Opinión del Lector

Resignificar la amistad, con diálogo y escucha

En ningún lugar se siente el peso la soledad como en las grandes ciudades. Somos incapaces de estar solos y eso nos cuesta. Es por ello que estamos cada vez más conectados, pero, a la vez, más aislados. Y esta paradoja se da en una época vertiginosa marcada hoy por un mundo moderno.



Y las pocas conversaciones que tenemos, no las mantenemos en nuestro lenguaje, que se empobrece y está en camino de reducirse. Mandamos emojis y stickers, o cualquier imagen que nos permitan las redes sociales del celular. No solo estamos acostumbrándonos a vivir alejados, sino que también por señas.

Sin embargo, siempre hay tiempo para corregir y rectificar costumbres que, con el tiempo, pasan a ser hábitos sociales que no nos mejoran y nos condicionan. Debemos encontrar una motivación para comunicarnos con más tiempo y de calidad, no a las apuradas. Porque al escuchar al otro, lo vamos comprendiendo; y es en esos momentos de escucha donde surgen la empatía y las coincidencias, y entonces, aparece el gran remedio de la soledad: la amistad.

Y nadie se engañe, la amistad es una de las cosas más importantes de la vida. Con un amigo y con el amigo podemos concientizar y acompañarnos, dejamos de estar solos. Ya lo decía Saint Exùpery en El Principito: la amistad es crear lazos. Crear vínculos nos produce alegría, aumenta nuestra fe y nuestra esperanza, y nos da fuerza para practicar la caridad. Y así el mundo será, sin dudas, un poquito mejor.

Pero para eso, volviendo al principio, debemos aprender a conversar. Y el secreto de la conversación o lo que es lo mismo con – versar, es decir, hablar con el otro, es saber escuchar. Se trata de vaciarse un poco uno para poder atender al otro, y ahí se produce el milagro de la amistad.

Aprender a escuchar nos permitirá saber qué decir para que el otro encuentre alivio, consuelo o alegría en nuestras palabras. La amistad en una pareja es la forma suprema, pero hay otras formas menores que son fundamentales y necesarias. Todas exigen ser leales al amigo. Sin lealtad no hay amistad.

Entonces, decimos que los vínculos humanos son imprescindibles para todos y tanto construirlos como sostenerlos, no es una tarea sencilla, por eso hay que cuidarlos, practicar una escucha activa, entender que la lealtad es una cualidad imprescindible y en la proximidad de esta conmemoración de este vínculo de amistad, vale la pena resignificarlo.

El que es amable hace grandes amigos porque su forma de ser lo hace digno de ser amado y querido. Seamos entonces amables para merecer tener amigos, y tener amigos nos hará más felices y merecedores de mejores momentos. Esos que hay que crear, que fomentar y a veces esforzarse, pero que, como recompensa, vuelven vivencias gratas, momentos que nos dejan plenos y enriquecidos. Celebremos la amistad mediante la escucha y la conversación, no solo por honrarla, sino también por lo necesario que se hace este vínculo para tener grandes momentos, esos que todos necesitamos vivenciar.

María del Pilar Ordoñez es coordinadora del Centro para el Estudio de las Relaciones Interpersonales de la Universidad Austral.

Autor: María del Pilar Ordoñez|

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