Opinión del Lector

Redes Sociales y Formación de Lectoras/es desde el Análisis del Discurso

El artículo Redes Sociales y Formación de Lectoras/es desde el Análisis del Discurso publicado en la revista pedagógica Pensar la Educación, refiere trabajar en las aulas, de forma transversal, la lectura comprensiva y crítica de los distintos discursos sociales. En la actualidad, la provincia de Corrientes no lidera los rankings en comprensión lectora o resolución de problemas, por lo que se vuelve indispensable y estratégico que se planifiquen proyectos, programas y medidas políticas que promuevan la capacidad de leer entre líneas en los estudiantes.

Cuando hablamos de redes sociales la mayoría de nosotros solo trae a la mente la imagen del Instagram, del Facebook, del telegram, entre otras. Pero también hay redes sociales más comunitarias, más presenciales como las que tejemos en la escuela, en un equipo de vóley, en una iglesia, en el mismo barrio cuando nos proponemos con la vecindad cuidar los árboles de la plaza, regarlos, o reciclar los plásticos y cartones en vez de tirarlos como basura.



Sin embargo, actualmente, estas actividades de cooperación muchas veces son dejadas de lado por el tiempo recurrente en la virtualidad, ámbito en el que según distintas investigaciones, las y los usuarios pasan más de cinco horas diarias. Hoy, las redes sociales virtuales se incrustaron en nuestro día a día, en cada minuto, en cada segundo, con cada clic. En este sentido, vale indicar la rapidez con la que se vuelve viral una noticia.



Pero el problema no es ese, el problema es que hay usos inconscientes, no reflexivos, usos “líquidos” que tienen como consecuencia la desinformación, la reproducción de noticias falsas, el Grooming, el ciberbullying o la infodemia. Esto último es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sobreabundancia de información en línea o en otros formatos que incluye los intentos deliberados por difundir información. En otras palabras, por el Facebook, por los grupos de Whatsapp, por Instagram, entre otros, y todo a través de un celular que está conectado a la gran red de redes. En este sentido, vale recordar que no es casual escuchar a las y los estudiantes incluso a docentes mencionar o mostrar por ejemplo noticias de hechos ocurridos en otras provincias o países, que no guardan ningún tipo de factor noticioso (proximidad, novedad, muerte, fama, etc.) para nosotros.



En esta misma línea, el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman describe concretamente a nuestro tiempo actual. Lo hace desde algunas categorías como modernidad líquida, donde todo fluye, donde la rapidez está a la orden del día, donde todo puede volverse viral a tan solo un clic. Esto, está relacionado íntimamente a la infodemia, es decir al bombardeo constante de información, lo que conlleva a que la mayoría de la ciudadanía no logre procesar de forma adecuada lo que ve, escucha y/o lee de forma constante, ya que está aturdida con tanta información que fluye no solamente por la tradicional TV, sino más todavía por el Facebook, por el grupo de whatsapp, entre otros.



Cabe decir que desde el 2001 autores como Burbules y Callister se han dedicado a estudiar la importancia de la credibilidad y confiabilidad de la información, al igual que los juicios para analizarla. Esto, se debe trasladar a nuestras aulas en trabajos que tengan que ver con leer de manera profunda los textos o informaciones encontrados en internet por parte de nuestras/os sujetos. Sin embargo, Mariana Maggio (2012: 71) sostiene que cuando la consigna no propone un trabajo complejo, lo hallado queda planchado en una presentación final. Esto quiere decir que las aulas, en vez de convertirse en espacios y oportunidades para aprender a dudar, a clasificar, a criticar lo que está en internet, se convierten en meros momentos de repetición memorística, sin comprensión ni crítica. Aquella autora (75), desde “la enseñanza poderosa”, plantea la necesidad de que las y los docentes “abordemos los textos no solo desde lo que dicen sino también desde lo que no dicen, lo que niegan, lo que ocultan, lo que banalizan, lo que recortan y, por supuesto, lo que imponen (…)”. Ante esto, ¿Nos preguntamos como docentes cotidianamente o al menos cuando estamos revisando nuestro proyecto áulico antes de iniciar las clases, por qué este texto, quién es su autora/or, cuál es su perspectiva ideológica, epistemológica y metodológica? O ¿solamente adherimos a un texto o autoría porque es lo que más tenemos a nuestro alcance? O ¿porque está de moda?



