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Risas, afrentas y ajuste de cuentas en el encuentro de todos los presidentes

Han tenido que pasar diez años, tres campañas electorales y dos victorias de Donald Trump para que este finalmente sea recibido en el exclusivo club de expresidentes de Estados Unidos. No del todo, pues persisten miradas de desconfianza y gestos de cautela. Sin embargo, este jueves, durante el funeral de Estado de Jimmy Carter, Trump compartió bromas y risas con su predecesor inmediato, Barack Obama, en una escena de concordia y aparente sintonía que habría sido inimaginable hasta este 2025, el año en que Trump se prepara para regresar al poder.El centro del homenaje fue, como era lógico, el expresidente Carter, con abundantes alabanzas en su honor. Pero las miradas estaban puestas en el protagonista de una de las mayores remontadas políticas en la historia del país. Hace apenas cuatro años, Trump era un paria tras el ataque al Capitolio. Este jueves, sin embargo, acaparó la atención de la nación.Hasta en los elogios fúnebres se deslizaron veladas indirectas hacia Trump. Biden, de pie frente al ataúd, pronunció con solemnidad: «Tenemos la obligación de enfrentarnos a lo que mi padre solía decir que es el mayor pecado de todos: el abuso de poder». La sala permaneció en silencio, las miradas serias clavadas en el féretro. Trump, incómodo, se movió ligeramente en su asiento, rompiendo el aire tenso del momento.Noticia Relacionada estandar Si «Le debemos gratitud»: Trump y los demás presidentes de EE.UU. despiden a Carter David Alandete | Corresponsal en Washington El funeral del expresidente será en Washington, habrá luto oficial en la jura del 20 de eneroEl funeral, que distrajo brevemente al país de los devastadores incendios en Los Ángeles, mostró un momento insólito: Trump y Obama, viejos rivales, riéndose juntos en uno de los bancos de la Catedral Nacional. Frente a ellos, la vicepresidenta Kamala Harris, ahora candidata derrotada, les lanzó una mirada reprobatoria mientras permanecía sentada junto a su esposo. En el mismo banco de Trump, a la derecha, estaban Bill y Hillary Clinton, esta última con semblante serio, siempre presente su derrota ante Trump en 2016. A su lado se encontraban George y Laura Bush, ambos discretos observadores de la escena. A la izquierda de Trump estaba Melania, su esposa, la única miembro de este selecto círculo nacida fuera de Estados Unidos (es eslovena), quien, como de costumbre, parecía moverse con desgana entre los rigores del protocolo político más tradicional.Mike PenceTrump extendió la mano a todos, hasta a quien fue su primer vicepresidente, Mike Pence, con el que no se habla después de que la multitud a la que convocó ante la Casa Blanca el 6 de enero de 2021 rodeara el Capitolio después para intentar lincharlo por certificar el resultado de las elecciones del año anterior, como requería el protocolo. Fue notable la actitud de Karen Pence, esposa del ex vicepresidente Mike Pence, quien, pese a ser conocida por su carácter afable y su profunda devoción religiosa, no se levantó del banco al ver a Donald Trump. Su gesto dejó claro el resentimiento que aún alberga, reflejo de lo que considera una traición imperdonable del expresidente.Biden dio el elogio de Carter porque fue elegido por la familia de Carter debido a la larga amistad que los unía. Biden, quien inició su carrera en el Senado en 1973, fue uno de los primeros demócratas en el Capitolio en respaldar la candidatura presidencial de Carter, entonces gobernador de Georgia. Su discurso evocó tanto los logros políticos como la integridad personal de Carter, subrayando el legado de un hombre que, para el presidente saliente, marcó una era en la historia de Estados Unidos.Biden marcó un cambio notable en el trato hacia Trump tras su sorprendente victoria el pasado 5 de noviembre. En un gesto inesperado, recibió a Trump en la Casa Blanca, mostrando una actitud afable y cordial, rompiendo con las tensiones que habían definido su relación. (Al salir de la Casa Blanca la primera vez, Trump no se molestó en invitar a nadie, y se fue como quien dice sin cerrar la puerta).Michelle se ausentaMichelle Obama, que debería haberse sentado justo al lado de Donald Trump, se ausentó del funeral. Según su portavoz, está en Hawai por un compromiso personal. Aún se recuerdan sus gestos de enfado y hasta desagrado durante la investidura de Trump en 2017. Su marido, por su parte, parece haber seguido el ejemplo de Biden. Durante años, no escatimó advertencias sobre los riesgos que representaba una presidencia de Trump para la democracia estadounidense. En 2011, durante la célebre Cena de Corresponsales de la Casa Blanca, lanzó bromas mordaces hacia Trump, entonces promotor de la teoría conspirativa de que había nacido en Kenia. Entre risas de la audiencia, Obama declaró: «Donald céntrate en lo que realmente importa, investigar si fingimos la llegada a la Luna». Después mostró cómo quedaría la Casa Blanca si la llegara a ocupar Trump: columnas doradas, luces de neón y un jacuzzi. Aquel momento marcó un punto de tensión que pareció irreconciliable durante la década siguiente. Sin embargo, tras la reciente derrota de Harris, a quien Obama asesoró y apoyó activamente en su campaña, el expresidente ha cambiado su postura en público. Y es que al final, no habrá una sola presidencia de Trump, sino dos, la número 45 y la número 47. Su regreso al poder redefine así la política estadounidense.Tras numerosos homenajes en Washington, incluido un velatorio solemne en el Capitolio, Carter será enterrado en su querido estado de Georgia, donde vivió la mayor parte de su vida. Curiosamente, mantuvo una relación cordial con todos los presidentes que lo sucedieron, incluido Trump, con quien tuvo contacto breve pero respetuoso.Antes de morir, Carter expresó su último deseo: ver a una mujer ocupar la presidencia de Estados Unidos. Con ese propósito, votó por Kamala Harris y apoyó su candidatura de manera simbólica, haciendo campaña dentro de sus posibilidades. Sin embargo, ese anhelo quedó incumplido.

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