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Rosario Sin Secretos: ¡feliz cumpleaños, Vicente Medina Tomás!

El poeta en el estudio del desaparecido Castillo. En segundo plano, el modelo en miniatura de Ansias de Luz, de Erminio Blotta.


“Ya no vive nadie en ella, y a la orilla del camino, silenciosa, está la casa… Se diría que sus puertas ¡se cerraron para siempre! Se cerraron para siempre sus ventanas”, menos para los lectores de Rosario Sin Secretos, gracias a Conclusión.

Cuando el genial poeta murciano Vicente Medina Tomás -que Rosario tuvo el privilegio de tener entre sus habitantes- lo escribió, seguramente el espléndido castillo en Hume, o Estación El Gaucho, que levantó por amor a su compañera y forma parte de nuestra desaparecida historia, aún estaba en pie.

Él mismo se encarga de contárnoslo en su libro “La Compañera”: «Y fue entonces, por el año 1911, cuando en Rosario de Santa Fe (República Argentina), y en la estación Hume, del Ferrocarril Central Córdoba, clavé cuatro palos en un terreno donde sólo había malezas, y comencé a formar nuestra quinta. Puse en mi quinta muchos árboles, cosa rara en este país, y en poco tiempo hice un vergel simpático, con mucho de natural y de rústico. En la quinta, en este huerto de mi mujer, había naranjos, palmeras, barracas y huertanos; en una palabra: nuestra huerta murciana la habíamos trasplantado a este rincón de Hume».


 

El amor, todo lo puede hacer aparecer. El desamor, la desidia, la supina ignorancia, la falta de compromiso ciudadano, todo lo hace desaparecer.

Así fue que desaparecieron, fruto de la rapiña y el descontrol, cada uno de los ladrillos levantados en “La Quinta de Medina”, por el poeta enamorado, en las diez hectáreas conocidas como Monte Caballero, cuando pasó a ser propiedad de Ricardo Caballero. El vicegobernador, diputado nacional y senador de nuestra provincia de la Santa Fe de la Vera Cruz, médico, había intervenido para lograr la libertad del poeta encarcelado durante cuatro años cuando fue a condenado a prisión y se le embargaron sus bienes a raíz del conflicto mantenido con la ferretería Remonda Monserrat, de la que era administrador Medina.

Visionario, casi, cuando escribió su canción con Jorge Molina Cano, seguramente existía hasta “El baño de la Reina Mora”, levantado en la fastuosa mansión de tres pisos, réplica de su castillo moro, en Ovidio Lagos y Circunvalación, y que solía reunir a lo más granado de la sociedad rosarina.

Imperdonable patrimonicidio que quedó impune. ¡Sabrá Dios dónde fue a parar la invaluable biblioteca del poeta y del médico que atendía gratis en la zona sur! Las paredes, muebles, vitrales, el estanque con peces de colores, mayólicas, cristales, imponentes arañas, no dejan de ser cosas… Duele su pérdida, sin dudas. Pero, vamos a recuperar, al menos, su memoria.

Alrededor de una veintena de libros de poesía y cuatro dramas teatrales surgieron de su pluma. ¡Adoraríamos hallar algunas hojas, al menos, de su obra inédita! Tanto en España como América, muchos periódicos publicaron sus artículos. ¡Hasta Unamuno escribió sobre Medina!

Quiso la Providencia que hoy se reinaugure la Fuente de los Españoles, erigida por suscripción popular en 1925 e inaugurada cuatro años después. Seguramente, Vicente Medina Tomás, como destacado miembro de la colectividad española, mucho ha tenido que ver.


 

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