Opinión del Lector

Relajación Activa, no la que adormece sino la que despierta una atención calma

"La memoria de la tonicidad perdida vuelve a la confianza, a la calma. La pregunta continúa: ¿Puedo hacer 'esto' con el menor esfuerzo posible, con el tono adecuado a la acción?", nos dice Susana Kesselman, eutonista, psicodramatista y psicóloga social.



Los y las eutonistas practicamos las enseñanzas de la profesora Gerda Alexander que propone como premisa la flexibilidad del tono corporal en un método que ya nombre varias veces: la Eutonia. Ésta se consigue a través del trabajo corporal que nos propone el método.



Son acciones sencillas que nos requieren un alerta muscular, como lo son las de levantar un vaso o un una fuente llena de vasos. Del mismo modo se puede aplicar a la acción de levantar un bebé dormido o uno despierto. En este caso el peso es el mismo pero lo que varía es el tono del bebé que estando despierto pesa menos que dormido.



A veces lo notamos con el estado de ánimo: la persona deprimida suele tener bajo tono y deberá acarrear un peso pesado. La alegria aligera el tono pero suele precisar más atención para cruzar la calle o para bajar escaleras.



Busco ejemplos de la vida cotidiana para contar que hay una tonicidad baja, es la que a veces se considera relajada, un ideal para la vida y una tonicidad flexible que pasa por el cuerpo y no tanto por la cabeza: "Ahora debería ..."



Es el cuerpo que luego de una práctica puede adaptar su tono a la acción. Yo hago este trabajo también a partir de algunas lecturas o proponiendo escritos de lo que denomino Novela Corporal.



La Eutonia permite está práctica cuando sus consignas apuntan a la realización de acciones "con el menor esfuerzo posible", expresión clave para adaptar de modo suave el tono, el esfuerzo a la acción.


La atención que deberíamos prestar a los esfuerzos, al exceso de tono con el que realizamos cualquier acción la considero "calma" porque luego de una práctica de variantes tónicas, la persona genera en su cuerpo una forma de vida que la salvará de esfuerzos inútiles que tienden a agitarla.


Todo está que propongo es una práctica que a través de cualquier movimiento responde a una pregunta que ya se hace de modo natural en la persona: ¿Podré hacer esta acción de modo menos esforzado? ¿Con una atención más calma?



Calma en el sentido que se conoce, que se sabe a si misma y no precisa tener sus alertas encendidas ante cada acción. Las personas que han padecido una enfermedad y tuvieron que guardar reposo o están sometidas a situaciones de estrés podrían haber perdido la práctica tan valiosa de adaptar la tonicidad a la acción, pero esa práctica vuelve al cuerpo cuando en la vertical de su cuerpo, los pies reanudan el diálogo con el suelo y recuperan la confianza en el cuerpo en ese diálogo.



La memoria de la tonicidad perdida vuelve a la confianza, a la calma. La pregunta continúa: ¿Puedo hacer "esto" con el menor esfuerzo posible, con el tono adecuado a la acción?

Autor: Susana Keselman|

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