin embargo, cuanto más hiperbólicas son esas críticas, más refuerzan en estos jóvenes la sensación de estar siendo atacados por pensar diferente. Para ellos, asistir a estos mítines es una forma de escapar del estigma que sienten en los grandes centros urbanos progresistas y expresar su desacuerdo con la narrativa predominante. Aquí, se sienten libres de apoyar a Trump sin ser juzgados, y ven en él una figura que desafía a las élites y al statu quo.Admiran a Trump, a Musk y a Vivek Ramaswamy , otro multimillonario emprendedor, hijo de inmigrantes indios, que fue candidato en las primarias y habló en el mitin antes que Trump. «Comparar a Trump con Hitler no solo es una locura. Es irresponsable. Ya basta de que nos tomen por tontos», les dijo. «Ocultan sus fracasos tras tanta exageración».No a la divisiónEntre la multitud, Ahil Palanichamy , estudiante de Informática de 18 años, asentía. «Los demócratas nos quieren dividir en grupos: mujeres y hombres, jóvenes y mayores. Cuanto más divididos estemos, mejor para ellos, pero tenemos que estar unidos y centrarnos en lo que más importa, que es la economía, y en eso el presidente Trump es el mejor».Cuando Ramaswamy se bajó del escenario y Trump se preparaba para hablar entre aplausos extáticos, sonaban algunas de las canciones favoritas de Trump: el «Ave María» de Schubert, el tema central de la película Rocky y, como no, «It\'s a man\'s world», «Es un mundo de hombres», de James Brown .Ya en el escenario, Trump volvió a sus grandes éxitos , se centró en la inmigración, llamó a la prensa «enemigo del pueblo», dijo que EE.UU. se ha convertido «en el basurero del mundo», propuso pena de muerte automática a inmigrantes condenados por matar a ciudadanos estadounidenses. Todo, hasta lo imposible, fue recibido con vítores alegres. La energía del mitin dejó claro que, para estos jóvenes, lo que está en juego no es solo una elección, sino el futuro de un país que ellos creen que solo Trump puede salvar.

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