Por ello, desde las aulas, las y los profesores debemos ser conscientes y ejercer y fomentar una verdadera ciudadanía digital de manera responsable, que tiene que ver no con la idea limitada de publicar videos, contestar preguntas cerradas en línea, jugar juegos en red, leer un PDF y responder cuestionarios, o que nuestras/os sujetos comenten en un foro o padlet sobre un tema aisladamente con la falsa creencia de que “es aprendizaje colaborativo” en la web. La tecnología, lo explica Maggio, M. (2012: 77) no es “una palanca milagrosa”, ya que es el propio profesional de la educación, y la cultura y política que lo enmarca, el responsable de que las TIC y los entornos virtuales sean realmente poderosos, significativos.



Es por ello, que debemos trabajar, y sobre todos quienes tienen poder político en distintos estamentos (equipos de gestión institucional de las escuelas e institutos, ministros, funcionarios gubernamentales, etc.) en estrategias de lectura crítica, intertextual, criteriosa, valorativa. Más precisamente, una ciudadanía digital verdadera se logra cuando:



 Enseñamos no solamente a leer los titulares de los links o de las “noticias” que nos envían por las distintas redes, sino también (y como necesidad) a leer la noticia completa ya que los titulares por lo general son utilizados para llamar la atención de la persona que lee, utilizando palabras rimbombantes que tal vez no reflejen en nada el hecho comunicado en sí.



 Lo precedente, nos lleva a indicar también a la necesidad de enseñar que, sin antes leer de forma consciente y completa una noticia, no debemos reenviar a otras personas o grupos, por más que la nota o titular nos simpatice o esté en línea con lo que pensamos.



 Asimismo, debemos enseñar a verificar desde qué fuente proviene la información. Esto es ejercitar, por un lado, el reconocimiento de qué voz o voces forman parte del entramado textual. Por otro, si la fuente es reconocida, es decir, una universidad, una ONG, una empresa periodística, etc. Pero ojo, con esto último debemos comprender que la objetividad total de las empresas periodísticas no existe, que cada medio de comunicación masiva aunque se autoproclame “independiente” es siempre dependiente de un ideal político, partidario, económico o religioso, entre otros condicionantes. En otras palabras, los mass media no presentan la realidad, sino que la re-presentan (Buckingham, D. 2005: 100). Esto quiere decir que, al igual que cualquier editorial enciclopédica, no se muestra todo el objeto o realidad, sino solamente una parte de ella, y de forma intencional.

 Otra estrategia de lectura que debemos ejercitar junto a nuestras/os estudiantes en las redes sociales en particular y en la web en general, es la contrastación de fuentes que hablan sobre un mismo hecho. Esto es, leer en al menos tres diarios o portales distintos una misma información científica o hecho social. Ya que de esta forma tendremos más información y desde distintas perspectivas, porque si bien las empresas periodísticas dicen “reflejar la realidad tal cual es” y los libros o fuentes de la web se muestran como “omnipresentes” en cuanto al saber, lo real es que aquéllos seleccionan qué hechos convertir en noticia y éstos qué datos comunicar como saber sagrado, aunque al mismo tiempo deciden qué mostrar y qué no. Esto último, es importante ponerlo en circulación no solamente en nuestras clases, sino en todas nuestras relaciones sociales que mantenemos con amigas/os, familiares, vecinas/os, etc.



Al respecto, David Buckingham (2005: 22-23), académico inglés especializado en medios y comunicaciones, explica que:



Los medios son sin duda el principal recurso contemporáneo de expresión y comunicación culturales: quien pretenda participar activamente en la vida pública necesariamente tendrá que utilizar los medios modernos de comunicación social. (...) .



Claro está que en su expresión “utilizar” no quiere dar cuenta de un modo de utilización técnico o neutro de los medios, sino más bien alfabetizado, crítico. Esto, es fundamental ya que como explica el autor inglés, “los medios han conseguido impregnar profundamente las texturas y rutinas de nuestra vida cotidiana, y nos proporcionan muchos de los ‘recursos simbólicos’ que utilizamos para digerir e interpretar nuestras relaciones y para definir nuestras identidades”.



Por ello, es deber de las políticas educativas jurisdiccionales, de los equipos de gestión de las instituciones de todos los niveles educativos (inicial, primaria, secundaria y sobre todo superior donde egresarán las y los futuros docentes) y de las y los profesores en sus aulas, planificar y actuar en pos de una ciudadanía crítica frente a los distintos discursos que circulan en la sociedad.



Bibliografía:

 Buckingham, D. (2005). Educación en medios. Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea. Capítulo1 (pp. 19-24). Barcelona: Paidós.

 Maggio M. (2012). Enriquecer la enseñanza: Los ambientes con alta disposición tecnológica como oportunidad. Buenos. Aires: Paidós.

 Zygmunt Bauman. (2004). Modernidad Líquida. Fondo De Cultura Económica.



Autor: Facundo Feü.|

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