Esta semana el país entero se enteró, por diarios chubutenses, de que al Sr. Joseph Lewis, el inglés usurpador del Lago Escondido y otros territorios no declarados, ahora además se le otorgaron en concesión dos enormes proyectos hidroeléctricos: "Los Alerces" y "Bagillt". La generosa firmante de esa concesión habría sido la Sra. Flavia Royón, funcionaria de confianza del ministro y candidato presidencial Sergio Massa.
Aunque parezca mentira, o cargada, todos los informes recabados por esta columna indican que, de confirmarse, una vez más funcionarios de segunda línea interpretan, y cumplen, órdenes infames, cual cipayos coloniales obedientes y de traición a sangre.
Lo cierto es que por disposición de esta señora –que acaso ignore que el lago Bagillt, a mil metros sobre el nivel del mar, es por lejos uno de los lugares más impactantemente bellos de la ya hermosa Patagonia y está a ínfima distancia de la frontera con Chile– nuevamente y como cuento de nunca acabar, la República Argentina es mutilada territorialmente.
Ambas generosísimas, sí que infames concesiones chubutenses, quedarán, desde ahora, bajo propiedad del Inglés Volador, quien ya es dueño de dos aeropuertos indebidamente declarados en la Patagonia, sobre el paralelo 41 y a ambos lados de todo el ancho territorial de la Argentina: uno cordillerano y también pegado a la frontera con Chile y el otro sobre el Atlántico, a hora y media de vuelo de las Islas Malvinas.
El primero de esos proyectos, llamado "Los Alerces", está dentro del Parque Nacional del mismo nombre y tiene una extensión de 263.000 kilómetros cuadrados, un territorio tan grande como la hermana República de Ecuador, una vez y media Uruguay, dos veces Grecia o Nicaragua, más que Cuba o Guatemala y casi tres veces Corea.
Hay allí 9 lagos, de extraordinaria belleza y potencial turístico incomparable, que se llaman Futalaufquen, Menéndez, Rivadavia, Krüger, Verde, Cisne, Stange, Chico y Amutui Quimei.
"Los Alerces" es al mismo tiempo Parque Nacional, Reserva Nacional y Reserva Natural Estricta de la Nación Argentina. Lo que significa que además de la irregularidad de la posesión, en esas áreas está absolutamente prohibida toda actividad comercial y turística.
Sorprende especialmente, por eso mismo, que el gobierno nacional, o al menos la funcionaria Royón y el Sr Massa, lo ignoren. O estén distraídos, que para el caso da lo mismo. Y ni se diga del gobernador de la inmensa Provincia de Chubut, donde el Sr. Mariano Ezequiel Arcioni es abogado y escribano y presumiblemente ha de saber de propiedades y bienes raíces.
No sea el caso de que se repita un escándalo, como cuando en 2022 la gobernadora de la vecina provincia de Río Negro, Arabela Carreras, concedió con mano blanda y exageradamente generosa nada menos que 625.000 hectáreas para la aventura empresarial de la empresa australiana (por ende británica) Fortescue.
De quienes un año y pico después sólo se sabe que habrían abandonado aquel supuesto "emprendimiento" pero en cambio nada se sabe –lo que es muchísimo más grave– del destino de tantas hectáreas como tienen países como Trinidad y Tobago en el Caribe, en Medio Oriente toda Palestina y, juntos, Luxemburgo, Andorra, Barein, Tonga y Singapur.
Es presumible y natural que al tanto de todo esto ha de estar el ministro de economía y candidato presidencial Sr. Massa. Por lo que sería importante sugerirle que ordene el alineamiento de su gente de confianza para explicar lo que hasta ahora parece inexplicable. Y sobre todo –de confirmarse la venta de energía argentina a Chile y a bajo costo– cabría sugerirle que empiece por disponer el inmediato resguardo de los dos lagos ya protegidos al menos en teoría: el "Los Alerces" y el "Bagillt".
Según se comenta en círculos especializados, hay obvio peligro de que los proyectos del Sr. Lewis –luego de una semanita en prisión en los Estados Unidos– puedan ser incluso exageradamente generosos para con el pueblo chileno, si no se detiene su inminente venta de energía argentina a bajo precio. Posibilidad que la impecable periodista Débora Mabaires, popularísima en Tuiter por su ironía y agudeza, ha sugerido para el caso de que, con energía generada en Argentina y en Parques protegidos por Argentina, un multimillonario británico venda a otro país energía que produce la Argentina y sin pagar un centavo ni de impuestos. Esto también debería ser un escándalo y sobre todo a dos semanas de las elecciones pre-presidenciales llamadas PASO, pero ya se sabe que
en ciertas materias este país queda en el Mundo del Revés, donde es tan fácil engañar a millones.
Lo importante es que no suceda lo que sucedió en 1989, cuando las opciones alternativistas mejor intencionadas acabaron siendo las vías directas hacia el desastre político que condujo a la pérdida de la Soberanía Nacional más sensible. Bien haría el pueblo en recordar con severa autocrítica aquella pustulenta frase que recorrió el país antes de esos malditos comicios: “Hay que votar a Menem para que no gane Angeloz y evitar así que con su lápiz rojo nos privatice todo.”
Hoy no se percibe ninguna diferencia sustancial con el atemorizante apotegma que circula en estos días, cada vez más prepotente y falso de toda falsedad: “Hay que votar a Massa para que no gane la derecha.”
Si el riojano fue letal para la Patria y las consecuencias se agravaron con el tiempo –nuestro presente es incontestable al respecto–, nada garantiza que hoy, empeorado todo en la Argentina y con una Constitución Nacional confusa de la que emana la creciente autonomía de algunos caudillos provinciales, y donde todo pacto federal es frágil y peligroso sobre todo cuando gobiernos como el del FdeT dejan hacer una trastada tras otra, los resultados ahora podrían ser –y sin duda serán– catastróficos. Ojo entonces con lo que se vote, porque puede estallar esta República y acaso, muy posiblemente, sin retorno. Y más si no son precisamente patriotas algunos candidatos que pueblan las boletas electorales.